Cayó 8% el consumo interno de vino entre enero y noviembre del 2016

Cayó 8% el consumo interno de vino entre enero y noviembre del 2016

Las bodegas no ven señales de reactivación en el corto plazo. Sí lograron exportar un 4,7% más de vinos fraccionados, pero a costa de perder rentabilidad

El vino tampoco salió indemne de la caída del poder adquisitivo por la alta inflación. Altos precios generales, sumado al ajuste de los vinos, como consecuencia del fuerte aumento de la materia prima por una cosecha escasa, llevaron a una baja de 8% en el consumo interno de vino, entre enero y noviembre del año pasado, según informó el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV).

Y por el momento en el sector no ven señales de una pronta recuperación. "Cayó el consumo de bebidas en general, de 8% a 10%, porque la gente prescinde de ellas al ajustar sus gastos. La gaseosas cayeron incluso más que el vino. Pero es dura la baja, porque un 8% de retroceso del consumo implica que 2.000 hectáreas de viñedos quedan sin destino, la pérdida equivale a esa cantidad", explicó Sergio Villanueva, gerente de la Unión Vitivinícola (UVA), una de las cámaras del sector vitivinícola argentino.

"Fue un año muy duro a nivel precios; las empresas tuvieron que trasladar costos más altos, 40% de inflación es mucho; la cosecha pasada fue muy baja e hizo subir mucho el costo de la materia prima, la uva. Esto, sumado a la caída del poder adquisitivo en clases bajas y medias se reflejó de lleno en el consumo. Fue un año duro, veníamos de crecer 2% ó 3% por año", comentó Villanueva.

El año pasado, la cosecha fue la más baja en 56 años, por efecto de factores climáticos, lo que impulsó una suba de 100% a 150% en los precios de la uva.

Según los datos del INV, los despachos al mercado interno cayeron 8% hasta noviembre, a 8,66 millones de hectolitros. Por envase, la venta de botellas se redujo un 6,5%, a 4,78 millones de hectolitros (55% del total), mientras que la de vino en tetra-brik retrocedió un 10,4%, a 3,52 millones (40,6% del total), por encima del promedio. En tanto, las damajuanas, que apenas aportan ya el 3,9% del total, bajaron un 4,2%.

"Es fuerte la baja. La negociación con las cadenas de supermercados fue muy dura, porque ellos no resignan márgenes. Hacen descuentos para vender más pero trasladan el costo a las bodegas", agregó.

"Esperamos que este año mejore, pero por ahora no se ven cambios en el consumo que nos hagan prever un crecimiento", aclaró. De hecho, en noviembre, último mes relevado, la caída fue mayor, de 10,3%, según el INV. "También cayó mucho el consumo en restaurantes, rompimos una barrera de precios, de lo que la gente está dispuesta o puede pagar. Y las reemplaza por alguna otra bebida", comentó Villanueva.

En el plano externo, las bodegas lograron cerrar en alza el año, a costa de ceder rentabilidad, al no poder ajustar los precios en otros mercados, para poder mantenerlos.

Entre enero y noviembre, la exportación de vinos fraccionados creció 4,7%, contra igual lapso de 2015, a 1,9 millones de hectolitros, mientras que la venta a granel se derrumbó un 27,2%, según el informe del INV. Si se toma en cuenta sólo noviembre, el alza fue mayor en el primer caso, de 9,1%, y la caída más abultada en el segundo, de 41,1%. "Es preocupante, porque las bodegas lograron ese 4% de alza con muy baja rentabilidad para mantener los precios, ya que en el exterior no se puede ajustar. Fue a fuerza de aguantar pero no sabemos hasta cuándo se puede seguir así, las perspectivas de tipo de cambio no parecen mejorar, no todos van a tener espalda para aguantarlo a futuro", explicó el gerente de la UVA.

"A corto y mediano plazo preocupa además la situación del euro devaluado, que vuelve más competitivos a vinos españoles, franceses, italianos, portugueses y alemanes, frente a los nuestros. Tenemos un tipo de cambio atrasado, con altos costos locales", agregó.

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