Cayeron 20 por ciento las ventas en las carnicerías

Cayeron 20 por ciento las ventas en las carnicerías
La gente consume menos por los altos precios de los cortes vacunos.

Las carnicerías neuquinas tuvieron una caída de al menos 20 por ciento en este último mes, de acuerdo con un relevamiento realizado por LMNeuquén entre comerciantes del sector.

“Las ventas han bajado muchísimo el último mes en todos los cortes. Sábado y domingo repunta un poco con el asado, pero la clientela viene de dos a tres veces por semana y lleva cortes más baratos”, aseguró el empleado de una carnicería ubicada sobre Avenida Argentina, a metros de una clínica privada.

El empleado sostuvo que los cortes preferidos por sus clientes habituales son nalga, cuadril y picada. Los pollos son una opción por precio y calidad, en tanto que la carne de cerdo tiene menos demanda a pesar de que es relativamente más barata.

Dependiendo del punto de expendio, el asado con hueso tiene un valor que va desde los 85 pesos a los 110 pesos.

La gente opta por relegar el gusto por consumir cortes de primera calidad y adaptarse a los vaivenes de la economía.

Para el propietario de la carnicería de la calle Antártida Argentina y Pringles, las ventas en general han disminuido, y sobre todo en cuanto a los cortes de carne de vaca. Los cortes populares son los que sobreviven al bolsillo de los consumidores. “Ha mermado visiblemente. La gente se lleva picada, cuadril y pollo. Traje cerdo para reemplazar a la costilla, pero la venta es relativa; si bien es más económico, cuesta la aceptación del paladar del neuquino promedio”, dijo Fredy, el carnicero.

Los comerciantes coincidieron en que la causa de la baja es la caída del poder adquisitivo de los clientes que empezaron a restringir las compras de este tipo de cortes y en la cantidad que consumen semanalmente.

Costos

Además de la suba en la mercadería, cuyo último aumento según la mayoría fue hace diez días, también señalaron que la electricidad en el verano la estaban pagando, en promedio, unos 1.400 pesos y actualmente se elevó a 1.700.

Una de las estrategias para revertir esta tendencia es la de promocionar los productos a menor precio y reducir los costos. El propietario de una carnicería del Oeste dijo que trató de reducir su margen de ganancia para que le resulte más atractivo al bolsillo del cliente, pero aun así la rotación de gente no fue la esperada. “Con precios bajos pensé que podía llegar a vender de los 60 kilos por día a unos 120 kilos, pero apenas alcancé los 96 kilos, y no rinde”, señaló.

El hombre agregó que cinco años atrás la carne le costaba 8 pesos el kilo y la vendía a 16 pesos. Hoy tuvo que despedir a su asistente y, de los 100 clientes por día que entraban, ahora apenas lo hacen 30.

OPINIÓN

Medidas, distorsión y disparates

Mario Cippitelli

Editor de la sección Ciudad

La inflación y la barrera sanitaria fueron dos factores de fuerte impacto en el paladar de los consumidores neuquinos que generaron una fuerte caída en el consumo de carne.

En Neuquén, los precios siempre fueron –lógicamente– más elevados que en las zonas donde se produce carne de manera masiva.

Pero desde que se instaló la barrera contra la aftosa que prohíbe el ingreso de carne con hueso al sur del río Colorado, los precios de todos los cortes tuvieron una disparada impresionante.

No es lógico –ni siquiera para quienes tienen un alto poder adquisitivo– que en algunas carnicerías de la capital el tradicional asado se tenga que pagar más de 100 pesos el kilo. Esta estampida también causó un efecto similar en otro tipo de cortes que habían quedado desparejos con respecto a la carne con hueso. En alguna oportunidad (y todavía ocurre) el lomo llegó a costar mucho más barato que las costillas. Una distorsión increíble, propia de una economía enrarecida por este tipo de medidas sanitarias.

Y así como el asado arrastró los precios del resto de los cortes, esos mismos cortes lo hicieron con otro tipo de carnes, como el pollo, el cerdo y el pescado.

Los consumidores, por obvias razones, bajaron el consumo de todo lo que es caro. Se refugiaron en otros productos como las harinas, las verduras de estación o –si el consumo de carne es inevitable– en los cortes más baratos y de peor calidad.

¿Hasta cuándo caerá el consumo? Es difícil de responder. Pero hasta que no levanten la barrera las distorsiones y los precios disparatados van a seguir.

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