Vuelo propio. El candidato a presidente del Frente para la Victoria envió una respuesta a los dichos emanados desde el kirchnerismo que vaticinan un mandato transitorio del exmotonauta
“Voy a hacer las cosas como siempre las hice: a mi manera”. Esa fue, por su peso, una frase muy significativa del discurso brindado la noche del lunes por el candidato a presidente del Frente Para la Victoria, Daniel Scioli, para unos 800 empresarios de la provincia, que participaron de lo que se denominó la Cena Celeste y Blanca, en el Salón Metropolitano del shopping Alto Rosario, en la ciudad del sur provincial, que tenía como fin recaudar fondos para la campaña. La expresión del gobernador bonaerense fue muy aplaudida por el auditorio, tanto como otra que tampoco pareció solo de ocasión: “Voy a cambiar lo que haya que cambiar”, adelantó.
Las palabras disparadas por el postulante oficialista sonaron a réplica tras las expresiones de dirigentes kirchneristas de paladar negro como la diputada Diana Conti o la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, quienes en los últimos días se encargaron de vaticinar un gobierno de transición en caso de un triunfo del exmotonauta, hacia una nueva presidencia de Cristina.
Sin confrontación pero en sintonía con las expresiones de Scioli, el diputado nacional y candidato a senador Omar Perotti, en el cierre del encuentro, dijo que “el peronismo es transformador, por eso vamos a profundizar todo lo hecho”.
Del encuentro en Rosario participaron, además de los empresarios –que debían pagar 5.000 pesos por la tarjeta– decenas de dirigentes justicialistas y gremialistas. Se montó un escenario donde los únicos oradores fueron Perotti, que ofició como anfitrión del encuentro, y Scioli.
En el medio del amplio salón, que estaba colmado, se ubicó una mesa cuyos comensales sin dudas marcaban algo de la impronta que el bonaerense pretende darle a su potencial gobierno. Estaban allí en ronda el secretario de Seguridad de la Nación, Sergio Berni; el presidente de la Cámara de Diputados de la Nación, Julián Domínguez; el hermano del gobernador bonaerense y titular de la fundación Desarrollo Argentino, José Pepe Scioli; el secretario general de la CGT, Antonio Caló; el exministro de Economía de Néstor Kirchner, Miguel Peirano, quien en su momento también fue asesor de Sergio Massa; y el presidente del Banco Provincia de Buenos Aires, Gustavo Marangoni. En la misma mesa estuvo la actual concejala santafesina y candidata a diputada nacional en segundo término en la lista justicialista, Silvina Frana. No estaba el primero de la lista, el kirchnerista Marcos Cleri.
Faltó también Miguel Bein, anunciado como una de las presencias del encuentro. A Diario UNO le confiaron que el economista tuvo dificultades para tomar el vuelo desde Buenos Aires.
El mensaje de Scioli, excepto en los pasajes mencionados, se centró en lo productivo y en atraer inversiones. A tal fin, les pidió a los empresarios “confianza y respaldo” para llevar a cabo sus promesas de campaña. Y reiteró que la suya es “la única candidatura que transmite certidumbre”.
Otro de los tramos más políticos del discurso estuvo dirigido a sus contrincantes, que mencionan en campaña la necesidad de devaluar. “Con las grandes devaluaciones solo se perjudica a los trabajadores”, aseguró, dejando entrever en sus propias palabras que el tipo de cambio debe ajustarse, pero no abruptamente.
Scioli habló del modelo de país que, asegura, pretende establecer: “Yo no quiero de nuestro país un paraíso ni fiscal ni financiero; quiero un paraíso productivo y quiero a la provincia de Santa Fe como gran protagonista de esta agenda nacional”.
Al cerrar su discurso, hizo mención a que en caso de llegar a la Casa Rosada trabajará “de manera coordinada con el gobernador electo Miguel Lifschitz y la intendenta Mónica Fein, porque nosotros respetamos la decisión popular que les ha confiado el mandato de la provincia de Santa Fe y la ciudad de Rosario”.
Tras su mensaje en el escenario, pasadas las 21.30, Scioli descendió raudamente del escenario y rumbo a la salida alcanzó a darse un efusivo abrazo con Perotti en una de las alas del salón. También se dispensaron palabras de aliento mutuo. Algunos pocos presentes lograron alcanzar casi al trote al candidato presidencial y sacarse una foto con él, como souvenir de la cena. En las mesas, la comida recién empezaba a servirse.
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