La carta que juega la izquierda peruana

La carta que juega la izquierda peruana

A una semana de las presidenciales, Mendoza pelea el segundo lugar en los sondeos al economista neoliberal Kuzynski. Propone un cambio de modelo que “supere la lógica del remate indiscriminado de nuestros recursos naturales”.

Por Carlos Noriega

Página/12 En Perú

Desde Lima

A una semana de las elecciones, las encuestas ponen a la candidata de la izquierda, Verónika Mendoza, joven congresista de 35 años, carismática y clara para exponer sus ideas, con grandes posibilidades de pasar al ballottage para disputarle la presidencia a Keiko Fujimori, la hija del encarcelado ex dictador Alberto Fujimori. Los últimos sondeos publicados el fin de semana –la ley prohíbe la divulgación de encuestas desde hoy– dan un empate técnico en el segundo lugar entre Verónika Mendoza y el veterano economista neoliberal y ex ministro Pedro Pablo Kuzynski, pero con una tendencia al alza de la primera y un estancamiento del segundo (ver recuadro). El importante crecimiento en las encuestas de la candidata de la izquierda la ha hecho blanco de una implacable guerra sucia –con los grandes medios jugando en su contra– que busca desacreditarla con señalamientos que van desde llamarla chavista hasta el extremo de acusarla como terrorista.

“Siento que nuestra visión de cambio está sintonizando con la ciudadanía. Nosotros representamos la única alternativa verdadera de cambio y eso está siendo valorado por la ciudadanía. La guerra sucia no nos afecta”, dice Verónika Mendoza, en una rueda de prensa con corresponsales extranjeros.

Mendoza cuestiona la desigualdad y los problemas sociales alimentados por el modelo económico neoliberal y pone énfasis en remarcar que un eje central de un gobierno de la izquierda será el cambio de este modelo, imperante en el país desde hace más de veinticinco años.

Señala que el Frente Amplio quiere “superar la lógica con la que se ha venido operando en los últimos gobiernos, que ha sido la del remate indiscriminado de nuestros recursos naturales sin pensar en el mediano plazo, sin pensar en la generación de empleo, ni en la sostenibilidad ambiental”.

Agrega que un aspecto clave de su propuesta económica es ir a una diversificación económica que termine con la dependencia del país de la exportación de materias primas y sus precios internacionales, especialmente minerales, promoviendo y apoyando desde el Estado otros sectores económicos, como la industria, la agricultura, el turismo, lo cual, precisa, no significa abandonar la minería, pero sí impulsar estos otros sectores económicos como “nuevos motores de la economía” en tiempos de caída de los precios de los minerales. Precisa que estos otros sectores económicos que promovería un gobierno suyo son importantes generadores de empleo.

La candidata del Frente Amplio aclara que no propone la estatización de los recursos naturales o empresas, pero sí “la recuperación de la soberanía de nuestros recursos naturales”. “Ahora el Estado peruano –apunta– no puede decidir qué se hace con nuestros recursos. Por ejemplo, las empresas que explotan el gas pueden hacer con ese gas lo que quieran, exportarlo todo sin que el Estado pueda decir algo. Así están los contratos. Por eso ahora no podemos garantizar que ese gas sirva para abastecer el mercado interno. Nosotros vamos a recuperar la soberanía sobre nuestros recursos naturales para que el Estado decida qué se hace con ellos, y así garantizar que el gas sirva en primer lugar para el mercado interno, para los hogares peruanos, para poner una industria petroquímica. Para eso vamos a renegociar los contratos de explotación del gas.”

Entre las medidas para reactivar una economía frenada, el Frente Amplio también propone un impulso significativo de la inversión pública, la baja de las tasas de interés, el aumento del sueldo mínimo (ahora es de 850 soles mensuales, unos 250 dólares, y lo propone subir a 1 000 soles, unos 300 dólares). Mendoza insiste en aclarar que no proponen una economía estatizada, y tampoco un control de precios ni del tipo de cambio.

La defensa del medioambiente, de los derechos de los pueblos indígenas, los derechos laborales, una lucha frontal contra la corrupción, son, asegura la candidata de la izquierda, otros aspectos centrales de su propuesta. También plantea cambiar la Constitución fujimorista de 1993 para, entre otras cosas, darle al Estado “un rol activo en la economía como planificador y promotor”, algo que la actual Constitución niega.

El problema para la izquierda es que si logra llegar al gobierno no tendría mayoría en el Congreso y debería gobernar con un Parlamento muy probablemente dominado por las fuerzas de la derecha, con una fuerte presencia fujimorista, lo que dificultaría implementar los cambios y reformas que propone.

“Más allá del número de congresistas que tengamos, lo que nos garantiza poder impulsar las reformas que estamos planteando es la consistencia que tendrá nuestra futura bancada parlamentaria. Buscaremos acuerdos, eventualmente alianzas, con otras fuerzas políticas democráticas que estén dispuestas a implementar algunas de estas reformas”, dice la candidata del Frente Amplio.

–¿Con qué fuerzas políticas cree que pueden llegar a acuerdos para implementar sus reformas, si, con la excepción de Acción Popular del candidato socialdemócrata Alfredo Barnechea, todas las otras fuerzas que estarán en el Congreso, y que según todos los sondeos juntas tendrían mayoría, son de derecha y se oponen a esas reformas? –preguntó Página/12. –Es bastante difícil responder eso. Mi experiencia en el Congreso me ha hecho constatar que quienes llegan al Congreso representando una determinada fuerza política no necesariamente comparten una misma visión y un programa común, y una vez en el Congreso en muchos casos las bancadas se disuelven, recomponen, reacomodan, en función de las afinidades más personales de los congresistas. Entonces, eso dependerá de la composición concreta del Congreso no solamente en término de fuerzas políticas, sino también de individuos que sean elegidos. Lo fundamental es garantizar que la ciudadanía esté plenamente involucrada, informada, de las políticas y las reformas que queremos emprender. Algunas de las reformas principales las impulsaremos desde el primer momento con la legitimidad que nos dé la ciudadanía.

Sobre Keiko Fujimori, quien encabeza todas las encuestas y sería su segura rival en la segunda vuelta si la izquierda logra pasar al ballottage, Verónika Mendoza señala que “la señora Fujimori siempre se ha hecho de la vista gorda con la corrupción, ella fue primera dama en el gobierno de su padre y nunca ha deslindado con la corrupción que se institucionalizó en ese gobierno, con las violaciones a los derechos humanos, con la esterilización de miles de mujeres campesinas contra su voluntad”.

“Keiko Fujimori y los líderes del actual fujimorismo llaman errores a lo que claramente fueron delitos. Y sus problemas de corrupción no son solo del pasado. Ahora compran votos con el clientelismo, recientemente una congresista fujimorista ha sido sentenciada por enriquecimiento ilícito, su secretario general y financista de la campaña es investigado por lavado de activos”, dice la candidata del Frente Amplio. Y remata: “El de Fujimori fue uno de los gobiernos más nefastos de la historia reciente y no queremos que se repita”.

En política internacional, el Frente Amplio propone cambiar la prioridad que ahora tiene la relación con la Alianza del Pacífico (formada por Perú, Chile, Colombia y México, como un grupo de países de economías neoliberales y cercanos a Washington), la que pasaría a un segundo plano, para priorizar la integración con la Comunidad Andina y Unasur, y buscar una mayor relación con el Mercosur y otros espacios de integración regional, para a partir de esa integración regional mejorar las condiciones de inserción internacional y de relaciones económicas con el mundo y buscar tener un mercado ampliado a nivel regional.

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