Campero: “ni el papel higiénico me dejaron”

Campero: “ni el papel higiénico me dejaron”

El intendente radical informó que llamó a una escribana para dejar constancia del estado en el que recibió el edificio municipal Sin sillas ni computadoras, y con techos que se llueven. Los nuevos ediles quedaron azorados al ver el inmueble que ocuparán.

Imagine que viaja en un ómnibus por una ruta, en medio de una geografía esteparia. Al cabo, el micro se detiene en una estación de servicios que parece sacada de una película de terror. “¡10 minutos para ir al baño!”, grita el chofer. Entonces, los pasajeros descienden y hacen fila para entrar, todos, al único sanitario disponible. Imagine ahora cómo sería ese baño. Si piensa que el olor desmaya, que nadie lo ha limpiado en días y que la sola vista del inodoro causa náuseas, ha acertado. Pues bien, el baño del edificio central de la Municipalidad de Yerba Buena es igual a cualquier baño de gasolinera que usted pueda imaginar. 

El lunes último, una escribana recorrió la casa de la intendencia, en avenida Aconquija al 1.700. Durante su visita, escribió que en cada oficina no hay siquiera tres sillas. Y que la mayoría son inservibles: están desfondadas, cojas o sin respaldo. Tampoco halló muchos escritorios que no estuvieran destartalados. Puso, además, que las computadoras tienen ranuras para disquetes que ya no existen en el mercado, en su mayoría. Como los techos se llueven y ese día llovía a cántaros, mientras hacía el inventario, la mujer andaba eludiendo los baldes a su paso.

“Quisimos dejar constancia del estado en el que recibimos las instalaciones”, explica el jefe del gabinete local, Manuel Courel. El viernes pasado, el intendente radical Mariano Campero y su equipo se hicieron cargo de la ciudad, tras ocho años de gobierno del peronista Daniel Toledo

“Ni el papel higiénico me dejaron. Tengo que hacer andar una máquina que apagaron y escondieron la llave”, compara Campero. Por ello, asegura que encargará una auditoría, para revisar el estado en el que ha recibido el municipio. Luego, promete que hará público ese informe.

En palabras de Pablo Machiarola, el nuevo secretario de Difusión y Gobierno Abierto, tras asumir se encontraron con un edificio arrasado. Dice que se llevaron todo (“hasta las cucharitas del café”), y que eso se observa en otras reparticiones, como en la Dirección de Tránsito y Transporte y en los talleres del obrador.

“En el cementerio municipal, los empleados nos piden herramientas básicas. ‘Eh, disculpe, me pueden dar una soga para bajar los cajones’, nos dicen. En las oficinas de atención al vecino no tienen tanzas para las bordeadoras”, añade. Machiarola explica que lo primero que harán -en el caso del edificio principal- es reparar los techos y el sistema eléctrico (“los cables cuelgan sobre las cabezas”). Tampoco hay lapiceras, papeles ni tinta para las impresoras que, “de casualidad”, andan. 

Teléfono para todos

Pero la Municipalidad no es el único sitio por donde anduvo merodeando el espanto. En el Concejo Deliberante también hubo caras de zozobra, pues sus nuevos ocupantes se dieron con que deberán trabajar en un edificio que sobrevive sin que le cambien una bombilla quemada siquiera.

“No hay teléfono fijo. No hay computadoras. No hay luces en los baños. No hay aparatos de aire acondicionado. Es imposible trabajar así. ¿Por qué nadie denunció esto antes?”, se pregunta el concejal Marcelo Rojas, electo por el partido vecinal Cambiemos Yerba Buena.

A decir verdad, antes sí hubo quejas. El macrista Pedro Albornoz Piossek, quien inicia su segunda concejalía, reclamó en algunas ocasiones que se instale una línea telefónica e internet, al menos. “Aunque parezca mentira, el Concejo no tiene teléfono”, se asombra.

El actual presidente del cuerpo, el abogado Javier Jantus -quien fue reelecto por otro partido municipal- relata que él se hartó de pedirle a su antecesor en ese puesto, el peronista Antonio Caferro, que pusiera focos en los baños. Ahora que tiene la potestad, dice que le dirá al propietario del inmueble, por el que pagan un alquiler de más de $ 20.000 mensuales, que arregle los techos, ya que también ahí se abren goteras.

“El objetivo es hacer un nuevo edificio. Sabemos que hay fondos de organismos internacionales destinados al fortalecimiento institucional. Intentaremos gestionarlos”, concluye. El actual presupuesto del Concejo es de $ 15 millones anuales.

En definitiva, si se les da crédito a los dichos de los electos y de los designados, el abandono se evidencia en las reparticiones. Así que, si quiere entrar al baño municipal, haga como si estuviera en una estación de servicios: tápese la nariz y lleve su papel.

POR LAS REPARTICIONES

Goteras y computadoras viejas.- En el edificio principal de la Municipalidad, en avenida Aconquija al 1.700, funcionan la intendencia y las secretarías de Hacienda, Difusión, Gobierno y Gabinete. Los techos se llueven, no tienen sillas en buen estado y las computadoras son obsoletas.

Sin pintura desde hace 18 años.- El cementerio municipal no se pinta desde hace 18 años, dicen las nuevas autoridades del gobierno local.

Vidrios rotos.- En el edificio donde funciona la Dirección de Tránsito, Transporte y Vía Pública tampoco hay sillas enteras. En la puerta de entrada cuelgan los vidrios rotos. 

Sin herramientas básicas para trabajar.- En el edificio del Obrador Municipal faltan elementos para llevar a cabo las tareas específicas. Unos 200 empleados cumplen funciones allí. 

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