A la cancha con Mourelle, hacen falta varios Messi en el equipo

A la cancha con Mourelle, hacen falta varios Messi en el equipo

El flamante secretario de Hacienda Hernán Mourelle, asumió hace 25 días y ya vivió su primer mal trago al sufrir un episodio de violencia a metros de su despacho. No es común que un hecho de semejante gravedad se produzca en un edificio público.

 

Pero es clave ubicar la situación en contexto. Mar del Plata fue escenario del primero de los varios ataques que el presidente de la Nación, ingeniero Mauricio Macri, sufrió en distintos puntos del país, que provinieron de emboscados y vandalizados simpatizantes kirchneristas. Esto no es un dato menor.

Como tampoco lo son que Mar del Plata no haya prosperado el Metrobus, que sí pudo avanzar en La Matanza. Ese servicio ícono del PRO, en Mar del Plata, será sometido a una audiencia pública que por inoportuna, fue postergada. El Concejo Deliberante entró en un dilema en cómo participar de una distribución de un fondo del conurbano, cuando forman parte de una Municipalidad que técnicamente se recibió en estado de quiebra y al borde de su funcionamiento.

Habrá un antes y un después, luego de la llegada del hombre que goza de la privanza de las autoridades provinciales a la Secretaría de Hacienda. El estimado José Cano sacó adelante como pudo y con su oficio una coyuntura harto complicada, con un gremio identificado con el Frente para la Victoria, que tuvo el acoso implacable como herramienta de presión. Luego Gustavo Schroeder cumplió otro tramo de la transición, en algo más grave que administrar la miseria, ya que de ello se trata. Cubrir un descubierto mensual sin poder salir del mismo es un calvario.

No hay perspectiva que no indique que CAMBIEMOS cuente a partir del domingo, con los votos necesarios para que el 10 de diciembre próximo, comience a revertirse esta historia negra de Mar del Plata estancada, atrasada, clientelar y dependiente. La municipalidad no presta los servicios que debe cumplir por la emisión de sus boletas de TSU y el cobro de OSSE más una tasa de GIRSU, todo está en envuelto en una nebulosa impenetrable.

Tampoco hay datos de la cobrabilidad y sólo el infernal giro en descubierto bancario, atormenta un destartalado aparato financiero, producto de años y años donde siempre se gastó más de lo que se recaudó. La Nación y la Provincia, con la asistencia debida, han permitido que no haya un estallido como se pronosticó para las fiestas de fin de año de 2015.

Más allá de intrincado armado político de CAMBIEMOS (el peor del país sin dudas), no había márgenes de ningún tipo como para que a partir de diciembre de 2015, hubiera un giro que comenzara a virar el rumbo hacia un futuro más previsible. Las decisiones que por ejemplo se toman entre política de shock o gradualistas en la economía, en Mar del Plata tuvieron un correlato, pero no había marcha atrás sino sólo condicionamientos extremos, como no pagar sueldos o levantar la basura.

No hay nada que no responda a un planificado escenario de convulsión inmediata, que aparecieran (hasta sin luna de miel mediante) los síntomas de ingobernabilidad. La política y hasta la propia coalición en su complicada arquitectura fue funcional al objetivo, de quiénes desde el oficialismo pasaron a la oposición, pero con su propio diseño de una estructura pergeñada para el desastre.

En muchos casos las respuestas no fueron las mejores, el endeudamiento y la falta de pauta oficial con el multimedios (y otros problemas), incentivó y potenció conflictos algunos menores, que no aparecían hasta que el actual intendente ganó las PASO de 2015. La nueva realidad política sacó a la superficie un nivel de confrontación que anteriormente se arreglaba mediante un llamado telefónico o con un café. Se demonizó al nuevo gobierno y hubo una transferencia sumarísima de la totalidad del paquete explosivo de obligaciones contraídas que pasaba a formar parte del legado.

Mourelle y Lacunza, los dos Hernán, juegan al truco sin señas. Comparten el mismo techo político y tienen en el horizonte como desafío, meter a Mar del Plata en el túnel de la transformación, del avance hacia su modernización y aplicación de tecnología. Hasta acá nada ha resultado, no ha habido una involución, pero si un amesetamiento de los problemas, porque todo sigue igual. Información no les falta sino que les sobra.

El PRO marplatense tampoco le ha jugado a favor, hay que hablar poco menos que de su inexistencia y total falta de representación en Mar del Plata, de la que largamente nos hemos ocupado con exclusividad. No ha funcionado ni el RIL ni Joaquín De la Torre, el ministro de Gobierno  que fue echado por el intendente, cuando Fiorini gato, se incorporó en tercer lugar en la lista de senadores de la Quinta Sección Electoral, verdadero despropósito, si existen en la política.

A Mourelle le tocará experimentar en esa trinchera, con que bueyes ara. Tendrá su propio entrenamiento en un ambiente tóxico, cuando necesitará lealtades. Así como shock o gradualistas, en la macro economía, en la administración municipal, el problema ha sido la continuidad, que quedó enganchada. Todos los vicios de la política de administración de personal, la licitación y adjudicación que hizo la administración anterior de la recolección de residuos que pasó de U$S 1.000.000 en los ´90 a U$S 4.000.000 en la actualidad más el anexo subsidiario de CIAVASER, administrada bajo la misma estructura empresarial. El manejo de OSSE, autónoma en su recaudación, cuya conducción y sindicato están alineados con el kirchnerismo a punto tal de haber financiado sucesivas campañas de Scioli y CFK. A quién responde la inteligencia de la Secretaría de Seguridad y la policía local, y en manos de quién quedó el sistema informático de la Municipalidad que se instrumentó entre 2007/2015. Demasiados y colosales problemas para un intendente solo, a quien se lo sacó de la escena, en una sanción de único responsable. Un exceso de velar por los votos que no tienen dueño.

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