El cambio que necesita la Provincia

El cambio que necesita la Provincia

Luego de los resultados de las elecciones del pasado 25 de octubre en la provincia de Buenos Aires, que llevaron a que el Partido Justicialista bonaerense en su versión kirchnerista obtuviera el peor resultado de su historia, comenzaron a salir de la cueva algunos dirigentes sindicales con actitudes extorsivas, queriendo imponer condiciones y sembrar el pánico ante la nueva etapa que se avecina.

Como secretario general de uno de los gremios más importantes de la administración pública, tengo la obligación de salir a poner blanco sobre negro. La realidad es que estos sindicalistas respaldan la candidatura presidencial de Daniel Scioli y apoyaron abiertamente a Aníbal Fernández, un personaje acusado de narcotraficante que si llegaba a la gobernación hubiese significado un serio riesgo para los trabajadores y para la sociedad en su conjunto. Pero fueron millones los ciudadanos los que le pusieron un freno en las urnas: por primera vez, desde el año 1987, optaron por un color político distinto al que está gobernado la Provincia y el verdadero peronismo, del cual me considero parte, tiene la obligación de acompañar este proceso de transformación.

Estos dirigentes sindicales que ahora tienen la caradurez de subirse a un pedestal para dictar sentencia, son los que en los últimos 12 años formaron parte del vaciamiento del IOMA, llevando a que nuestra obra social hoy esté en un estado calamitoso, poniendo en riesgo la salud de miles y miles de bonaerenses que se ven imposibilitados de acceder a servicios médicos básicos. Representantes de gremios como UPCN y Suteba forman parte del directorio del IOMA y tanto por acción u omisión avalaron los negociados con tercerizadas, laboratorios y políticos que llevaron a una situación de verdadero colapso. En ese sentido, en esta nueva etapa, es necesario apoyar las investigaciones penales en curso y hacer una auditoría integral para determinar con exactitud cómo ha sido el saqueo del Instituto, llevando a la Justicia a cada uno de los responsables.

Estos personajes, a su vez, tienen una responsabilidad mayúscula ante la proliferación de ñoquis en la Provincia de Buenos Aires, una situación que atenta contra los trabajadores, a quienes como dirigentes sindicales tenemos la obligación de defender. Durante años, desde el Soeme venimos denunciando la cueva de ñoquis en la que se ha transformado la Dirección General de Cultura y Educación bonaerense, el ministerio más importante de la Provincia. Hemos comprobado que hay por lo menos 35 mil personas que cobran y no trabajan, y esto es producto de los sucesivos acuerdos espurios –para sostener estructuras políticas y sindicales- que datan desde la época en que Graciela Giannettasio era titular de la cartera educativa, durante el gobierno de Eduardo Duhalde. Y que se ha ido intensificando –utilizando como pantalla las denominadas comisiones técnicas, el programa “Patios Abiertos” y otros artilugios- en las sucesivas gobernaciones encabezadas por Carlos Ruckauf, Felipe Solá y Daniel Scioli.

De esta manera, mientras se hacían acuerdos entre gallos y medianoche, a espaldas de los trabajadores, la calidad educativa en la Provincia se caía a pedazos. Tenemos escuelas en ruinas, a lo largo y ancho del territorio bonaerense, que ya no pueden cumplir con su función principal de transmitir  saberes y conocimientos. Por eso, hasta se eliminaron los aplazos como una forma infame de dibujar las estadísticas y evitar que quede expuesto el fracaso educativo de miles y miles de chicos que terminan la secundaria sin siquiera poder comprender o escribir un texto simple.

Como representante de los trabajadores de la Educación, me siento con el deber de salir a defender la escuela pública. Soy un egresado del Albert Thomas y me recibí como ingeniero en la Universidad pública. Siendo integrante de una familia de clase media, con esfuerzo y sacrificio, pude hacer un máster en Estados Unidos. Por eso, así como yo tuve la oportunidad de formarme y especializarme como profesional, quiero contribuir a que todos los chicos de la Provincia tengan las mismas posibilidades para potenciar sus capacidades.

Ahora bien, el cambio que se necesita nunca podrá concretarse si no hay una modificación de la estructura productiva de nuestro país. Es necesario, hoy más que nunca, una nueva política que le dé valor agregado a la economía para que proliferen las fuentes de trabajo genuino y se generen los recursos que la Argentina necesita para retomar la senda del desarrollo sostenido.

Como hijo de Antonio Felipe Balcedo, uno de los dirigentes obreros más lúcidos y preparados que ha tenido la Provincia en los últimos 50 años, que sufrió cárcel y persecución para que Perón pudiera volver a nuestro país tras 17 años de exilio, y se enfrentó a los elementos de la extrema derecha y de la extrema izquierda que combatieron al gobierno electo con mayor porcentaje de votos de la historia argentina, quiero convocar a todos los sectores del movimiento obrero que no han sido cómplices de este proceso de degradación a escribir una nueva historia. Radicales, peronistas, macristas, desarrollistas, integrantes del GEN (Margarita Stolbizer) y de la Coalición Cívica (Elisa Carrió) e independientes debemos asumir el compromiso  de construir una síntesis en defensa de los intereses nacionales que sea superadora de la entrega y de los antagonismos de la era kirchnerista. Que así sea.    

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