Carlos Tomada: "El empleo es la víctima principal de las políticas de Mauricio Macri"

Carlos Tomada:

El ex ministro de Trabajo de la Nación afirmó que con la actual gestión ya hubo más de 200 mil despidos. "Existe un fuerte deterioro de la calidad de vida de los argentinos", alertó.

Carlos Tomada emplea un tono de voz siempre sereno  y sus movimientos son parsimoniosos. Nada parece perturbarlo. Como abogado especializado en la resolución de litigios laborales, aprendió la virtud de conservar la serenidad  en medio de los conflictos. Y su tranquilidad quizá derive también de haber estado a la altura de las circunstancias cuando el destino le presentó el desafío más grande. De 2003 al 2015 estuvo a cargo del Ministerio de Trabajo de la Nación, todo un récord para un funcionario de ese rango en el kirchnerismo, y fue durante este  período cuando en la Argentina se generaron  casi seis millones de puestos de trabajo. El experimentado dirigente, quien visitó San Luis para asistir este fin de semana a un plenario que organizó la corriente “Descamisados San Luis”  (del que también participó Alberto Rodríguez Saá), señaló que el peronismo debe cerrar filas para oponerse a las políticas económicas de Mauricio Macri. Aseguró que estas medidas perjudican a los más humildes  y advirtió que el país camina hacia un nuevo estallido social si no hay un cambio de rumbo.

 

—¿Las políticas de Macri obligan a la oposición a unirse y tomar postura?

 

—Sí, creo que la actual coyuntura política nos exige en doble sentido. Primero está la confrontación con un modelo que claramente ha venido a modificar las relaciones de trabajo. El equilibro entre trabajadores y empleadores ha quedado absolutamente de lado. El trabajo es la principal víctima de las políticas del gobierno nacional. Además esta coyuntura nos interpela para asumir un proceso de unidad que debe darse entre todas las fuerzas del campo nacional y popular.

 

—¿Qué balance hace de la evolución del empleo desde el inicio de la gestión de Macri? 

 

—Lo menos que puedo decir es que veo todo este proceso con preocupación. Es muy penoso constatar el retroceso de los trabajadores argentinos en su vida cotidiana. El salario mínimo ha perdido casi el 30 por ciento de su capacidad adquisitiva. Hoy a cada vez más gente el sueldo no le alcanza para vivir, y en algunos casos ni siquiera para comer. Una realidad así era impensable hace algunos años.

 

—¿Al gobierno nacional no le interesa el empleo?

 

—Durante muchos años el trabajo, el salario y la seguridad social fueron ejes fundamentales de la política pública, no sólo por una cuestión de dignidad de los trabajadores sino también como factor de desarrollo económico para estimular la demanda. Ahora el trabajo, el salario y la seguridad social se han convertido en la variable de ajuste. Hay que resistir y oponerse a este retroceso en los derechos.

 

—¿Cuántos empleos se han perdido en esta gestión?

 

—Ya ha habido más de 200 mil despidos, y en términos de creación de puestos de trabajo, algo que el gobierno nacional pretende mostrar como un signo de recuperación, no alcanza ni siquiera  para cubrir el crecimiento vegetativo anual de la población. La generación de empleo es mínima, y el que se está creando es precario, de autónomos y monotributistas. Se quiere ocultar con datos y argucias algo que se ve claramente en la calle. Existe un fuerte deterioro de la calidad de vida de los argentinos.

 

—¿La apertura de las importaciones fue una medida negativa para el empleo?

 

—Lo que ocurre es que ahora el conjunto de las decisiones de política económica están dirigidas en contra del empleo. Acá no sólo ha sido la apertura de las importaciones, también ha estado la devaluación, los tarifazos. El aumento que han tenido los comerciantes en la tarifa de los servicios equivale al salario de un trabajador. Entonces ese pequeño empresario despide a un empleado. El impacto de todas estas políticas lo estamos empezando a sentir ahora. Se favorece la especulación por sobre la producción.

 

—¿Qué proyección hace de la economía para los próximos años?

 

—Si seguimos por este camino no hay forma de ser optimistas.  Las fuerzas políticas y sociales deben converger para oponerse a estas políticas y ponerle algún tipo de freno, porque si no vamos a un destino que la Argentina ya ha vivido.

 

Cada vez que tuvimos la aplicación de estas políticas neoliberales, a la corta o a la larga, el país terminó explotando. La obra pública es una de las pocas acciones que está tomando el Gobierno para ver si puede recuperar el empleo. Pero esto tiene patas cortas, porque las obras de infraestructura también debe estar acompañada por otra realidad para el consumo. Además seguimos aumentando el déficit. Ahora parece que les preocupa menos este aspecto de la economía, cuando antes batían el parche constantemente por esta cuestión.

 

¿Qué va a pasar cuando tengamos que pagar los enormes intereses de la deuda que estamos acumulando? Esos recursos van a salir de lo que debería destinarse a la obra pública.

 

—Usted fue un ministro   que trabajó durante doce años  las gestiones de Néstor y Cristina Kirchner. ¿Por qué cree que permaneció tanto tiempo en el cargo?

 

—Tuve no sólo la suerte sino el orgullo de tener dos presidentes que al tema del trabajo siempre le dieron mucha importancia. Éste fue un factor que me ayudó mucho. También influyó el equipo que se armó en el Ministerio de Trabajo, donde se le daba mucha importancia a la experiencia para gestionar. Eso hizo que existiera una masa crítica de funcionarios   muy en línea con el objetivo de cuidar el trabajo y de recuperar la capacidad de mediación y arbitraje que debe tener el Estado en los conflictos laborales.

 

—Los que critican al kirchnerismo dicen que una de las razones del crecimiento del empleo fue que se "inflaron" de manera artificial las contrataciones en el sector público. ¿Cuál es su respuesta a estos cuestionamientos?

 

—Ante esto puedo decir que durante esos doce años largamente lo que más se creó fue empleo privado, con proporciones en relación al sector público que están en el orden del 80 al 20 por ciento. Además ¿cuál es el problema  que en determinadas circunstancias, frente a una crisis económica mundial, aparezca el Estado como última posibilidad de contratación? También es importante   recordar que la gran mayoría del empleo público que se creó está en tres rubros: educación, salud y seguridad. No caigamos otra vez en la demonización del Estado. Una sociedad fuerte e inclusiva necesita de un Estado presente.

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