El centenario de plaza San Martín, con una estatua que se viene abajo

En abril pasado se cumplió el primer centenario desde la designación de la plaza San Martín como tal, luego de llamarse durante una década “Primera Junta”. El aniversario pasó prácticamente inadvertido para casi todos los platenses, pero no para quienes observan con preocupación el deterioro del conjunto monumental que se levanta en el corazón del paseo
Oxidada, pintarrajeada, carcomida por el escaso mantenimiento y desvirtuada por el vandalismo, la estatua ecuestre que rinde tributo al Padre de la Patria, que en pocos meses alcanzará sus propios cien años, atraviesa uno de sus momentos más difíciles.

Con placas metálicas onduladas por el rigor de los años, perfiles corroídos, fisuras en las patas del caballo, remaches vencidos, filtraciones y grietas en el pedestal de concreto, San Martín luce actualmente ajado y opaco.

“Presentamos varios informes con basamento científico –que advierten acerca de problemas serios-, hemos formulado pedidos por nota y verbales vinculados con el monumento, pero en definitiva pertenece al municipio y es éste el que tiene que dar el primer paso para revertir el estado de abandono total en el que se encuentra” considera Juan Rocco, vicepresidente de la Asociación Cultural Sanmartiniana, tradicional entidad platense que difunde y preserva el legado del prócer con actividades culturales, documentales y evocativas.

“Creemos que comparada con otras intervenciones urbanas, la restauración del monumento para su centenario no implicaría un gasto desmedido” explica el dirigente: “incluso hay acciones que no requieren demasiado despliegue, por ejemplo la detección y eventual recambio de los ‘ánodos de sacrificio’, que son piezas ocultas que se usan en este tipo de conjuntos para concentrar toda la corrosión y mantener a salvo la estructura y la apariencia”

Desde la Comuna se asegura que “nuestras cuadrillas están en la calle permanentemente monitoreando el estado del patrimonio y reparando las secuelas de toda clase de ataques”. Julio Lamarque, subsecretario de Espacios Públicos y Mantenimiento Urbano, precisa que “la limpieza de la estatua de San Martín estaba prevista para la semana que pasó, pero no se pudo realizar porque es una tarea que implica el uso de equipos eléctricos, como la hidrolavadora, y el clima no lo permitió”.

VANDALISMO

Los voceros señalaron que periódicamente se inspecciona el estado de los monumentos, y apuntaron al vandalismo como uno de los principales responsables de su deterioro. “Semana de por medio hay que volver a pintar el monumento de plaza Belgrano por los grafitis que le escriben encima” admite Lamarque: “por ese motivo se adoptaron algunas estrategias preventivas, como darle a la Glorieta de plaza San Martín un color ocre que desaliente las inscripciones con aerosol”.

A mediados de 2009, expertos del Laboratorio de Entrenamiento Multidisciplinario para la Investigación Tecnológica (LEMIT, dependiente de la Comisión de Investigaciones Científicas bonaerense) estudiaron la figura ecuestre de San Martín y su basamento. Y concluyeron que “presenta elementos con un estado de corrosión avanzado, observándose la perdida de sección”. También observaron la existencia de “residuos del proceso corrosivo dispersos, y advirtieron que “de una de las patas del caballo”, debido a la oxidación, “se ha desprendido un trozo de la estatua”.

Estas falencias, más el desplazamiento parcial de una de las placas graníticas que recubren el basamento, fueron confirmadas en 2010 por una firma especializada. “La cupertina de chapa de zinc que es basamento del caballo tiene restos de material desprendido debajo y le faltan partes debido a la corrosión” se precisó: “la estructura de madera que soporta la chapa está en mal estado de conservación, y existen remaches deteriorados con grietas por donde penetra el agua de lluvia provocando eflorescencias salitrosas en la piedra del basamento”.

Para los sanmartinianos platenses, “es esencial obtener un presupuesto que permita luego buscar auspicios o financiación por diferentes medios; hay profesionales de la Universidad dispuestos a calcularlo, pero el municipio debería conseguir al menos una grúa o elevador para inspeccionar y no lo hace. Tal como van las cosas, tarde o temprano el monumento se va a desmoronar”. En 2011, el presupuesto tentativo inicial para las obras esbozado por una consultora privada, de 60 mil pesos, fue considerado imposible de afrontar por la Comuna.

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