¿Camión o ferrocarril?

¿Camión o ferrocarril?

La discusión es por los costos de uno y de otro.

Uno de los temas o problemas estructurales que dificultan el entorno competitivo de una empresa, y particularmente de las pymes, es el componente de logística. Los altos costos por servicios de fletes y transporte que las empresas argentinas hoy mantienen por la comercialización de sus productos es un factor determinante de la competitividad, afectando directamente a los costos, redundando en pérdida de esta (tanto en el mercado interno como proyectándose en el comercio internacional) y por lo tanto de eficiencia.

 

 

 

 

 

Un estudio del Observatorio de Economías Regionales de la Asociación de Cooperativas Vitivinícolas Argentina señala que según el Banco Mundial, Argentina se sitúa como uno de los países con mayores costos logísticos. Según datos para el año 2014, los costos por exportar un contenedor expresados en dólares, para el caso argentino es de U$S 1.770 mientras que el promedio mundial se ubica un escalón más abajo, en U$S 1.560. Sudáfrica se asemeja a los costos argentinos, siendo de U$S 1.830 y Brasil supera ampliamente a la muestra seleccionada, ubicándose en U$S 2.323 por contenedor exportado. En línea con este estudio, la Fundación IERAL admite que ‘uno de los grandes desafíos consiste en la reducción de los costos logísticos y de exportación, donde la Argentina rankea mal en las comparaciones internacionales‘. Sostiene que los costos logísticos representan entre un 4% y un 25% del valor de planta de una muestra de productos regionales, siendo los gastos en puerto y los fletes internos terrestres los dos componentes más importantes de este rubro. Esta entidad también destaca que los costos de logística son más elevados en los países emergentes, siendo entre 2 y 3 veces más altos como porcentaje del PBI, respecto de países miembros de la OCDE, organización que nuclea a los principales competidores de Argentina en productos agropecuarios. Los elevados costos repercuten no sólo en la competitividad de las economías regionales, sino también directamente en los productores agropecuarios, al recibir menores precios por la venta de sus productos primarios. El desafío pasa por lograr una disminución en estos costos. Según estimaciones privadas para el sector vitivinícola, el costo de fletes y despachos se ubica entre el 5% y casi el 10% como porcentaje de las ventas, según sea el tamaño de la bodega y si comercialice en el mercado interno o externo. Es decir que de cada 100 pesos que vende una bodega, entre $ 5 y $ 10 pesos se pagan por la logística. Entre los problemas se pueden enunciar:

 

 

Infraestructura vial: ausencias de doble vía en rutas nacionales y provinciales; altos costos por peajes que encarecen las tarifas de transporte; congestión y tránsito lento en las principales rutas y el ingreso a Buenos Aires. A su vez hay otros componentes como el caso de la estructura impositiva, que según empresarios del sector de transporte de carga terrestre, ronda el 37% de los costos. Otro es el combustible, el cual ha sufrido un aumento de más del 30% durante el año en curso. 

 

 

 

 

 

EL DOMINIO DEL CAMIÓN 

 

 

Según datos de la Asociación Argentina de Logística Empresaria, mientras que el 93% de la producción argentina se traslada vía terrestre mediante el transporte tradicional de cargas, sólo el 5% se hace por vía férrea.

 

 

Paradójicamente se estima un ahorro de costos de hasta el 50% para el caso de transporte férreo. En el caso del vino, el despacho de carga vía ferroviaria es más restringido aún. Según datos de la Comisión Nacional de Regulación del Transporte (CNRT) para el año 2016 sólo se transportaron 11.801 toneladas de vino de un total de 10.600.597 toneladas en total por el transporte ferroviario, representando menos de un 1% de las toneladas transportadas. De este volumen vínico, prácticamente la totalidad fue por las vías que administra el operador estatal Trenes Argentinos Cargas y Logísticas, que tiene a su cargo entre otras líneas la ex línea General San Martín. Este operador, que transporta principalmente productos alimenticios y manufacturas, ha transportado en el año en curso 720.937 toneladas, siendo el vino el 1,6% de lo transportado por este operador. Para el operador en cuestión, la tarifa media por tonelada para el mes de julio se ubicó en $ 377 por tonelada transportada con una distancia media de 631 km recorridos, mientras que en enero se ubicó en $ 265 con una distancia media recorrida de 587 km. Es decir que la tarifa media ha sufrido un incremento de casi más de un 40%. Una tarifa acorde a la distancia Mendoza Buenos Aires de un recorrido de 1.200 km, da como resultado una tarifa de referencia de alrededor de $ 718. Para el caso del sector vitivinícola, la tarifa no ferrocarril por transportar un conteiner de vino y entregarlo en el Puerto de Buenos Aires, sin operador logístico y sólo contemplando el viaje de ida, asciende en promedio a $ 20.000. Mientras que si se tarifa por pallet (168 cajas de 6 botellas) la tarifa ronda los $ 1.500/ $ 1.800. Los incrementos en este sector están básicamente liderados por los rubros combustible y mano de obra.

 

 

Los precios de este servicio han sufrido aumentos de más de un 30% en lo que va del año. 

 

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