Un caño roto hace más de 40 años pone a Berisso a la cabeza del riesgo sanitario

Los desechos cloacales de la Región, sin tratamiento, caen en la costa del Río de la Plata. La colectora de Absa, conocida como “caño de la 66”, está destrozada. La Comuna dice que solucionar el problema es “muy oneroso”

Las playas de Berisso son las más contaminadas de la franja costera sur del Río de la Plata. Hay un motivo, que bien podría calificarse como eterno. El popularmente conocido como “caño de la 66”, que recoge y lleva al río los desechos cloacales de la mayor parte de la Región, se encuentra roto “desde hace más de cuatro décadas” justo en la costa. A semejante desidia, se suma que no existe una estación depuradora de aguas residuales (sólo una planta de pre-tratamiento que funciona cuando quiere), por lo cual esos desechos llegan a la ribera en “estado puro”.

Un estudio que están llevando a cabo becarios e investigadores de la Comisión de Investigaciones Científicas bonaerense (CIC) y el Conicet de La Plata, arroja un número que habla por sí mismo. En el balneario Bagliardi, ubicado 900 metros al sur del caño, las muestras de agua que tomaron los científicos presentan, en promedio, 68.261 bacterias de Escherichia coli (E. coli) cada 100 mililitros, cuando la subsecretaría de Recursos Hídricos de la Nación definió que para calificar el agua como “de uso recreacional” el valor máximo debe ser de 126 bacterias cada 100 mililitros.

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CIENTÍFICOS DE LA CIC Y EL CONICET TOMAN MUESTRAS DEL AGUA Y DE LA ARENA EN LOS BALNEARIOS DE LA RIBERA SUR

No. No hay un error. En la Bagliardi, quienes se meten en el río se enfrentan literalmente a 68.135 bacterias de origen fecal “por encima de lo tolerable” cada 0,1 litro de agua.

ARENA (MUY) TURBIA

En el Instituto de Limnología Raúl A. Ringuelet (Ilpla, Conicet-UNLP), donde trabaja la becaria doctoral de la CIC, Jimena Camila Suárez, su director de tesis, el investigador de la Comisión, Alejandro Mariñelarena, y el también becario Ramiro Simonetti como colaborador del estudio, la joven explicó que “este trabajo tiene la particularidad de que, por primera vez, mide la contaminación en la arena de los balnearios. Y allí, en el lugar donde juegan los niños, en un sitio que la mayoría de la gente quizás no asocia directamente con la contaminación, hemos encontrado niveles de E. coli y de enterococos, microorganismos utilizados internacionalmente como indicadores de contaminación fecal, superiores a los que hay en el agua”.

No ocurre eso en la Bagliardi. Tampoco en Palo Blanco (2,3 kilómetros al norte del conducto de la 66) cada vez que sopla viento del este o las mareas del río son altas. “Allí, la contaminación del agua supera largamente a la de la arena, aunque ésta también es muy alta. ¿Por qué? Porque tomar una muestra en la Bagliardi es equivalente a hacerlo en la zona del caño”, sentenció Mariñelarena.

El investigador recordó que ingresó al Ilpla en 1976, cuando funcionaba en la Toma de Agua situada en el Barrio Banco Provincia de Berisso, muy cerca de Palo Blanco. “Ya entonces, el caño de la 66 estaba así”, aseveró.

NO HAY PLANTA DEPURADORA

Vale destacar que este diario consultó -por escrito, tal como se le pidió- a la empresa Aguas Bonaerenses SA (Absa), a fin de obtener la palabra de autoridades o técnicos sobre la problemática. No hubo respuesta alguna, pese a que el sistema de saneamiento depende de la compañía.

Quien se refirió al tema fue el secretario de Obras Públicas de la Municipalidad de Berisso, Raúl Murgia. El funcionario hizo hincapié en la falta de una planta depuradora y aseguró que la Comuna “está gestionando su construcción desde hace poco más de dos años”.

Pese a que los vecinos suelen llamarla “planta depuradora”, lo que se inauguró en octubre de 1999 en 66 y 165 fue una planta de pre-tratamiento.

“Es la que separa los sólidos de los líquidos. Apenas la primera fase de un proceso de depuración”, dijo, y explicó: “Allí sólo disminuye el 40% de la demanda bioquímica de oxígeno (DBO) de todos los desechos que llegan de la Región. La DBO es un indicador de contaminación. De manera que el 60% va al río sin tratamiento”.

Pero lo cierto es que esa planta funciona mal o, peor aún, suele estar parada. Murgia apuntó que “en 2016 el gobierno de la Provincia tenía en carpeta la construcción de una estación depuradora”, pero que el proyecto no avanzó “por su elevado costo. Cuesta unos 50 dólares por habitante”, estimó.

Pero algún día habrá que construirla, dice el sentido común.

CONTRA LA LEY

“Ley de protección a las fuentes de provisión y a los cursos y cuerpos receptores de agua y a la atmósfera”. Así se denomina la ley provincial 5.965 sancionada en 1958 y reglamentada en 1960. “La rotura del caño y la falta de una planta depuradora son dos hechos que van contra la ley. Y prácticamente desde su sanción”, puntualizó Alejandro Mariñelarena.

Pero eso queda en manos de los gobernantes. Por ahora, la ciencia nos alerta sobre la degradación sin frenos del medioambiente.

El estudio sobre la calidad bacteriológica de las playas ubicadas en la ribera sur del Río de la Plata que están haciendo Jimena Suárez, su tutor y Ramiro Simonetti, lleva realizados hasta el momento 17 muestreos en 8 playas ubicadas entre Bernal y Magdalena (de norte a sur: Bernal, Quilmes, Hudson, Berazategui, Punta Lara, Bagliardi, La Balandra y Magdalena), así como un total de 24 muestreos en Punta Lara y Bagliardi especialmente, indicaron en el Ilpla.

En Bulevar 120 y 62, sede del instituto, describieron que el estudio “tiene por objetivo detectar la presencia y cantidad en agua y arena de bacterias E. coli y enterococos, indicadores de contaminación fecal, es decir que si están presentes en el ambiente revelan la presencia de materia fecal por ser habitantes exclusivos del tracto digestivo de animales de sangre caliente (humanos y animales)”.

Subrayaron que “en 2003 la subsecretaría de Recursos Hídricos de la Nación dijo, en base a estándares internacionales, que para definir la calidad del agua de uso recreacional los valores máximos de esos microorganismos son 126 E.coli y 33 enterococos cada 100 mililitros”.

“Las playas en estudio son utilizadas por la población bonaerense para uso recreacional en verano, y deportivo durante todo el año -continuaron-. Si bien se conoce que el agua no tiene buena calidad, no se tienen registros del estado sanitario de la arena. La gente asiste a las playas y, en el mejor de los casos, evita el agua, pero los niños mantienen contacto directo con la arena durante extensas jornadas. Es por esto que se ha incluido en el trabajo la evaluación de la arena”, señalaron.

LA REGLA Y LA EXCEPCIÓN

Los resultados obtenidos muestran que “la calidad de la arena se encuentra en igual o peor estado que el agua en la mayoría de las playas, generando un riesgo sanitario considerable a las personas que se relacionan con estos ambientes (ver gráfico)”.

Y concluyeron: “El único balneario en el que no se da esa condición es en Bagliardi, donde el agua tiene mayor contaminación que la arena”.

“Ello se asocia con su proximidad (900 metros al sur) al punto de vuelco del colector cloacal mayor de la Región. Una situación similar se observa en la playa Palo Blanco (2,3 km al norte del vuelco), cuando el viento proviene del este y la marea es alta. Por otro lado, las mejores condiciones se han detectado en Punta Lara y Magdalena”, comentaron.

 

Datos126

Bacterias Escherichia coli y 33 enterococos cada 100 mililitros, microorganismos indicadores de contaminación fecal, son los valores máximos que puede presentar el agua para ser considerada de uso recreativo, de acuerdo a estándares internacionales.

68.261

Bacterias de Escherichia coli cada 100 mililitros de agua presentan, en promedio, las 24 muestras que tomó un instituto del Conicet en el balneario Bagliardi de Berisso. ¿La causa? El sitio se halla a sólo 900 metros del caño de la 66, roto en la playa desde hace décadas.

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