Canalización del Bermejo: una de las tantas historias no contadas

Canalización del Bermejo: una de las tantas historias no contadas
Don Julio Palmer, un histórico dirigente de la Cámara de Comercio de Resistencia y la Federación Económica, recordó sendos episodios que marcan el devenir político e histórico de una obra que espera ser realizada desde 1903.
La conformación de diversas comisiones que realizaron los estudios de la canalización del Bermejo se remonta a 1903. Sin embargo, los primeros análisis considerados importantes, se efectúan en 1935-1938 y a ellos se aviene la Comisión Nacional del Río Bermejo creada por Decreto N° 16.288 del 6 de Septiembre de 1956 y que era presidida por el contralmirante Gregorio A. Portillo; la que tenía por misión "encarar los estudios definitivos para lograr su realización".

"Hubo una empresa española - recuerda don Julio Palmer - que se interesó para hacer la inversión y explotarla, al igual que una norteamericana. Pero los legisladores nacionales no aceptaban ese tipo de compromisos. Pero mucho antes, hubo una oferta clara y concreta terminada la Segunda Guerra Mundial. Un conjunto de bancos judíos establecidos en los Estados Unidos ofreció a la Argentina lo que fuese necesario para la construcción de la canalización del río Bermejo con todas sus obras complementarias. Del capital invertido, le aseguraban a la Argentina el 51%, para tener la presidencia del Directorio de la administración de la misma. El gobierno argentino nunca le contestó por sí o por no. Los banqueros israelíes ofrecieron esa posibilidad por la recepción que nuestro país había dado a miles de inmigrantes judíos terminada la contienda mundial".

En 1966, el general Onganía - recién asumido como presidente de facto y que “venía a moralizar el país de los argentinos” - borró de un plumazo a esta Comisión y la incorporó al ‘mastodonte’ de la Comisión Nacional de la Cuenca del Plata creada por Ley N° 17405/67.

Cuando comienza el año 1970, el gobierno nacional llama a concurso de antecedentes para el anteproyecto del ‘Aprovechamiento y Estudio de Factibilidad de la Alta Cuenca del Río Bermejo’ en la zona de Orán (Salta). Adjudicado el trabajo a una consultora, se suscribe el 30 de Octubre del mismo año - entre el gobierno argentino y la secretaría de la Organización de los Estados Americanos (OEA) - el acuerdo de asistencia técnica para la ejecución de los recursos hídricos de la Alta Cuenca del Bermejo.

Desde la Comisión Provincial se reclamó insistentemente sobre la participación del Chaco en dichas decisiones, y el propio gobernador formoseño, Augusto Sosa Laprida, pidió la conformación de un Comité. A mediados de 1972, se suscribió el convenio de creación del Comité de la Cuenca Hídrica del Río Bermejo, siendo integrada entonces por los ministros de Obras Públicas de Salta, Jujuy, Formosa y Chaco; sumándose a ellos la Cancillería boliviana que era interesada en el tema. El financiamiento del Comité, seguía a cargo de la OEA y la Argentina. Siendo el organismo internacional el que proveía a calificados técnicos para el estudio del proyecto. Curiosamente, los técnicos de la OEA eran todos brasileños.

"En dependencias de la Casa de Gobierno - agrega Palmer - se realizó una reunión de muchas horas, con marcado desgaste entre los participantes por la puja de intereses. Entre las casi cuarenta personas que estábamos presentes, había dos que realmente sabían lo que decían; uno era el Director Nacional de Proyectos de la Subsecretaría de Recursos Hídricos, el ingeniero salteño Mario Luis Guardo - que era el único que podía decir que se embarró las botas en el río Bermejo - y la otra era una abogada chaqueña de la Cancillería Argentina llamada May Lorenzo Alcalá. Lo que estos profesionales afirmaban, nadie rebatía. Pero existían cosas raras de parte del Estado. Ese Comité necesitaba plata, y uno de los representantes de la Nación recibe un cheque por $120.000 para ser depositados en una cuenta especial que se debía abrir en el Banco Nación. En el Banco, a ese funcionario, le pusieron mil requisitos para la apertura de la cuenta y llegaba — durante el tiempo de los trámites - el día del vencimiento del cheque. Como aún no se le adjudicaba la cuenta oficial, el hombre abrió una cuenta a su nombre y depositó el cheque para su cobro y guarda del monto en dicha cuenta. Dos días después, llegaron dos oficiales del área de Justicia de la Nación y le hicieron un sumario; a pesar de que no se había usado ni un peso del monto del cheque aludido. Así actuaba, la Nación, para una obra aún reclamada por la región”.

Fuente: “50 Años. Federación Económica del Chaco 1951-2001”. Rodolfo ‘Pocholo’ Mancuello.

Meana y Meana Impresores. Julio 2001.

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