"Voy a ser candidato y voy a competir contra quien sea"

Impulsado por el 49% de 2015, el ex gobernador se lanzó de nuevo a la carrera presidencial. Dice que enfrentaría a Cristina en una PASO y le responde a Macri: "La que está caliente es la gente".

Por: GABRIELA PEPE.

Apenas dos puntos de diferencia en el primer ballotage de la historia argentina lo dejaron afuera de la Casa Rosada. Daniel Scioli está convencido de que ese margen escaso de votos por los que perdió en 2015 es el que lo habilita, casi cuatro años después, para volver a pelear por la presidencia. "Siento la obligación y la responsabilidad de ser candidato", repite, ya subido a la carrera, en la que dice que está dispuesto a enfrentar a "quien sea", aún si eso implica competir contra Cristina Fernández de Kirchner.

Mientras la ex presidenta define su destino, Scioli ya está en campaña. Hace pocos días presentó su libro "El otro camino" en el teatro ND, el mismo donde en 2003 se lanzó la fórmula Néstor Kirchner-Daniel Scioli que dio inicio a la era kirchnerista. El ex vicepresidente le dedicó a los cuatro años que compartió con Kirchner un capítulo de su obra -presentada en diálogos con el periodista Rubén Tizziani-, en el que no intenta maquillar las diferencias. "Una vicepresidencia complicada", "una relación tensa", "el segundo malentendido", enumera en subtítulos que recorren luces y sombras del vínculo. Sobre el final, tras repasar la campaña 2015 y rememorar el debate presidencial, hoy convertido en su herramienta de campaña más eficaz, Scioli vuelve a proponer "otro camino" alternativo al de Cambiemos.   

"Lamentablemente, estos tres años demostraron que no estaba equivocado", sentencia, como en las últimas páginas de su libro, ahora en su despacho de la Cámara de Diputados, donde se sienta apurado para recibir a Letra P, tras haber pasado la mañana en Moreno junto a secretarios de producción de distintos municipios. En quince minutos lo esperan en el plenario de las comisiones de Legislación Penal y Deportes para discutir la ley contra los barrabravas. La agenda marca un próximo viaje a San Nicolás para apoyar la candidatura a gobernador de Sergio Berni. Tras tres años de perfil bajo, Scioli empieza a acelerar y se acerca al modo campaña.

BIO. Nació en Buenos Aires el 13 de enero de 1957. En las décadas del 80 y del 90 se dedicó a la motonáutica y fue múltiple campeón mundial. En 1997 decidió saltar a la política. Por invitación del entonces presidente Carlos Menem se afilió al PJ, compitió en las elecciones internas de la Ciudad, en las que venció a Miguel Ángel Toma y resultó electo diputado nacional. En 2001 fue designado secretario de Turismo y Deportes de la Nación, durante el gobierno de Eduardo Duhalde. En 2003 compartió la fórmula presidencial con Néstor Kirchner y fue electo vicepresidente. En 2007 fue electo gobernador de la provincia de Buenos Aires y cuatro años después fue reelecto con el 55% de los votos. En 2015 fue candidato a presidente por el Frente para la Victoria. Se enfrentó a Mauricio Macri en el ballotage y obtuvo casi el 49% de los votos. En 2017 fue quinto en la lista de diputados nacionales de Unidad Ciudadana, que llevó a Cristina Fernández de Kirchner como candidata a senadora. Actualmente es presidente de la Comisión de Deportes de la Cámara baja.

-¿Por qué decidió lanzarse nuevamente como candidato?

-Por la creciente necesidad que veo de la gente de buscar otro camino, una salida frente a esta crisis que se está expresando en distintos frentes. En el universo de los trabajadores, al que tiene trabajo no le rinde el salario o tiene miedo a perder el empleo. En el último año se perdieron 200 mil puestos de trabajo. Tenemos la problemática de la clase media, las pymes. Vemos que se sigue insistiendo en el camino de subir tarifas y yo digo que hay otro camino, desdolarizar. Se sigue insistiendo en aumentar la tasa de interés para bajar la inflación y el otro camino es que el sector financiero se vuelque al sector productivo para expandir la economía. El Gobierno ve un único camino, que es endeudarse, y yo creo que la deuda condiciona más el presente y el futuro del país. Lo que queda por delante es muy arduo.

-¿Cree que el próximo gobierno tendrá que renegociar con el FMI?

-Hay que renegociar pero no la agenda financiera de vencimientos, sino las condiciones. Si no crecemos no vamos a poder pagar. 

-El Presidente precisamente dijo en las últimas horas que estaba "muy caliente" con quienes plantean el tema del crecimiento como "solución mágica", como si al Gobierno no le interesara crecer.  

-Miremos el mundo. Está el caso de Portugal, que cambió drásticamente la política, aumentó los salarios, jubilaciones, reactivó el mercado interno y pudo salir adelante por el camino del desendeudamiento, no el endeudamiento. Yo la que siento que está caliente es la gente, porque le habían generado expectativas que no se condicen con la realidad, está defraudada. Entiendo que la gente tenga desazón porque pensaban que a esta altura las cosas iban a estar mejor. Hoy los argentinos están más más divididos que nunca, porque hay una grieta que se profundiza con las desigualdades sociales. Dijeron que iban a bajar la inflación y la pobreza y ninguna de esas cosas ocurrió. Bastante paciente viene estando el pueblo argentino para poder aguantar esto.

-¿Cuándo decidió volver a lanzarse?

-Hará unos meses. No solamente sentí una reivindicación fuerte del debate sino que vi que la gente empezó a reaccionar y a caerse las expectativas. Venía soportando el ajuste porque le prometían que el mes que viene iba a estar mejor y ahora ya ve que en este camino las cosas no tienen arreglo.

Hay una base muy importante, que es que aquella gente que creyó y confió en cómo sería la Argentina del futuro a partir de 2015, cómo íbamos a aprovechar el desendeudamiento, cómo íbamos a vincular la educación con el mundo del trabajo, cómo íbamos a avanzar en la segunda etapa de la reindustrialización. A esa gente hay que defenderla.

-Después del ballotage, ¿se imaginaba que iba a volver a postularse?

-Quien tuvo el 49% de los votos tiene la responsabilidad de quedarse atento, actualizando sus propuestas, de tener una actitud constructiva, de respeto institucional, de mantener un prudente silencio, de reflexión. Evidentemente  hubiera preferido equivocarme y que el Gobierno hubiera cumplido lo que había prometido. Pero las tarifas siguen aumentando, las dolarizaron, las empresas ganan y los usuarios pierden.

-¿El haber quedado tan cerca en 2015 es lo que interpreta que lo habilita para intentarlo de nuevo?

-Evidentemente es otro escenario. La agenda política, económica y social es diferente, pero hay una base muy importante, que es que aquella gente que creyó y confió en cómo sería la Argentina del futuro a partir de 2015, cómo íbamos a aprovechar el desendeudamiento, cómo íbamos a vincular la educación con el mundo del trabajo, cómo íbamos a avanzar en la segunda etapa de la reindustrialización. A esa gente hay que defenderla. Sigo siendo leal a esas ideas que sostuve siempre a lo largo de estos tres años mientras que muchos, inclusive hoy opositores, decían que había que votar el cambio o que estaba bien el rumbo del Gobierno. Bueno, acá están los resultados. Siempre sostuve una posición de opositor claro, planteé una postura distinta. Se siguen bajando persianas de las fábricas, tenemos el 50% de la capacidad industrial ociosa, tenemos siete terminales de automotrices con procesos de crisis, se perdieron 200 mil puestos de trabajo el año pasado. La única verdad es la realidad y la realidad es ésta.

"Mientras que el Gobierno sigue pensando que hay que ajustar salarios y dejarlos por debajo de la inflación, yo creo que el camino es aumentar los salarios."

-Cuando marca sus diferencias con otros opositores, ¿se refiere al sector del peronismo que apostó a darle "gobernabilidad" al Presidente?

-Sí, pero todo eso quedó atrás. Entiendo distintas posiciones, ahora estamos en una instancia superadora. Porque hay una demanda de la sociedad, que pide “únanse para defendernos, no queremos que nos cuenten los problemas obvios, queremos soluciones”. Yo tengo un programa de gobierno actualizado y tengo claros cuáles son los puntos centrales para salir de esto. Mientras que el Gobierno sigue pensando que hay que ajustar salarios y dejarlos por debajo de la inflación, yo creo que el camino es aumentar los salarios.

-¿Qué escenario se imagina el 22 de junio, cuando cierren las listas? ¿Un peronismo unido o fragmentado?

-Espero que todos los que aspiran y se han pronunciado para ser candidatos puedan participar de una interna abierta, ese gran avance que fueron las PASO para ordenar candidaturas. Que el gran arco opositor se ordene a través de la voluntad popular y después podamos encarar una coalición de gobierno cuando ganemos.

-¿Se imagina un mismo frente con todos, con Juan Manuel Urtubey, con Sergio Massa?

-Sí. Ellos han fijado una posición pero yo creo que la necesidad de la gente indica que hay que rever esas posiciones. Por sobre la aspiración de cualquier dirigente está la aspiración del conjunto de la sociedad que nos pide que nos unamos para defenderla.

-Usted estuvo en noviembre en Córdoba con Juan Schiaretti, uno de los dirigentes más enfáticos a la hora de poner el límite en Cristina. ¿Le planteó esto que piensa?

-El tema son los electorados que están detrás de los dirigentes. El electorado tiene el recuerdo de la heladera llena, de que el salario le rendía, del programa Procrear, Conectar Igualdad, de cambiar el auto, de créditos accesibles. Y a esa gente hay que contenerla.

 

-Yo voy a competir contra quien sea.

-¿Contra Cristina también?

-Contra quien sea, eso incluye a todos. No quiero hacer especulaciones ni nombres porque puede interpretarse como un desaire o una falta de respeto. Lo digo bien.

-Otro precandidato presidencial del espacio, Agustín Rossi, dice que si Cristina decidiera ser candidata, él declinaría su candidatura. ¿Usted qué haría?

-No puedo estar haciendo especulaciones de si se va a presentar un candidato o no. Creo que la competencia es muy buena porque exige. Cuanto más exigencia hay, más posibilidades hay de que las cosas salgan bien. Yo voy a competir contra quien sea.

-¿Contra Cristina también?

-Contra quien sea, eso incluye a todos. No quiero hacer especulaciones ni nombres porque puede interpretarse como un desaire o una falta de respeto. Lo digo bien, creo que es muy bueno que compitamos. Creo que eso va a favorecer a los candidatos y potenciar al espacio.

-La última experiencia de internas en el peronismo en la provincia de Buenos Aires, en 2015, terminó con denuncias cruzadas entre Julián Domínguez y Aníbal Fernández. 

-Bueno, hay otras que salieron bien. De hecho, yo surgí a la vida política cuando le gané la interna a (Miguel Ángel) Toma en 1997. La de Carlos Menem y Antonio Cafiero salió bien. Y hoy hay un escenario de división o de diversidad en el peronismo que exige que la gente ordene las candidaturas con un compromiso que debe ser claro de que los ganan conducen y los demás acompañan, como parte de un gobierno que se viene de unidad nacional en serio.

-En su libro usted narra un desacuerdo con Kirchner e 2005 por Roberto Lavagna. ¿Cómo ve la posible candidatura presidencial del ex ministro? 

-Sí, yo en ese momento sostenía que iba a dar previsibilidad y confianza confirmar la continuidad de Lavagna en el gabinete. Tengo una valoración positiva personal y profesional de Roberto. Es una persona respetable, con una gran experiencia, algo que se va a necesitar en el tiempo que viene, más allá del rol que nos toque cumplir a cada uno. Todos tenemos responsabilidad de empujar a la Argentina hacia otro camino.

"Hoy hay un escenario de división o de diversidad en el peronismo que exige que la gente ordene las candidaturas con un compromiso que debe ser claro de que los ganan conducen y los demás acompañan, como parte de un gobierno que se viene de unidad nacional en serio."

-¿Recibió algún comentario de algún dirigente del núcleo duro del kirchnerismo por los desacuerdos que ventila en su libro?

-No, siento siempre que me respetan. Muchos saben muy bien, porque hasta las han hecho públicas algunas cuestiones de diferencias que hubo durante la campaña 2015. Pero no es momento de reproches. En la vida se gana y se aprende, yo aprendí mucho. Madurás, crecés.

-¿Tiene previsto cómo podría ser su equipo de gobierno?

-Hoy es tiempo de fijar un programa de gobierno, dar definiciones y poner un esfuerzo en actividades, como fue hoy mi actividad con secretarios de producción de los municipios. Por ahí pasa la solución, por poner un eje productivista. Cuando fui gobernador, en la provincia de Buenos Aires puse en marcha el Consejo Productivo con actividades empresarias de todos los sectores, de comercio, la industria, la construcción y el campo. Justamente estos días, como si fuera poco todo, la Mesa de Enlace dio una posición actualizada sobre el Gobierno y dice que tampoco le cumplió.

-¿Destaca alguna política positiva del Gobierno? El presidente Macri dice que volvimos al mundo y pone como ejemplo las declaraciones de algunos jefes de Estado durante el G-20. 

-Si estamos en esas buenas relaciones, eso tendría que traducirse en hechos concretos, es decir, que cada vez nos compren más. Pero el comercio exterior no está aumentando. O que inviertan más en temas productivos, no especulativos. Es importante obviamente que tengamos relaciones. Yo lo destaco, pero después tienen que venir beneficios concretos para el país. En materia turística también está bien que hay mayor conectividad. Una de las pocas políticas de Estado que se ha continuado es Vaca Muerta. En horabuena y en ese punto hay que tener un compromiso de cara al futuro. Garantizar que lo poco que han invertido se pueda respetar, que haya seguridad jurídica y confianza.

Desaprovecharon un país desendeudado, condicionándolo y trayendo las viejas políticas del Fondo. Ellos creían en esto, implementaron este programa de gobierno y salió mal.

-Usted tenía relación previa a la política con Macri, incluso alguna vez eso le valió reproches del kirchnerismo. ¿Tuvo diálogo con él estos años?

-En alguna oportunidad. Siempre preservando el vínculo personal, porque acá se trata de discutir ideas, no de agraviar personas.

-¿No se dañó el vínculo con el debate presidencial?

-No.

-¿Le marcó diferencias con la política económica?

-Sí. Lo mismo que digo en privado lo digo en público. Desaprovecharon un país desendeudado, condicionándolo y trayendo las viejas políticas del Fondo. Ellos creían en esto, implementaron este programa de gobierno y salió mal.

-En los últimos días la abogada Silvina Martínez presentó una denuncia contra usted por lavado de dinero en la que se hace mención a un exorbitante aumento patrimonial que tuvo durante su tiempo como gobernador. ¿Qué dice al respecto?  

-Cada una de estas cuestiones que se han planteado desde el momento en que terminé la gobernación se han contestado en el ámbito correspondiente, que es el judicial. Las aclaré en su momento y las voy a seguir aclarando.

Comentá la nota