El ex ministro de Trabajo que más tiempo ocupó ese cargo en la historia argentina, es ahora el jefe del bloque legislativo del Frente para la Victoria. Desde allí, Carlos Tomada se propone mantener una agenda de oposición al macrismo, por una ciudad más inclusiva, y señalar “el conjunto de valores en disputa”.

¿Cómo fue el cambio después de 12 años al frente del Ministerio?

Es una situación muy distinta al Ejecutivo. El parlamento implica un diálogo diferente con mi propio bloque y la Legislatura tiene sus propias reglas. Lo que me ha tenido más ocupado es lograr que el interbloque se transformara en bloque, cosa que ocurrió por la buena disposición a pesar de que vienen de distintos orígenes y prácticas políticas. Luego fue lograr una distribución de las presidencias y vicepresidencias de las comisiones que contuviera a nuestro espacio.

¿Quedaron conformes?

Sí, en el balance está bien.

¿Qué puede aportar el FpV en la Legislatura?

Pensando en dónde nos colocó el voto del pueblo, nuestro lugar es de oposición. Señalar nuestra mirada diferente sobre el conjunto de valores en disputa. Puede haber algunas coincidencias, no estamos en una postura del todo no, pero no un seguidismo. Presentaremos una agenda hacia una ciudad más inclusiva y con menos asimetrías. Supongo que la agenda del PRO va a ser dominante, el oficialismo es mayoría. Pero ahí daremos el debate.

¿Qué proyectos tiene en carpeta?

Varios. Queremos replantear la discusión de los trapitos y cuidacoches.

Ese es un tema que impulsa el PRO.

Lo que están haciendo me parece bien, es que están empezando como Poder Ejecutivo a hacerse cargo del tema. Nosotros queremos limitar la práctica a quienes se integren a algún tipo de registro. La prohibición por la prohibición en sí misma significa que ganan las mafias, como la Ley Seca en Estados Unidos, cuando todo estaba prohibido y ganaba Al Capone. Acá lo que está ocurriendo es que las mafias se apoderaron de las grandes concentraciones de público. Están organizadas, aprietan, joden y se apropian apropiación del espacio público. Eso se debe ordenar. También está el tema de alquileres y las comisiones que se cobran. Este nos parece que será un tema que va a tener un peso importante en la medida en que continúe el deterioro económico, sobre todo por la inflación. Muchos van a tener serios problemas para renegociar sus contratos de alquiler o entrar por primera vez. Bajar los costos y evitar las distorsiones debería ser tarea de todos.

¿Qué opina de la represión a los manteros?

Esto no se resuelve sacando a la gente con palos. Eso es lo más fácil. Lo complejo es encontrar una solución. Hay que encontrar espacios donde las condiciones de trabajo sean adecuadas y un marco regulatorio. La venta callejera es una fuente de ingreso para mucha gente, pero esto no puede ni debe afectar al resto de los comerciantes que pagan sus impuestos. Hay que convivir con las dos realidades y convivir es gobernar. Reprimir es sencillo y después aparecen los costos.

¿Qué le pareció el discurso de apertura de sesiones?

Si fuese un gobierno nuevo, habría que darle crédito. Pero como tiene ocho años atrás, la verdad es que suena a poco. Por otro lado, hay algunos silencios que gritan. Me parece bueno que los niños puedan ir a la escuela desde los tres años. Descreo que lo cumplan, pero además, ¿es sólo ese el problema de la educación en la Ciudad? Todos los años le recortan y subejecutan el presupuesto. No hubo una sola mención importante al tema de vivienda, salvo el proceso de urbanización, que acompañaríamos. Y después me parece que Rodríguez Larreta tendría que explicar por qué y para qué se triplicó la deuda de la Ciudad. Vamos a tener aumentos de impuestos, disminución de salarios y empleos, dificultades en el desarrollo de la pequeña y mediana empresa. No es neutral endeudarse y mucho menos cuando lo hacés para pagar gastos corrientes y cubrir déficit y no para obra pública. Macri se endeudó con la idea de que la plata fuese al subte y no se hizo nada. Larreta se quedó corto con su discurso.

¿Cómo ve al peronismo porteño?

El peronismo tiene un rol como oposición y el desafío de demostrarlo con su práctica parlamentaria y acompañando las evidencias de que esto tiene mucho de marketing y poco de solidez. Por un lado, hay que continuar con el proceso de aggiornamiento, con un mejor diálogo con la sociedad porteña, que es un desafío siempre difícil para el peronismo. Y también tenemos al Frente para la Victoria que es un instrumento muy importante: la heterogeneidad y diferencias de origen de las fuerzas se subsanan con la unidad de concepción, un mismo liderazgo, la presencia de agrupaciones de sectores del campo nacional y popular sin ser del peronismo. Esto nos enriquece y nos da la posibilidad de ampliar y profundizar la propuesta para seducir al electorado porteño, no sólo en período de elecciones sino en forma permanente.