Castro confía de nuevo en la vieja guardia para blindar al régimen

Castro confía de nuevo en la vieja guardia para blindar al régimen

El séptimo congreso del PC cerró sin la renovación esperada tras la histórica visita de Barack Obama a la isla

Por Daniel Lozano

CARACAS.- Raúl Castro clausuró el VII Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC) sin dar un paso atrás, pero tampoco adelante. El reelegido primer secretario general, con casi el 100% de los votos, decidió blindar la revolución cubana con sus hombres de confianza: la vieja guardia en la que cree ciegamente, la misma con la que combatió en Sierra Maestra hace más de medio siglo.

Gerontocracia e inmovilismo a los que suma una estudiada contraofensiva contra Barack Obama, convertido otra vez en el enemigo de siempre, para frenar así su popularidad luego del viaje de marzo a La Habana.

"Sin precipitación ni improvisaciones que sólo conducirían al fracaso", subrayó el presidente. Ni reformas ni aperturas ni nuevas "fórmulas de privatización" en un congreso que había levantado grandes expectativas, pero en el que casi nada nuevo sucedió y que se desarrolló a espaldas de una sociedad que mira a otros lados para decidir su futuro.

La votación final se realizó en presencia de su hermano Fidel, ausente durante las tres jornadas previas. "Con lealtad meridiana y la fuerza unida", subrayó el líder histórico, que acudió a la clausura del cónclave en lo que parece una despedida, a tenor de una frase lapidaria: "A todos llegará nuestro turno".

Junto a los dos hermanos, estaba el ortodoxo José Ramón Machado Ventura, la sorpresa que tenía guardada Raúl bajo su guayabera. Su reelección como segundo secretario del PCC desmiente las tesis manejadas en los mentideros políticos y diplomáticos de La Habana, que daban por segura la incorporación de un político más joven en busca de la renovación.

Entre los dos suman casi 170 años, pese a que Raúl apostó a una renovación "paulatina" de las estructuras del partido, que pondría límites de 60 años para el Comité Central y 70 para el Buró Político. Ambos llegarían con 90 años al siguiente congreso.

El Buró Político, órgano principal del Comité Central, estará encabezado por el primer vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros, Miguel Díaz-Canel (que hoy cumple 56 años), y por varios miembros de la vieja guardia, como Ramiro Valdés, Esteban Lazo, Leopoldo Cintra o López Miera.

Candidato

De esta forma, el vicepresidente se confirma como principal candidato para sustituir a Raúl Castro en 2018, año anunciado para la retirada del primer mandatario. Eso sí, se mantiene al frente pese a no haber ascendido ni un escalón en el organigrama del PCC.

Díaz-Canel ha profundizado su imagen de funcionario gris, sin apetencias por el poder, con ninguna palabra de más y muchas de menos. Secretario del PCC en provincias y ex ministro de Educación, el vicepresidente sabe que quienes le precedieron cayeron con estrépito, ya fuera por ambición, brillantez o por hablar demasiado.

La lista es larga: Carlos Lage, que fue número tres del país, al igual que Carlos Aldana; los ex cancilleres Felipe Pérez Roque y Roberto Robaina; el ex presidente del Parlamento, Ricardo Alarcón, o Carlos Valenciaga, secretario de Fidel.

Sorprendente, sin duda, es la ausencia de Alejandro Castro, el único hijo varón de Raúl, en el nuevo Buró Político. El todopoderoso coronel ni siquiera forma parte del Comité Central, según las actas del congreso. Granma, órgano oficial del PCC, hizo pública su participación en los debates e incluso se conoció que fue negociador con Estados Unidos.

Alejandro acaba de ser nombrado asesor en la Comisión de Defensa y Seguridad Nacional. Tampoco fue promovida su hermana Mariela Castro, directora del Centro de Educación Sexual.

Otro miembro de la familia presidencial, el general Luis Alberto Rodríguez López-Callejas, ex yerno de Raúl y presidente de Gaesa, el imperio económico de los militares, sí se repite como integrante del Comité Central.

Por encima de ellos, en el Buró Político, se situó el canciller Bruno Rodríguez, protagonista del zafarrancho de combate contra Obama. "Hubo un ataque a fondo a nuestra concepción, a nuestra historia, a nuestra cultura y a nuestros símbolos... Obama vino a encandilar al sector no estatal de la economía, como si él fuera el defensor de los que venden perros calientes", criticó Rodríguez, considerado un moderado.

Comentá la nota