No obstante lo ficticio de la escena, dicho slogan engloba lo que pareciera estar extendiéndose como una epidemia en la enorme mayoría de los distritos bonaerenses. Intendentes multimillonarios que cobran cientos de miles mensuales conducen a decenas de miles de trabajadores pobres, manteniéndolos en la pobreza a través del discurso del ajuste y la austeridad que, claro está, solo impacta en ellos.

Hace apenas unos días, REALPOLITIK daba cuenta de la situación financiera que atraviesa el municipio de Berisso. Mientras los proveedores se mantienen en un angustiante limbo de deudas y expedientes impagos, los empleados municipales paran una y otra vez en busca de un aumento digno que se equipare a una inflación galopante y las autoridades les congelan el básico en 5 mil pesos, el intendente Jorge Nedela pasó de cobrar 4.500 pesos mensuales como docente en el año 2015, a cobrar la friolera de 333 mil pesos de bolsillo en la actualidad. Una obscenidad que golpea con malvada ironía a los trabajadores.

La nota, ahora, la da el ex periodista, devenido en intendente de Bahía Blanca Héctor Gay. El ex periodista y diputado provincial del Pro hace dos años que tiene a los empleados de las delegaciones municipales esperando por las camperas de trabajo oficiales. Según se desprende de las palabras de Fabio Angelini, secretario adjunto del sindicato de Municipales, “los 500 trabajadores se encuentran en estado de asamblea permanente. En medio del invierno más crudo, llevamos dos años esperando las camperas prometidas”. La tímida respuesta de las autoridades de Bahía Blanca fue traer a colación el “ajuste y la austeridad que tanto reclama la gobernadora”.

Ajuste y austeridad. Las palabras de moda entre los dirigentes políticos de Cambiemos. Resulta extraño, no obstante, que esas palabras se despeguen de los labios del intendente de Bahía Blanca, Héctor Gay, quien según su último recibo de sueldo cobra 343 mil pesos mensuales de bolsillo.