El cambio climático amenaza la energía limpia más antigua del mundo

El cambio climático amenaza la energía limpia más antigua del mundo

El lago artificial y embalse Kariba ha dominado uno de los ríos más poderosos de África durante 60 años, y ha formado el reservorio más grande del mundo y proporcionado electricidad confiable a Zambia y Zimbabue.

 

l lago artificial y embalse Kariba dominó uno de los ríos más poderosos de África durante 60 años, y ha formado el reservorio más grande del mundo y proporcionado electricidad confiable a Zambia y Zimbabue. Pero a medida que la sequía se apodera de la región, el flujo del río Zambeze se ha reducido a un tercio de lo que era hace un año. El mes pasado, la estatal eléctrica de Zambia comenzó a reducir la producción, generando apagones diarios que dejan a más de 17 millones de personas en la oscuridad. "El embalse de Kariba ha sido absolutamente esencial para esa región", dijo Randall Spalding-Fecher, asesor de energía cuya tesis doctoral analiza cómo el cambio climático puede afectar la energía hidroeléctrica en el Zambeze.

"El desafío es que el futuro no se parece al pasado". En todo el mundo, el cambio climático está minando la confiabilidad de la energía hidroeléctrica, ya que los ríos que una vez fluctuaban con regularidad estacional se han vuelto erráticos. En Brasil, una sequía récord provocó apagones en 2015. En California, la producción de los embalses ha oscilado de año en año. Y en Europa, la producción hidroeléctrica del gigante español de los servicios públicos, Iberdrola SA, que alcanzó un nivel récord en 2016, luego cayó 57% el año siguiente. Este cambio tiene profundas implicaciones para las regiones que dependen de las represas para obtener electricidad. Además las empresas de servicios públicos y los inversionistas examinan más de cerca lo que durante mucho tiempo ha sido una de las mayores fuentes de electricidad sin carbono.

"La energía hidroeléctrica va a ser menos efectiva", dijo Jenny Kehl, profesora de la Escuela de Ciencias de Aguas Potables de la University of Wisconsin-Milwaukee. "A medida que los niveles de agua bajan, la capacidad de las centrales hidroeléctricas para generar electricidad disminuirá". Las sequías son solo la mitad del problema. Mientras California soportaba uno de sus inviernos más húmedos en 2017, las fuertes lluvias inundaron el lago que abastece la energía hidroeléctrica de Oroville al noreste de San Francisco.

La presión dañó un aliviadero y obligó a casi 200.000 personas que vivían río abajo a evacuar. Los cambios bruscos entre exceso o escasez de agua obligaron a los operadores de los reservorios de California a tomar decisiones difíciles sobre si mantener altos los niveles de agua (y arriesgarse a inundaciones) o abrir las compuertas y luego esperar que llueva. El cuasi desastre en Oroville, y otros similares, llevaron a las compañías a invertir fuertemente para reforzar los embalses. El mayor productor de energía de Noruega, Statkraft AS, ha más que duplicado el gasto en la última década para reforzar las represas para que resistan a las fuertes lluvias. Tiene contemplado gastar 1.500 millones de coronas (US$176 millones) en mantenimiento y actualizaciones de energía hidroeléctrica hasta 2025. "La industria ha tenido un despertar", dijo Mike Haynes, director de operaciones de Seattle City Light, que obtiene 90% de su energía de los embalses hidroeléctricos.

Si bien la energía hidroeléctrica se ha vuelto menos predecible en algunas regiones, BloombergNEF pronostica que su participación en la combinación de electricidad del mundo disminuirá solo ligeramente en las próximas tres décadas, de 16% este año a 12% en 2050. Y, sin embargo, la volatilidad ha sido suficiente para que el cambio climático sea central en la toma de decisiones de Aquila Capital -una empresa con sede en Hamburgo, Alemania, que administra alrededor de US$9.400 millones para inversionistas institucionales. La compañía ahora comisiona al menos dos estudios independientes antes de invertir en cualquier embalse nuevo para determinar si los patrones de precipitación pueden cambiar. Aún así, Aquila sigue siendo optimista sobre la energía hidroeléctrica a largo plazo. También continúan existiendo oportunidades de ganancias.

En las regiones que dependen en gran medida de la energía hidroeléctrica, como Escandinavia, los precios de la energía tienden a subir durante los períodos de sequía. Por lo tanto, si bien las represas pueden producir menos energía cuando los niveles de los embalses bajan, los precios crecientes pueden compensar el menor volumen de ventas. Esta dinámica permitió a Aquila obtener algunas de sus mayores ganancias en una represa en Noruega el año pasado, cuando la región sufrió el verano más seco en un siglo. Pero en las regiones donde los pronósticos a largo plazo apuntan hacia un clima cada vez más árido, las perspectivas de la hidroelectricidad son menos prometedoras. En África subsahariana, Zimbabue y Zambia están planeando otra represa aguas arriba en el Zambeze para hacer frente a la escasez de electricidad. Este mes, escogieron a General Electric Co. y Power Construction Corp. de China para construir el proyecto de US$4.000 millones.

El río, entretanto, está cerca de su nivel más bajo en medio siglo. Si el nivel del agua continúa cayendo, Zambia advirtió que la generación de energía en la presa existente se suspenderá por completo en septiembre. Aunque las sequías pueden ir y venir, el futuro del río se ve sombrío.

"Desafortunadamente, los modelos climáticos están mostrando una disminución en las precipitaciones", dijo Spalding-Fecher, quien trabaja para una consultora de desarrollo noruega llamada Carbon Limits. "El Zambeze está particularmente en riesgo". 

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