De cara a octubre, Cambiemos apuesta a la gestión y una campaña corta

De cara a octubre, Cambiemos apuesta a la gestión y una campaña corta

Mientras la justicia electoral avanza con el escrutinio definitivo en el Teatro Argentino de La Plata, otrora lugar elegido por el kirchnerismo para sus lanzamientos de campaña, en Cambiemos dan vuelta la página de las PASO bonaerenses y definen la estrategia de cara a las elecciones generales del 22 de octubre en donde los porotos valen oro.

Varios funcionarios del oficialismo declararon a viva voz que si el conteo final da ganadora a la expresidenta Cristina de Kirchner, eso no invalidará la "muy buena elección que hizo Cambiemos" el 13 de agosto. Como lo dicen en público puede sonar a una declaración forzada para transmitir fortaleza, pero la realidad es que en el "equipo" están convencidos que el escrutinio arrojará un "empate técnico" que no los corre del eje.

Fuentes oficiales explicaron a ámbito.com que "la estrategia que tenemos para la campaña no va a cambiar si gana Cristina, ya tenemos definido nuestro accionar y no lo vamos a cambiar". Es entendible, porque hasta dos días antes de las PASO algunos dirigentes se contentaban con "perder con Cristina por cuatro puntos", así que si el escrutinio definitivo la da ganadora por menos margen, el resultado final seguirá siendo "bueno" para Cambiemos.

Así como este año la cúpula encabezada por Mauricio Macri decidió que la mejor forma de hacer campaña era estar todo el año mostrando gestión y haciendo obras, actualmente en Cambiemos consideran que llegó el tiempo de reenfocarse. "Ahora la idea es seguir gestionando y cortar con la campaña", dice hombre con responsabilidades gubernamentales y abocado a la estrategia de la militancia "cuerpo a cuerpo".

Antes críticos del exceso de protagonismo de Cristina en el abuso de la cadena nacional, en el oficialismo no quieren abrumar con la propaganda, prefieren "hacer más que decir" como una muestra del rumbo que llevan y que buscan revalidar en las urnas. Imaginan una campaña intensa en las calles con funcionarios y legisladores recorriendo los barrios, pero que no dure más de un mes. Eso no invalida, que Vidal siga con la costumbre de recorrer distritos y sacarse fotos con los intendentes que necesitan un empuje.

"De mediados a fines de septiembre vamos a comenzar con la campaña", explican en el equipo de María Eugenia Vidal. Con un pormenorizado análisis de los números, en el oficialismo buscarán reforzar el contacto con los vecinos en puntos estratégicos de la Provincia.

Con el interior mayoritariamente volcado por Cambiemos, la mirada se posa sobre aquellos municipios más refractarios y en aquellos en donde hubo una participación menor al 77% provincial. En el oficialismo están convencidos que una mayor afluencia de votantes les da más ventaja porque atrae a votantes menos politizados y por ende más proclives a inclinarse por lo que ven en la calle y menos permeables a los pruritos ideológicos.

Así las cosas, la decisión es atacar aquellos municipios "en donde se puede crecer y en donde hubo menos participación". Por ejemplo, en General Pueyrredón, el partido más populoso de la Quinta Sección cuya cabecera es la ciudad de Mar Del Plata y que es gobernado por el oficialismo, la participación alcanzó apenas el 70%, lo que deja a más de 180.000 votantes a los que seducir de cara al 22 de octubre para ampliar el margen de triunfo obtenido en las PASO.

Otro caso es el partido de La Costa, en donde una participación del 70% dejó afuera de la elección a más de 20 mil electorales a los cuales Cambiemos buscará incentivar para que vayan a votar por el oficialismo.

Aceptando las limitaciones de penetración en los bastiones peronistas, en las cercanías de Vidal no descartan de plano insistir en algunos municipios en donde la militancia PRO ya hizo efectos. En la Tercera Sección, por caso, Néstor Grindetti revalidó títulos y obtuvo la única victoria de Cambiemos en el enclave justicialista.

A veces ridiculizados por los punteros peronistas, los dirigentes de Cambiemos seguirán con el timbreo, con el contacto directo con los vecinos para llevar las buenas noticias y anotar las quejas. "En los timbreos salimos si escudo, vamos a escuchar a la gente, y son muchos más lo que nos trasmiten sus ganas de que sigamos con el cambio a pesar de los problemas", grafica un hombre con una gran pericia en eso de gastar pilas de timbres o de enrojecer las manos como llamador en la puerta de las casas.

Mientras el kirchnerismo pensaba más en su eternización, el timbreo ofició como un Caballo de Troya en los territorios peronistas. Para cuando los dirigentes del conurbano profundo reaccionaron, Cambiemos ya estaba con los vecinos, mateando y prestando la oreja para poner la escucha en aquellos que tienen algo para decir y que a veces quedan sin voz.

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