CAMBIEMOS se queda sin vagones en su tren fantasma y Arroyo lo sufre en su propio gabinete

La locomotora del intendente Carlos Arroyo los llevó a todos en 2015 a la estación de Hipólito Yrigoyen 1627. La coalición electoral llegó hasta ahí. Después fueron todas complicaciones, nada más que complicaciones.

 

Arroyo, históricamente,  no le hizo las cosas fáciles a sus circunstanciales compañeros de lista, que llegaron sin votos en 2007 y 20011, como Luchessi, Alcolea y Sanz Saralegui, los descabezó en la primera de cambio.

El PRO, la UCR y la CC lo integraron a la fórmula para despejar la bruma oscura del kirchnerismo, fue una apelación que apostó a ganadora. En el gabinete el PRO tuvo su lugar y la UCR también, Toty Flores cobró por la CC en el inicio de la gestión.

Arroyo casi sin construcción política propia, muy primitiva, casi con un estilo marcial llegará a los 4 años de gobierno, cuando ya antes de sus asunción fue el blanco de una campaña sucia y víctimas de operaciones políticas, de las cuales casi no hubo excluidos.

Si medimos, COMO SE DEBE, su gestión de punta a punta  2015/2019, Arroyo entregará un municipio en muchas  mejores condiciones que lo recibió. Y hasta fue mejor intérprete de un gobernante con el  mandato de CAMBIEMOS. Dardos envenenados sin contemplaciones fueron disparados desde el día 1 de su gestión.

Pero la barrera del primer 50 % de su gobierno fue una pesadilla, todo se agravó por el afán de La Plata para colocar un hombre suyo en el sillón de Arroyo. Hizo ceder una y otra vez, a Florencio Aldrey Iglesias y el multimedios La Capital, que hasta echó mano a publicación de solicitadas en sus propias páginas. Una conspiración que tuvo una conjura en diversas expresiones.

Funcionarios de su gabinete en apoyo de la lista oficialista hoy convertida en opositora desde la gobernación para enfrentar a Arroyo. El ex intendente Pulti haciendo campaña con un director de OSSE. El concejal Alcolea quedó en el foco de la tensión y fue despedido del gobierno municipal por decreto. Hoy blanqueados porque se conocen las listas, en años anteriores operando desde las sombras.

 

Todo resultó un cóctel explosivo para sus aspiraciones de reelección, la corporación política no lo aguantó 4 años mucho menos lo haría en 8, hubiera sido un suicidio colectivo. Debió caerse en los extremos para debilitarlo, desestabilizarlo, neutralizarlo y hasta desfinanciar su gobierno, a través de exenciones y excepciones auspiciadas desde el Concejo Deliberante.

 La Municipalidad comenzó a dar respuestas en el tercer año y terminará en diciembre muy probablemente en su mejor momento de los últimos 48 meses. Su suerte se decidió en las legislativas de 2017, no podía esperar nada mejor para el  último cierre ocurrido el 22 de junio.

Intentó con el hombre de la aparición en Pinamar en zoquetes y sandalias. Quedó sin chance hasta por el guión que le dictaron a Lavagna, quien sólo se quedó con su hijo, la mujer de Barrionuevo y el chiche de Duhalde, cuando pretendía ser el faro de Alternativa Federal. Sublime fracaso.

Pero  Arroyo fue jugando sus fichas y sigue dependiendo de si mismo. ¿Para qué le servirá? Lo dirán los votos y las urnas. Hoy es encomiable, cómo enfrentó a sus propios socios de la coalición CAMBIEMOS. Lo excluyeron de participar en las PASO desde la gobernación debió lidiar con otros factores de poder como sindicatos enrolados en la oposición que practican la política, cortando calles, haciendo movilizaciones, paros, brazos caídos, trabajo a reglamento, etc. etc. , todo el menú del manual sindical peronista.

El intendente tuvo más problemas puertas adentro, que con la oposición. Nadie levantó la guardia para ejercer un defensa política, hasta permitir que los que fueron el problema, ahora aparezcan como solución. Es ciencia ficción política lo que se ha vivido en General Pueyrredon.

Comentá la nota