“Los campos magnéticos son cancerigenos para humanos”

Lo dijo el biólogo y profesor cordobés, Raúl Montenegro, quien disertó en Berazategui en una charla sobre “Electromagnetismo y la Salud Humana”, realizada el último sábado en el gimnasio del colegio Ameghino.
Hubo presencia mayoritaria de vecinos de los alrededores de la Subestación Rigolleau, aunque también estuvieron en el colmado auditorio, varias organizaciones sociales, vecinos de otros barrios de Berazategui y personas afectadas por las subestaciones Sobral, Wilde, Ezeiza e Ituzaingo.

El doctor en biología y profesor cordobés, Raúl Montenegro, fue el orador central de la tarde. Sostuvo que la única forma de lograr cambios es “que se asocie la gente que pelea en la calle, que se asocie la gente que trabaja en los laboratorios, las personas que trabajan en las organizaciones no gubernamentales. Cuando esos puentes se fabrican, los éxitos están más cerca. Por eso quiero felicitar a la gente de Berazategui, a la gente de Sobral, a la de Wilde, a la de Ezeiza, que construyeron puentes fantásticos y que desde hace un tiempo vienen trabajando y consiguiendo cosas. Es fundamental en la lucha que la propia gente vaya manejando las herramientas técnicas. Nuestra experiencia nos dice que durante los procesos de lucha, los vecinos terminan manejando mejor los aspectos técnicos que las propias empresas, las consultoras y los gobiernos”, afirmó el presidente de la Fundación para la defensa del ambiente (FUNAM).

Montenegro también alertó sobre la exposición crónica, permanente a los campos electromagnéticos, que sufrirían los vecinos que habiten en las inmediaciones a la Subestación Rigolleau si esta se pusiera en funcionamiento: “Los vecinos se expondrán siempre, los 365 días del año; no un rato, durante unos días, sino siempre, en forma permanente”.

También mencionó que sobre los estudios epidemiológicos que comprueban una posible relación entre campos magnéticos y cáncer, el primer alerta la brindó el National Institute for Environmental Health Science de Estados Unidos, que en 1998 consideró a los campos magnéticos como “posible cancerígeno”, aseguró el expositor.

Además, Montenegro señaló otros dos estudios que demostrarían la relación campos magnéticos con el cáncer: “En 2.000, estudios epidemiológicos realizados en Gran Bretaña sobre un universo de más de 10 mil niños sanos y de más de tres mil chicos con leucemia, determinaron que los chicos expuestos a un campo magnético igual o superior a 0,4 micro teslas (unidad de medición de dicho campo) duplicaba el riesgo normal de contraer leucemia infantil”. “Ese mismo año, un grupo de científicos de la Universidad de California analizó doce estudios epidemiológicos en niños sanos y con leucemia, sometidos a campos magnéticos, determinaron que con campos de exposición iguales o superiores a 0,3 micro teslas (ut) aumentaba 1,7 veces el riesgo en niños de contraer leucemia”, señaló.

Montenegro destacó el pronunciamiento de la Agencia Internacional para la Investigación sobre Cáncer, organismo que trabaja junto con la Organización Mundial de la Salud, que “colocó claramente a los campos magnéticos en el grupo 2B, o sea posibles cancerigenos para humanos”.

Según el titular de la Cátedra de Biología Evolutiva de la Universidad de Córdoba, los efectos comprobados sobre la salud en una exposición crónica a los campos magnéticos son: 1,6 ut: abortos tempranos; 1,2 ut: depresión, bajante de la acción antioncogénica (anticancerosa); 0,3 ut: leucemia infantil.

Sobre el cierre de su exposición, Montenegro comparó las normas vigentes en distintos lugares del mundo, sobre los niveles permitidos de campos magnéticos para proteger la salud: en Suiza (1999) se permiten 1 ut; en Veneto, Verona y Toscana, Italia (2000) 0,2 ut; en Queensland, Australia, (2002) 0,4 ut; mientras que en Argentina (1998) se permiten 25 ut.

Sobre los valores permitidos en Argentina, Montenegro aseguró que en nuestro país “no tenemos limites máximos de exposición para proteger la salud de las personas de los campos magnéticos. Solo tenemos un límite máximo de estándar ambiental, no como estándar sanitario, de 25 ut, que es una barbaridad”. Destacó que la resolución 77/78 del Enre, emitida por un ente sin autoridad científica para hablar de la salud, es una “verdadera aberración”.

Como forma de referenciar sus conceptos, Montenegro resumió los valores obtenidos en los alrededores de la Subestación Sobral en las mediciones que él mismo realizó en 2002, sobre el campo magnético, así detallo varios lugares y los valores obtenidos: todos por encima de 0,4 ut. Es de resaltar que en 50 cuadras de los alrededores de la Subestación Sobral existen 135 fallecidos de distintos tipos de cáncer y 120 que padecen la enfermedad.

Al finalizar las intervenciones y antes de dar pasos a los numerosas preguntas que surgieron desde los participantes, el doctor Mariano Aguilar, de la Asociación de Abogados Ambientalistas de la Argentina, señaló las alternativas legales que le caben a los futuros perjudicados y los derechos que les brindan las leyes de nuestro país y la propia Constitución Nacional.

Al escuchar las preguntas de los vecinos, revelando conocimiento sobre la temática, se entendió porque no participó ningún funcionario ni directivo de la Unión Industrial, pues “no podrían haber ocultado su responsabilidad, falta de vergüenza y fastidio, de reconocer que esta vez el pueblo sabe de que se trata y ellos deberán ponerse a la altura de las circunstancias, en especial el gobierno municipal responsable de garantizar el derecho a la salud de la comunidad de Berazategui”, mencionaron desde el Foro Regional en Defensa del Río de la Plata, la Salud y el Medio Ambiente.

Hubo ausencia de autoridades municipales, del Centro Comercial “y otros sectores que inhumanamente vienen reclamando, con gran irresponsabilidad ante la salud de la población, la instalación de la Subestación Rigolleau, a pesar de haber sido formalmente invitados por los organizadores del evento”, agregaron desde el Foro a través de un comunicado.

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