“Cano es el candidato ideal de nuestro espacio; es el artífice de que el radicalismo tucumano esté de pie"

“Cano es el candidato ideal de nuestro espacio; es el artífice de que el radicalismo tucumano esté de pie

El intendente afirmó que el “establishment político” quiere volver a gobernar la ciudad piedemontana

Mariano Campero no almorzará hoy (por el viernes) con su esposa. Aunque lo sabe hace rato, a ella se lo avisará sobre la hora -cuenta-, para no enojarla temprano. “Estamos esperando un bebé, y la otra vez me pidió que le lleve papas fritas.

¡Me faltaban tres reuniones todavía!”, exclama. Desde que se ha convertido en intendente de Yerba Buena -una ciudad con más de 100.000 habitantes- su vida es un rosario de compromisos. Y se le avecina más intensidad, a juzgar por lo que dice: “los errores que he tenido, en mi primer año de gobierno, han sido políticos. He descuidado el armado partidario. Me critico porque hemos recibido muchos golpes. Pero ya agarré las agujas, y me puse a tejer”.

¿A qué se refiere?, le consulta LA GACETA. “En Yerba Buena se meten todos. El establishment político de Tucumán quiere volver; algunos todavía no cayeron en que esta intendencia forma parte de otra fuerza. Hay gente que, sistemáticamente, intenta perjudicarnos. Ante eso, debemos consolidar Cambiemos. Somos quienes gobiernan al país”, contesta.

Luego cuenta que, en pos de ese tejido, ha invitado a Tucumán, por ejemplo, a algunos integrantes de La Generación (algo así como La Cámpora del presidente, Mauricio Macri). La agrupación está comprendida por unos 300 militantes de hasta 40 años. Se le interroga, entonces, qué opina de las declaraciones del intendente de La Banda del Río Salí, el peronista Darío Monteros, quien en este espacio había dicho que los municipios del Partido Justicialista reciben convenios, mientras que a los de Cambiemos, les dan obras: “eso no es así. Doy fe de muchas inversiones que está haciendo la Nación. De hecho, en 2016 la Provincia recibió más fondos que en 2015”. Y sigue con la entrevista:

- ¿Cuál es su relación con el gobernador, Juan Manzur?

- Institucional.

- ¿Se lleva mejor con el vicegobernador, Osvaldo Jaldo?

- Con ninguno he logrado tener un vínculo, más allá de los actos protocolares. Me gustaría que hubiera más diálogo. Y así como el gobernador le exige a Macri un reparto equitativo de los dineros coparticipables, nosotros le pedimos, a él, que la Provincia envíe a Yerba Buena lo que le corresponde.

- ¿Cree que las críticas de José Cano (director del Plan Belgrano) hacia Manzur inciden en la relación entre usted y la Casa de Gobierno?

- En política, las discusiones pueden generar resentimientos. Lamentablemente, repercuten. Pero nosotros promovemos esquemas para que otros intendentes y delegados comunales se acerquen al Gobierno nacional. Incluso, le dije al gobernador que estamos a su disposición.

- Pareciera que Yerba Buena obtiene de Macri más beneficios que otras localidades...

- Esas gestiones las hacemos como colegas, simplemente.

- Usted conoce a Macri. ¿Cómo es?

- Se trata de una persona sencilla, que genera un clima de confianza. Pienso que ha puesto la mirada en el Norte. Se hace cargo de los problemas. Las veces en que hemos conversado, me ha preguntado por la ciudad.

- En virtud de las legislativas, ¿cómo supone que será el año electoral?

- Movido. Y espero que la campaña sea civilizada. Cano es el candidato ideal para representar a nuestro espacio. Es el artífice de que el radicalismo tucumano esté hoy de pie.

- ¿Y qué piensa de los radicales, en general?

- Me acuerdo que en los ´90 me preguntaba: ’¿tendré que acostumbrarme a perder todas las elecciones?’. Hoy, en cambio, somos capacez de conducir un proceso de gobierno nacional. Estamos más fuertes que en los últimos 30 años. Nuestro desafío pasa por transformarnos en un partido generador de cuadros con vocación de poder.

Campero habla con ademanes. Cuesta tomar nota de lo que dice, porque también lo hace con rapidez. Además de relatar aquella anécdota sobre su matrimonio, explica que la pintura que ha colgado a sus espaldas ha sido hecha por su madre: es una representación de la Batalla de Tucumán. Tiene algunas otras cosas en el escritorio. Pero lo que sobresale es un canasto sobre el suelo, con un plan de ordenamiento estratégico del municipio. En algunas semanas, ese plano podría -tal vez- ser enviado al Concejo Deliberante, el edificio en el que Campero no se mueve cómodo. En los últimos meses, el vínculo entre él y sus ocupantes -en su mayoría- ha ido de mal en peor. “Me gustaría que este años tengamos una convivencia pacífica, sin chicanas, bajezas ni agravios”, dice.

- ¿Qué ha pasado entre usted y los concejales? ¿Por qué seis de 10 han hecho denuncias en su contra, ya sea judiciales o mediáticas?

- Por un lado, Yerba Buena es una caja de resonancia, donde cada inconveniente tiene una explosión mediática. Por otra parte, hemos tenido distintas visiones ante cada planteo. Me gustaría gobernar con el Concejo, y no a pesar del Concejo.

-¿Y cómo cree que será este año?

- (Hace un silencio, frunce los labios y responde:) a pesar del Concejo.

 

- ¿Por qué Campero tiene tantos enemigos políticos?

- No es Mariano Campero quien tiene enemigos, sino el intendente. Para mí, tiene que ver con Yerba Buena. Gobierno una ciudad que es vidriera. Entonces, se meten todos. Pero nosotros sabemos salir fortalecidos de cada problema.

- Usted lleva más de un año en la intendencia. Da la impresión de que no se ven grandes mejoras en la ciudad. ¿O sí?

- Entiendo la ansiedad del vecino, pero vamos 15 minutos y el partido dura 90. Estamos dando los primeros pasos. No hemos resuelto los desagües pluviales, pero sí ha mejorado el desagote de la avenida Aconquija. Sé que nos faltan muchas cosas por hacer. No podemos solucionar en un año, lo que no se hizo en una década. Voy a dejar la vida para que Yerba Buena esté mejor.

Lo dice con impaciencia para que finalice la entrevista; son las dos de la tarde y -tal vez- todavía no habrá avisado que no irá a almorzar.

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