Un recorrido vertiginoso ha tenido el frente Cambiemos en el último año y medio. De estar ubicado en el tercer lugar a principios del 2015 de cara a la contienda electoral, a convertirse en el espacio con mayor crecimiento logrando llevar el comicio a balotaje y luego ganando la elección y convirtiendo a Mauricio Macri en presidente de la nación.

Párrafo aparte merece el triunfo de María Eugenia Vidal en la Provincia y los nuevos intendentes “amarillos” que en muchos casos derrotaron a los famosos Barones del Conurbano que condujeron el territorio durante décadas.

Sin embargo, el 2016 no ha sido el esperado para Cambiemos. Más allá de algún acierto político, sobre todo en la provincia de Buenos Aires, la gestión económica cobró vital protagonismo con una inflación superior al 40%, con crecimiento del desempleo y la pobreza, que ya era elevada al salir el kirchnerismo del gobierno. Dicha situación le costó la salida a Prat Gay de la cartera de Hacienda y Melconian del Banco Nación.

“El futuro llegó hace rato”, reza una canción de Los Redonditos de Ricota. El 2017 que hasta hace poco estaba en el horizonte ya está presente y las elecciones legislativas a la vuelta de la esquina. Cambiemos sabe que necesita ganar en la provincia de Buenos Aires para poder avizorar el 2019 con más tranquilidad.

Se sabe también, que la figura de la gobernadora María Eugenia Vidal es “el ancho de espada”, teniendo en cuenta que su imagen positiva es altísima. Sin embargo, sólo la figura de Vidal, sin un candidato que convenza, complica el horizonte cuando enfrente, en principio, podrían estar Sergio Massa y Cristina Fernández.

Para colmo, los posibles aspirantes que Macri tiene en la cabeza no miden ni junto a la “estampita” de Vidal.

Elisa Carrió ha aclarado varias veces que quiere ser candidata por la provincia de Buenos Aires, pero desde Cambiemos, quieren que juegue en CABA. Saben que más allá de su credibilidad, la Doctora podrá tener un piso importante de sufragios, pero también un techo que le limitaría el “poder de fuego” en Provincia. Su perfil y su personalidad, también genera rechazo en una porción de la sociedad y Macri necesita candidatos con capacidad de crecimiento.

EL OJO EN LOS INTENDENTES

En este contexto, desde la Rosada, empezaron a mirar con buenos ojos a los nuevos intendentes del espacio. Si bien sería una jugada arriesgada, la necesidad supera los posibles temores. Que un nuevo jefe comunal salga de la gestión a dos años de haber asumido, podría convertirse en un boomerang para Cambiemos. Por otro lado, estas figuras nuevas con buena gestión tienen capacidad de crecimiento y junto a la imagen de María Eugenia Vidal la apuesta podría dar sus frutos.

En los últimos días los popes “amarillos” están midiendo a los nuevos jefes comunales que poseen una elevada imagen positiva. Uno de ellos es el intendente de Tres de Febrero, Diego Valenzuela, que en todas las encuestas posee un altísimo nivel de aceptación por parte de los vecinos.

Es más, algunos relacionan esto último con la visita que hizo a Tres de Febrero el presidente Macri hace unos días, donde almorzó con varios intendentes Pro y donde Valenzuela hizo las veces de anfitrión.

Si bien está en consideración, esta importante atención a los nuevos jefes comunales, no le habría caído muy bien al primer mandatario municipal de Vicente López, Jorge Macri, quien viene jugando fuerte hace tiempo para poder ser candidato en estas legislativas.

El gobierno analiza opciones de cara a un comicio que será fundamental para el futuro del espacio, todavía no hay definiciones, pero los intendentes empiezan a pisar fuerte.

CARAS NUEVAS

En los “dirigentes con capacidad de crecimiento”, Cambiemos también observa con atención por fuera de los jefes comunales. Alex Campbell, hombre de San Fernando, actual subsecretario de Gobierno y Asuntos municipales está en el radar. También Gladys González, flamante autoridad de Cuenca Matanza Riachuelo (Acumar).