Candela arrasó y es la Reina de la Vendimia 2013

Candela arrasó y es la Reina de la Vendimia 2013
La bella malargüina llevó la segunda corona al departamento sureño, luego del espectáculo en el Frank Romero Day.

Anoche, Mendoza vivió una Vendimia especial. No sólo el espectáculo artístico “Teatro mágico de piedra y vino”, la numerosa presencia de mendocinos y turistas, y la nueva soberana, que representará a la provincia en el mundo, le dieron esta particularidad a la Fiesta. Contribuyó, por supuesto.

Pero, en el marco del 452° aniversario de la fundación de Mendoza, el teatro griego Frank Romero Day cumplió 50 años de celebraciones vendimiales y el clima festivo se sintió en todo momento y desde los distintos puntos.

Sin embargo, el teatro entero vibró con la elección de la Reina Nacional de la Vendimia. Desde el principio, se vislumbró que quien había sido la favorita en las redes sociales se calzaría finalmente la corona. Con 71 votos, Candela Berbel llevó el cetro a su Malargüe.

La Virreina es Nadia González, de General Alvear.

En horario previsto, los seis locutores mendocinos saludaron a todo el público, tal como lo habían anunciado, en distintos idiomas, además del saludo en castellano. Uno a uno, fueron presentando a las candidatas departamentales. Llegó el turno de la presentación de la Virreina Nacional 2012, Evelyn Minet, y de la Reina Nacional de la Vendimia 2012, Wanda Kaliciñski.

Una tonada a modo de serenata para las soberanas salientes y luego, las palabras de Wanda que dieron comienzo al espectáculo con un mensaje de esperanza, agradecimientos y su compromiso contra la trata de personas.

Recuerdos de infancia

Fuegos artificiales y la llegada de un grupo de inmigrantes dieron comienzo al espectáculo “Teatro mágico de piedra y vino”, con guión de Arístides Vargas y dirección de Vilma Rúpolo. De esos viajeros, surgió el protagonista (Guillermo Troncoso) quien vuelve en el transcurso de toda la fiesta, a sus recuerdos de infancia, etapa que es personificada por el pequeño Gaspar Vargas, quien hizo ayer su debut en las tablas. Así, fue trazando un paralelismo permanentemente con su niñez, todo lo que vivió en las viñas mendocinas y la Vendimia.

Los primeros cuadros de esta puesta, cargados de emotividad y con clara conexión, dejaron ver la marca de su guionista y también, sacaron a la luz algunas postales de su vida: primero fue la danza con “Cueca de la Viña Nueva”; luego una escena de pajaritas blancas que evocaban a niñas cosechadoras. Posteriormente, fue el árbol. Allí, como en casi todos los momentos del festejo, hubo una gran presencia de bailarines sobre el escenario con un preciso montaje de iluminación, a cargo de la diseñadora Eli Sirlin. Desde el comienzo, todo el teatro griego se rindió ante el impacto visual.

“El pájaro hizo al árbol, el árbol hizo la viña, la viña a la uva, la uva al vino y el vino al hombre”, expresaba el relato y continuó con la interpretación en vivo de “Otoño en Mendoza” en la voz de Sebastián Garay, ubicado junto a la orquesta en la parte superior del teatro. Desde allí, también se destacaron las voces de importantes artistas locales como Fenicia Cangemi y su hija Patricia, Sandra Amaya y Gabriela Fernández.

A partir de ahí, la fiesta tomó un clima festivo con la celebración de la melesca y el júbilo de recoger los últimos granos. Con ritmo de polca, en música y danza, el protagonista retoma aquellas postales de Mendoza que recuerda: las alamedas, las acequias, el juego de la rayuela.

Desde los cerros, tres escenarios completaron la puesta a lo largo de los 75 minutos de duración, y acompañaron con bailes y juegos de luces. De acuerdo a lo anticipado por Rúpolo, ésa era la idea: darle protagonismo a los cerros y a su público.

La alegría se desvanece, el trabajo de la tierra es arduo y, además cae la helada. Es en este cuadro donde, tal vez, se notó más la interacción entre los aspectos tradicionales -que siempre guardan estas celebraciones- con elementos novedosos que aporta la tecnología. El mapping, que acompañó casi la totalidad de las escenas con imágenes de lujo que deleitaron siempre, ofreció ahí un espacio galáctico donde el escenario se convirtió en hielo.

Por esto, el ruego y canto a la Virgen de la Carrodilla, que se complementó con una procesión que bajó desde uno de los cerros hacia las hileras de vid del costado del teatro, lugar en el que se montó la figura de la patrona de los viñedos. Una vez más, los mendocinos y turistas aplaudieron de pie.

Con la bendición de la tierra, la cosecha de hoy es la fiesta del mañana. Y la fiesta implica alegría, brindis, bailes y música. Bailarines que invitaron al público al festejo por el fruto del trabajo. En ese momento de gran efusividad, Los Chimeno subieron a escena -arriba de un camión de cosecha- e interpretaron cuecas cuyanas, chacareras y tonadas.

Los recuerdos del personaje vuelven sobre el relato. Las bodas de las hermanas -representando a las uvas blancas y tintas-, la alegría de las fiestas familiares de la década del ‘60 y ‘70 y el pasaje de sus abuelos andaluces con la llegada de los fundadores europeos y latinoamericanos, fueron cuadros que trajeron recuerdos a la memoria de todos y rindieron homenaje a los inmigrantes, al momento fundacional de Mendoza y a la cultura latinoamericana.

Tango, twists, rock y ritmos típicos de distintos países del continente, como valses peruanos, sones caribeños y candombes se escucharon y se vieron a lo largo de estas secuencias: “Qué suerte”, por Violeta Rivas; “Il ballo del mattone”, de la recordada Rita Pavone; “Tengo”, de Sandro; y hasta “Los caminos de la vida”, de Vicentico, entre otros.

El festejo por el vino nuevo continuó con la zamba y se aprovechó de las dotes de bailarina de Wanda; entonces, apareció en escena bailando junto al cuerpo de bailarines. Un nuevo mapping que mostró el fruto del trabajo de la uva dio pie para que Goy Ogalde, de Karamelo Santo, cantara en vivo “Tomate un vino” y seguidamente, “La kulebra del amor”.

Doble homenaje

Hacia el final, dos homenajes en el marco de la fiesta: por un lado, al cine nacional con la proyección de películas argentinas inolvidables, donde el país se mira en ellas. En otro nuevo mapping que cubrió toda la escenografía, se vio una bandera del Cruce de los Andes, reforzando la idea de nuestro épico pasado, presente y futuro. Aquí, el recordatorio a Leonardo Favio y al general José de San Martín fue de lo más ovacionado.

Por el otro, al teatro griego Frank Romero Day en sus cinco décadas de Vendimias. El escenario descubrió la piedra original del lugar que guarda la memoria de todas las Vendimias. En una escena completamente luminosa, nueve parejas de bailarines que participaron en el espectáculo de 1963 bailaron “Póngale por las hileras”. Para ellos también, fue ese tributo.

El piso iluminado, recordando a la mítica Vendimia de Cristal, los cerros que ampliaron la escena y una nueva evocación al mestizaje latinoamericano indicaron el final de “Teatro Mágico de piedra y vino”. “Latinoamérica”, de Calle 13 y “Todas las voces todas”, ambas en la voz de los cantantes mendocinos; banderas argentinas en el centro del escenario; una estridente Marcha de la Vendimia con aires de malambo; todos los artistas en escena -con impecables y deslumbrantes vestuarios blancos- y un luminoso show de fuegos artificiales pusieron el broche de oro al espectáculo 2013.

Comentá la nota