Ola de capitales golondrina, mientras se siguen esperando las inversiones

Ola de capitales golondrina, mientras se siguen esperando las inversiones

El ingreso de fondos especulativos se multiplicó por tres y derrumba la cotización del dólar. Una semana de buenas noticias reforzó el optimismo del Gobierno por la marcha de la economía

El dato no surge de especulaciones ni de una campaña opositora, sino del propio Banco Central. El ingreso de capitales de corto plazo, o "hot money" en la jerga financiera, se viene acelerando de una forma sencillamente espectacular. De acuerdo a las cifras oficiales, la entrada de dólares para efectuar apuestas financieras pasó de USD 200 millones por mes a USD 600 millones en apenas un mes. El último dato disponible en el balance cambiario es de febrero, donde se nota este gran salto en relación a los meses previos. Y todo indica que este comportamiento no sólo se mantuvo sino que se habría acentuado en marzo. En cambio, el ingreso de divisas para inversión extranjera directa resulta ínfima, ubicándose en un promedio de USD 250 millones mensuales.

Los inversores extranjeros encontraron en la Argentina una fuente extraordinaria para conseguir ganancias de corto plazo y con riesgos bajos. Las altas tasas de interés en pesos y un tipo de cambio estable le dan la previsibilidad que necesitan para conseguir rendimientos que resultan imposibles en otros mercados del mundo. Al menos en los últimos ocho o nueve meses vienen ganando un 2% en dólares por mes, un resultado que en Estados Unidos podría conseguirse en un año.

 La entrada de dólares para especulación financiera ya suma USD 600 millones mensuales

Incluso el propio Banco Central subió las tasas de las Lebac en las útimas dos semanas, en un intento por disminuír las expectativas inflacionarias, que de acuerdo al último relevamiento de mercado ya se ubica por encima del 21% para este 2017. Cada vez más lejos de la meta de 17% de techo que impuso para este año Federico Sturzenegger. De todas formas, no hay que tomarse esta meta demasiado a pecho. En un panel en el que participó esta semana el titular del Central con varios colegas de la región, reconocieron que un país que arranca con metas de inflación suele incumplir las bandas fijadas sin que eso erosione la credibilidad de la institución.

El fuerte ingreso de capitales para aprovechar altos rendimientos en moneda local es, por definición, de corto plazo. Con total libertad cambiaria, se trata de fondos que pueden entrar y salir prácticamente en 24 horas. La aceleración en el ingreso de capitales para aprovechar esta nueva versión de la bicicleta financiera mantienen al dólar planchado. Se trata de un peligro latente: ni bien las condiciones cambian, esos capitales rápidamente buscarán la puerta de salida, generando un súbito desequilibrio cambiario.

 El Gobierno contabiliza USD 57.000 millones de anuncios en inversión directa. Los funcionarios piden paciencia para que se produzcan los desembolsos.

Ni la compra de divisas que el Central efectúa al Tesoro y a las provincias ni la demanda de dólares de los ahorristas a los bancos para aprovechar que la cotización está baja resultan suficientes para equilibrar al mercado. Y ahora se sumarán los dólares de la soja, con lo que todo indica que el tipo de cambio puede mantenerse planchado como mínimo hasta junio.

La explicación para no bajar las tasas de interés ya es conocida: "No existe nada más reactivante que bajar la inflación", reiteró Sturzenegger esta semana. Mauricio Macri piensa lo mismo y en esa misma dirección se manifestó el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne. "Me sorprende que se enfaticen más los costos que todos los beneficios que tiene nuestra estrategia", se queja el número uno del Central.

El problema es que la política monetaria profundiza el atraso cambiario, generando un impacto sobre la marcha de la economía real. Por ejemplo, la eliminación del cepo cambiario y la reaparición del crédito hipotecario impulsaron la compra y venta de inmuebles. Pero los nuevos proyectos inmobilarios se demoran por el fuerte aumento del metro cuadrado medido en dólares. "Los inversores no quieren pagar a estos precios porque se achica mucho el margen de ganancias", explica un importante desarrollador del sector. Se da algo muy particular hoy en el negocio de real estate: los grandes jugadores del mercado se sacan de las manos los terrenos más apetecibles, pero la construcción no arranca.

El atraso cambiario también juega en contra de las nuevas inversiones. El temor a entrar con un tipo de cambio demasiado bajo implica comprar a valores muy altos en dólares. En ese escenario, resulta más difícil conseguir rentabilidad en moneda dura.

Pero además del ingreso de los capitales golondrina, en el Gobierno no pierden el entusiasmo y consideran que las inversiones reales finalmente llegarán. Pero reconocen que no se trata de algo inmediato.

El Gobierno ya contabilizó anuncios de inversión desde que asumió Macri por alrededor de USD 57.000 millones. Pero reconocen que hasta ahora se desembolsó muy poco. El objetivo es recuperar el tercer lugar en inversión extranjera directa en la región, luego de haber caído al sexto puesto en apenas una década. Para volver a esa presencia histórica, la Argentina debería dar un saltó desde USD 6.000 a 25.000 millones anuales. Semejante volumen permitiría reactivar la economía y generar más puestos de trabajo.

Los USD 116.000 millones sincerados también representan una gran oportunidad para aumentar la inversión en la economía real. Claro que por ahora el Gobierno prefiere aprovecharlo para financiar el agujero fiscal. Esta semana el Tesoro saldrá a buscar USD 6.000 millones del blanqueo que quedaron descongelados luego de seis meses, a través de la colocación de nuevos bonos. Se trata de dinero que ya está en el circuito formal, pero que en vez de ir a parar a inversión o a la compra de departamentos o autos termina en títulos públicos.

A pesar de que hasta ahora los dólares que entran no son los buscados, en el Gobierno repuntó el optimismo luego de una semana que evalúan como muy positiva. El blanqueo récord, la mejora de la calificación de riesgo y la gran cantidad de inversores extranjeros que llegaron para participar del "Davosito" son percibidos como buenos indicadores. Y además serían el telón de fondo para un trimestre en el que la reactivación debería empezar a sentirse en los bolsillos.

Pero el dato más festejado incluso por el equipo económico es que según algunas encuestas, como la realizada por la consultora Elypsis, la imagen tanto de Macri como de la gobernadora María Eugenia Vidal empezó a recuperarse en la provincia de Buenos Aires. Y para los inversores resulta clave percibir que el Gobierno conseguirá un buen resultado electoral en octubre para mantener el financiamiento que hoy resulta imprescindible para sostener la política de gradualismo en la reducción del déficit fiscal.

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