Un centro comercial y cultural a cielo abierto

Un centro comercial y cultural a cielo abierto
Hace 30 años, la calle Güemes era una arteria más del barrio Los Troncos que contaba con apenas un puñado de negocios -que todavía siguen- como panadería (hoy reconvertida al rubro gastronómico), perfumería y alguna que otra cafetería.
Hoy, entre Gascón y Peña, concentra un sinnúmero de comercios que nuclean a todo tipo de rubro, desde textil hasta agencias de viajes, sin olvidar a las tradicionales confiterías con sus mesas al aire libre.

Bancos, boutiques, locales de afamadas marcas, casa de ropa deportiva, farmacias, heladerías, bancos y venta de elementos decorativos -tanto para la casa como para el cuerpo- son algunas de las posibilidades comerciales que se extienden más allá de la propia Güemes, a través de sus paralelas como Olavarría -especialmente- y las adyacentes desde Gascón hasta Roca.

Precisamente, en la manzana comprendida por San Lorenzo, Güemes, Roca y Alvear está emplazada la Plaza del Agua, sobre cuyo escenario externo Violeta Parra se suceden diversos espectáculos músicas y teatrales con entrada libre y gratuita o, en su defecto, a la gorra que generalmente son organizadas por la secretaria de Cultura local. Asimismo, la nave suele albergar distintos eventos, como muestras culturales o ferias regionales.

Los días nublados o frescos o demasiados ventosos como para ir a la playa, Güemes se convierte en uno de los paseos obligados para quienes pueden y quieren despuntar el vicio del consumo en cualquiera de sus formas.

Además, a esta altura del verano, la mayoría de los negocios -de todos los rubros- ya ostentan los carteles de rebajas con descuentos que van del 30 al 50 por ciento, a lo que se les suman las promociones en cuotas con diversas tarjetas de crédito. Un imán para los compradores.

Otro imán suelen ser las promotoras que regalan desde galletitas recién salidas al mercado hasta ofrecen cambiar los puntos conseguido gracias a los consumos con tarjetas de crédito por distintos objetos que logran congregar a largas filas de personas que esperan su turno para retirar su premio.

A las heladerías, joyerías, surf shops, pancherías, casas de decoración de interiores, consultorios médicos se les suman las cafeterías, muchas de las cuales cuentan con sus habitués. Así, los productores teatrales Javier Faroni y Carlos Rottemberg suelen ocupar alguna de las mesas de la confitería ubicada frente al teatro Güemes.

A los salones de interior, en ésta época del año todos los locales gastronómicos les suman mobiliario externo con sombrillas incluidas.

Claro que, durante gran parte de la jornada y especialmente a la noche, las bocinas de los autos y el sonido de los caños de escape suelen conformar la banda de sonido de la zona, debido al incesante tránsito vehicular que se genera en la zona.

Eso sucede a pesar de que las veredas suelen quedar chicas ante el flujo peatonal que se adueña de las calles. Un hormiguero humano y vehicular, que queda al descubierto los días no playeros.

Hace unos meses, el municipio inauguró en el lugar un plan denominado "calles para la gente", destinando cuatro manzanas a una prueba piloto que consiste en darle más espacio al peatón, agrandando ciertas ochavas con lugares libres y hasta bancos para sentarse.

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