Cammesa estima que hay “banca” para evitar nuevas subas de la luz

Cammesa estima que hay “banca” para evitar nuevas subas de la luz

Como no soy político, voy a decir las cosas sin vueltas”. Así se presentó en Córdoba días atrás Mario Cairella, el número uno de la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico (Cammesa), durante un panel sobre energía organizado por la Fundación Mediterránea.

 

Lo que vino después fue una saga de definiciones pocas veces escuchadas de parte de un directivo de tamaña significación para el sistema energético nacional.

Unas jornadas antes, el lunes 3, había pasado por Córdoba el secretario de Energía de la Nación, Gustavo Lopetegui (“Mi jefe”, como le dice Cairella).

Tanto por las expresiones de uno como del otro está claro que el Gobierno decidió no guardarse nada para contrarrestar una de las críticas más duras y realistas que se le hacen de cara a la campaña electoral: el tarifazo energético que Cambiemos aplicó desde que llegó al poder, hace 42 meses.

En la cúspide del kirchnerismo, los subsidios energéticos se ubicaron entre el 3 y el 3,5 por ciento del PBI. Este año son del 1,1 por ciento, según la cartera energética.

Si bien Lopetegui efectuó en su exposición un análisis “macro”, Cairella no dudó en diseccionar con un filoso bisturí el panorama y la situación de Epec a la que ubicó como la más cara del país, pero también como una víctima de un “sindicalismo capaz de prenderle fuego a la ciudad”, opinó.

Aunque reconoce varios perfiles, el escenario puede analizarse desde dos planos. Uno es el tarifario, donde Lopetegui bordeó el sincericidio. Admitió sin vueltas en la Bolsa de Comercio: “Aumentamos ocho veces la factura de la luz y siete veces la del gas. Después nos dicen: ‘Macri gato’”.

Otro es el estructural, la matriz energética con la cual funciona el país.

Por la quita de subsidios, el costo de la electricidad pura a nivel residencial está a un 80 por ciento de su valor real. En el gas, ese porcentual se ubica en el 85 por ciento de los costos. Por el momento, el Gobierno decidió congelar cualquier nueva actualización en la energía mayorista, aunque sobre las distribuidoras presionen a diario los costos operativos.

Por ahora, congeladas

¿Cuándo se trasladará a los clientes el tramo que falta? Cairella no le pone plazos. “El Gobierno puede convivir con este nivel de déficit porque se están ajustando otras partidas”, explicó.

Ese 15 a 20 por ciento, “está siendo financiado por algún superávit en otro lado, mientras esas cuentas cierren, se puede bancar”, consideró.

Estimó que, justamente en la macro, el déficit energético puede terminar en 2019 en unos dos mil millones de dólares, contra 3.800 millones del año pasado o 10 mil millones por año entre 2004 y 2013.

Para el caso de los grandes usuarios, como empresas o industrias, ya se cruzó el río. Es decir, las tarifas están completamente sinceradas, siempre con la aclaración de que se no se incluye el costo operativo de las transportistas y distribuidoras que va por otro carril y que pueden incrementarse por decisión de esos actores.

¿Eso significa que los costos energéticos en la Argentina son competitivos? “En electricidad, el precio del megavatio es caro, somos más caros que la gran mayoría de los países que se han podido desarrollar en los últimos años”, explica el CEO de Cammesa a La Voz.

Los grandes usuarios pagan el megavatio/hora a razón de 70 dólares. “Deberíamos poder llegar a 50 o 55 dólares”, apuntó.

Gas cartelizado

Pero el problema es de difícil resolución e inclusive está por encima de la estabilidad que pueda conseguir la economía.

El país asienta gran parte de su generación eléctrica para los picos de demanda en un viejo parque de máquinas de turbo vapor, con costos fijos mensuales en dólares significativos para funcionar apenas unas horas al día.

El punto es que en las horas de demanda pico de invierno y verano, el sistema requiere todo el parque disponible para atender a la demanda.

“Hoy sirve todo. No es conveniente bajar demasiado la remuneración porque las opciones son el costo monetario, o que se corte la luz”, dice el administrador. La decisión es obvia.

Una salida rápida podría pasar por la construcción de la central atómica Atucha 3, mediante un crédito por ocho mil millones de dólares que otorgaría China y sería pagado por Cammesa. Ese proceso está encaminado, aunque pende un debate sobre si el país quiere ahondar su política nuclear cuando otros países, como Alemania, abandonan ese terreno.

Con el gas en boca de pozo existen otros dilemas. “Los productores de gas, a mi entender, están cartelizados”, dispara Cairella.

“Es muy difícil, hay que romper esa cartelización y para eso debería existir una Cammesa, pero de gas”, puntualiza. Con la irrupción de Vaca Muerta el gas bajó de 5,70 dólares por millón de BTU a un valor que va de 2,6 a 3,4 dólares, según sea invierno o verano.

Pero para el funcionario debería reducirse más el costo. “Es fundamental que el precio del gas sea totalmente transparente. Hoy los contratos son secretos. Esconder para poder seguir ganando es el negocio”, objeta.

“Epec es la más cara, una madeja armada en los últimos 30 años”

Aunque reconoce que la jurisdicción nacional carece de facultades para imponer políticas administrativas, el titular de Cammesa consideró que si Epec pretende mantenerse integrada debe dar independencia y hacer eficiente cada una de las áreas.

“No veo nada de malo en que Epec tenga generación, transporte y distribución. Lo que está mal es que cada una de esas áreas no sea una empresa completamente independiente y que el holding controle a las tres”, sostuvo Mario Cairella en Córdoba.

El directivo enfatizó que esas actividades deben ser “manejadas por gente absolutamente profesional que trate de obtener el mejor resultado en la mezcla entre lo económico la función social”, agregó.

Cairella lamentó sin embargo la fuerte influencia sindical sobre la empresa cordobesa. “Cada movimiento que hace la actual conducción para mejorar su operación parece pensada para un partido de ajedrez. Hay que desarmar una galleta de tanza armada en los últimos 30 años”, opinó.

Alertó que Córdoba paga la energía al mismo costo que el resto de las provincias y que las diferencias tarifarias obedecen al Valor Agregado de Distribución (VAD) que aplica Epec. “Es un VAD donde hay lo que hay y lo que no debe haber”, dijo. “Es lo que paga el cordobés de a pie, dos veces más que el porteño”, aseguró.

Sin embargo, reconoció que en la actualidad Epec no mantiene deudas con Cammesa. Queda pendiente de pago una pequeña diferencia que podría compensarse si la administradora nacional reconoce una mejor remuneración para la energía que entregan las represas de Córdoba, lo cual podría resolverse en días más.

Por otro lado, también culpó a los gobernadores de provincia por las asimetrías tarifarias. “Las provincias decidieron usar los dineros la energía con otros fines”.

Y ejemplificó que por 300 kilovatios hora de consumo en Edenor y en Edesur se pagan 1.200 pesos y en Córdoba, unos 2.000 pesos.

El Estado todavía pone mucho dinero

El economista José María Rodríguez alertó que todavía conviven fuertes asimetrías en el mercado energético nacional, con un alto costo fiscal que inclusive puede agravarse si la economía no encuentra un piso de estabilidad.En el sector del gas natural, el aumento de las tarifas desde 2016 “causó marcadas caídas de consumo de los usuarios residenciales, comerciales y pequeñas industrias, no así en el sector de grandes usuarios”, explicó.Importación carísimaEl actual gobierno todavía no consiguió “reconstituir el mercado mayorista de gas”, en tanto que los incentivos para Vaca Muerta “causan una carga fiscal significativa”, al igual que el contrato de importación de gas de Bolivia que continuará hasta 2026. “Es muy oneroso para Argentina”, valoró.En las actuales tarifas que paga el consumidor de gas aún queda un remanente del 15 por ciento de subsidios, indicó el economista cordobés.En tanto, en el sector eléctrico, la potencia instalada en generación “mejoró sustancialmente a partir de 2016” y mejoró la eficiencia del servicio, opinó Rodríguez. En el costo de la electricidad pura, en tanto, se mantiene un 22 por ciento de subsidios, estimó, y sugirió que el Gobierno no debiera relajarse por el año electoral.

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