Entre medio de un bullicio joven y arengador, entraron en hilera, uno tras otro. Al intendente se lo notaba exultante; sus gestos develaban un entusiasmo, cuanto menos, inusual. Un año antes, esa misma militancia, lo silbaba en los actos y le advertía que él no era “la expresión genuina del proyecto nacional” en Mar del Plata y Batán.

Sin embargo, las cosas cambiaron. No sólo porque “de arriba” le mostraron el apoyo tan esperado, sino porque además las banderas de La Cámpora y Nuevo Encuentro este domingo a la noche lo ovacionaron. Gustavo Pulti, junto a su incipiente propia juventud, ya parece tener quien le mueva los “trapos”.

Estaban por dar las 23 y el intendente subió al estrado. A un lado Alejandro Ferro, primer candidato a concejal, y al otro, Lucila Brandériz, su esposa, compañera y funcionaria. Una breve introducción y enseguida la noticia: Acción Marplatense, dijo, “ganó la elección”. La gente volvió a agitar y se escucharon –fuerte- los bombos y platillos; hasta los integrantes del Gabinete municipal se descontrolaron, por así decirlo.

La proclamación de Pulti chocó, y choca, con la de Vilma Baragiola, que ganó por robo la interna del Frente Progresista, Cívico y Social. El intendente y la edil radical anunciaron exactamente lo mismo, aunque por separado: los dos se adjudicaron la elección primaria en lo general.

Según reportó la Jefatura de Gabinete de la Provincia en cada una de las actualizaciones de cómputos, Baragiola y Pulti se alternaron el triunfo y no lograron, en casi ningún momento, sacarse una diferencia sustancial de votos.

Por fuera de las cuentas, en su discurso central, Pulti subrayó que “pese a la dispersión de votos, por las 21 listas que se presentaron, por primera vez desde el retorno de la democracia, en el sexto año de gobierno, un partido vuelve a reunir la mayoría de votos en la ciudad”.

Y en este contexto, el intendente aprovechó a convocar a los precandidatos del Frente para la Victoria a “reconocer la necesidad de aunar esfuerzos y trabajar en forma compartida” para hacerle frente al Frente Progresista, Cívico y Social que encabezará, en Mar del Plata y Batán, con Vilma Baragiola.

“Todos aquellos que queremos el progreso del país, de nuestra ciudad, quienes queremos seguir trabajando en forma compartida Nación, Provincia y Municipio no tenemos el corazón dañado por la enemistad. Nosotros deseamos formar una ancha avenida de voluntades”, describió Pulti, para evitar “colados” y tratar de reconstruir los lazos con la fracción dura del kirchnerismo local.

Tras afirmar el “triunfo contundente” de Martín Insaurralde en Mar del Plata, lo que provocó una nueva catarata de arengas militantes, Pulti felicitó “a los candidatos que ganaron sus internas”, pero elogió al propio, a Alejandro Ferro.

“Aceptó el desafío de una militancia para defender los logros, para salir de la comodidad y el reconocimiento bien ganado para aceptar los nuevos desafíos. Estoy hablando de quien ha reunido la mayor cantidad de votos de Mar del Plata”, dijo, y el todavía secretario de Salud se sonrió y levantó, de su mano derecho, el dedo índice y medio. Una V de victoria o un símbolo peronista. Dependiendo de quien lo vea, lo que se quiera figurar.

El acto de Acción Marplatense tuvo lugar en el Hotel República. Hasta ese punto de campaña, con un centro de cómputos en el subsuelo, llegaron fomentistas, dirigentes trans, militantes y funcionarios. Muchos fiscales, no pocos dirigentes empresarios y algunas caras conocidas: Cristina Di Rado, por ejemplo.

Las puertas se abrieron a las 18. Hasta las 20.30, sólo los medios y periodistas ocuparon el salón. En ese lapso, cuatro partes con información parcial se ofreció a la prensa: dos los compartió Ariel Ciano, presidente del Concejo Deliberante, y los otros dos, Débora Marrero, actual edil y candidata.

Por esas horas, Acción Marplatense elogiaba los votos en los barrios. No quería hablar del macro y microcentro: más tarde confesaron que esos votos se los llevaron Baragiola, Arroyo, Azcona y Giri.