Cambiemos, la victoria y el acelerador a fondo en el Conurbano

A todos los intendentes, el Gobierno les exigió que mejoraran el desempeño para consolidar el triunfo de Bullrich. Algunos recibieron la orden con mayor intensidad. El detalle de la Primera y la tercera sección.

“Nos faltan 20 mil votos para ganar; salgan a buscar ese voto, sean la cara de los 20 mil votos que necesitamos para ganar en octubre”, fue, quizás, la frase más escuchada por los intendentes de Cambiemos de la provincia de Buenos Aires entre mediados de septiembre y los primeros días del mes que hoy finaliza. 

La escucharon de boca de la propia María Eugenia Vidal; del jefe de Gabinete provincial, Federico Salvai (en más de una oportunidad); del jefe de Gabinete de la Nación, Marcos Peña; y del propio Presidente, Mauricio Macri.

La Gobernadora lo hizo antes que todos, en el Foro de San Isidro. El Presidente, algunos días después, en el Centro Cultural Kirchner, en una reunión de gabinete ampliado. Los jefes de ministros, en diversas reuniones privadas. La temática de la orden dibujada de pe-dido se centralizó en todos los alcaldes, pero el verdadero eje apuntó a una zona en particular: las secciones electorales Primera y Tercera, el Conurbano.

Es que el primer y el tercer cordón forman parte del núcleo duro de votantes del kirchnerismo, y allí era necesario crecer para contrarrestar a Cristina Fernández. Principalmente en comunas como General Rodríguez, Quilmes, Lanús, Pilar y Berisso, donde en las PASO, la fórmula CFK - Jorge Taiana había sido el binomio más acompañado por los bonaerenses.

En ese quinteto de distritos se centralizaron los reclamos, y todos cumplieron. Crecer, crecieron las cinco comunas. No todas lograron ganar en su distrito, pero el incremento sumó al triunfo final de Esteban Bullrich. 

Pilar, conducido por Nicolás Ducoté, estuvo entre los que más aumentaron el caudal. En total fueron 19.991 las papeletas nuevas de Cambiemos en el distrito. Allí, la mirada tuvo un recelo particular porque la gestión tenía altibajos, pero en los últimos meses logró enderezar el rumbo y cosechar elogios desde la Gobernación.

A su vez, en el pago de Néstor Grindetti, otro con especial presión para mejorar el rendimiento electoral, el alza fue de 22.486 adhesiones. Claro está, el exministro de la Ciudad de Buenos Aires es el máximo alfil de Cambiemos en la Tercera sección, y una derrota en el distrito seccional clave del PRO hubiese sido un golpe a la mandíbula. En tanto, en el terruño de otro mimado, Martiniano Molina, el crecimiento fue de 30.744 votos, aunque Bullrich quedó segundo en el mano a mano con Cristina. 

En Berisso, en tanto, suelo del alcalde Jorge Nedela, el incremento fue menor (6.743 votos); pero, claro, es un distrito con varios miles de electores menos que Lanús, Quilmes y Pilar. Diferente fue la historia para Darío Kubar y General Rodríguez, donde el aumento también fue menor por cantidad de votantes (5.250 apoyos), pero no logró ganar en la comuna.

Igualmente, según lo confiado a La Tecla, el quinteto mencionado no fue el único que tuvo un pedido particular. Otros, como Vicente López, San Isidro, Tres de Febrero y Morón, también fueron centro de exigencias para que mantuvieran el buen andar de las PASO. Los cuatro de la Primera sección tuvieron como rol ser protagonistas del “efecto contagio” y que las comunas vecinas crecieran. Sobre todo en Morón, con Hurlingham e Ituzaingó como ciudades vecinas prácticamente sin fronteras.

En definitiva, Provincia y Nación exigieron a los alcaldes del Conurbano que pisaran el acelerador para el sprint final, y lograron rédito. Todas las comunas crecieron, y en 

un suelo donde el peronismo tiene su bastión histórico lograron el objetivo solicitado por los altos mandos.

 

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