Uno de cada dos chicos dice que es fácil conseguir droga

Uno de cada dos chicos dice que es fácil conseguir droga

Lo revela una encuesta en escuelas secundarias porteñas

Si para algo sirvió el descontrol con el consumo de drogas dentro de la fiesta Time Warp fue para recordar crudamente su capacidad de daño y alertar sobre la enorme oferta disponible. En los pabellones de Costa Salguero, la droga, de cualquier tipo, se ofrecía a viva voz apenas se cruzaban los molinetes.

Sólo en la ciudad de Buenos Aires, uno de cada dos estudiantes secundarios dice que sería "fácil" conseguirla si quisiera. Las fiestas y los recitales son los lugares donde son más accesibles, según un relevamiento representativo de los 184.355 estudiantes secundarios porteños elaborado por el Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat del gobierno de la ciudad. La cifra se acerca bastante a los datos registrados a nivel nacional.

"En toda la fiesta se vendía; mientras bailabas te ofrecían", dijo a la Justicia uno de los asistentes a la fiesta Time Warp. Éxtasis, ketamina, cápsulas de cristal, LSD y cocaína fueron las más mencionadas. "No bien entré, a los 10 metros, me ofrecieron «pasti» y «merca»" y "se vendía en todos lados; la oferta era constante", agregaron otros.

Y las consecuencias las conocen bien en las guardias de los hospitales, donde los intoxicados llegan con convulsiones, fiebre de 42 grados que controla un sistema nervioso central hiperexcitado por la mezcla de drogas y alcohol, capacidad respiratoria colapsada, rigidez o contracción muscular excesiva, latidos acelerados o ritmo cardíaco alterado.

El coma y la muerte súbita, como lo demostró la Time Warp, también entran en esas posibilidades. Y no depende ni de la dosis ni de la persistencia del consumo. Entre los jóvenes intoxicados en Costa Salguero, por ejemplo, uno había tomado una pastilla "para probar" por primera vez. Fue suficiente para pasar medio mes en terapia intensiva.

"El éxtasis, que es la droga que más se consume, provoca el síndrome serotoninérgico, que pone en riesgo la vida y ocurre por un exceso de serotonina en el sistema nervioso central. El efecto de desinhibición y euforia que provocan estas drogas se da en dosis farmacológica porque son fármacos que están producidos de manera ilegal, sin control. Y el rango entre el efecto farmacológico y el tóxico es muy pequeño", indica Ignacio Previgliano, jefe de la Unidad de Terapia Intensiva del hospital Fernández.

Agitación, hipertermia, escalofríos y pupilas dilatadas son clave en ese síndrome. "El efecto de la metanfetamina, que es una droga sintética, es adrenérgico. Es decir, como una inyección de adrenalina. La combinación de drogas serotoninérgicas, como el éxtasis, con adrenérgicas puede llevar a una persona a terapia intensiva -agrega Previgliano-. El éxtasis tiene una vida media muy corta. Para prolongarla, le agregan otras sustancias, como cafeína o metanfetamina. Y los consumidores a la vez lo toman con alcohol, bebidas energizantes y otras drogas, como la cocaína, la marihuana o el LSD."

Mejorar el humor, el ánimo y las relaciones interpersonales están entre las principales motivaciones para consumir las drogas sintéticas, esas píldoras de colores con nombres de superhéroes, personajes infantiles o logos de marcas comerciales que contienen MDMA (éxtasis) o una con la que se la suele confundir, PMMA (parametoximetanfetamina). Su apodo lo dice todo: "doctor Muerte".

"Provoca alucinaciones, como el éxtasis, pero es muchísimo más tóxico", explica Oscar Olego, especialista en adicciones y presidente honorario del Capítulo de Psiquiatría Biológica de la Asociación de Psiquiatras Argentinos (APSA). Recuerda, además, que existen más de 400 sustancias químicas que se utilizan en la producción de drogas sintéticas ilegales para potenciar la sensación de euforia.

Más estímulos

Otro de los efectos de las drogas de diseño es reforzar la percepción de los estímulos lumínicos, sonoros y por contacto. "También está asociado con una mayor sensualidad, y la verdad es que no es así", asegura Ana Girardelli, ex directora del Centro Provincial de Toxicología de la Provincia de Buenos Aires.

Como la mayoría de los especialistas consultados, Girardelli atribuye a una falta de percepción del daño el actual patrón de consumo, incluida su promoción a través de las manifestaciones de figuras públicas que lo asocian con la "felicidad". Claro que esas declaraciones nada dicen de la información disponible sobre las consecuencias para la salud, como ciertos efectos cognitivos en el largo plazo y las complicaciones que provoca el síndrome serotoninérgico en algunos órganos, como el hígado, los riñones, los músculos o algunas funciones del sistema nervioso central.

"Mientras no tengan complicaciones evidentes con los efectos que buscan al tomar la droga o si no pasan de un aumento de la temperatura corporal y la sed, los consumidores piensan que fue una noche fenomenal, divertida -dice Girardelli-. Los dolores musculares, el embotamiento y el cansancio los días siguientes los asocian con que pasaron la noche bailando. En realidad, son un grupo de drogas que pueden tener interacciones peligrosas con el alcohol, otras drogas, patologías cardíacas ignoradas o un medicamento que estén utilizando por alguna indicación médica."

Mientras el 16% de las intoxicaciones atendidas en terapia intensiva del hospital Fernández en 1998 eran por consumo de drogas (en su mayoría, benzodiacepinas y marihuana), en esta década alcanzan el 36 por ciento. En 2012, por ejemplo, el 80% de esos casos graves era por intoxicación con cocaína sola o combinada con marihuana y alcohol, que es la única droga -legal, en este caso- que no cede su lugar en el patrón de consumo.

Ese mismo año, el Observatorio Argentino de Drogas de la Sedronar halló en un estudio nacional que casi el 10% de las consultas de emergencia era por consumo de alguna sustancia psicoactiva. En el 78,2% de los casos, los pacientes llegaban conscientes al hospital, mientras que en el 9,9% de los casos lo hacían inconscientes o con conmoción cerebral, y en el 7,1% de los casos, comparado con apenas el 1,3% de las consultas que no estaban asociadas con el consumo de drogas. En ese momento, las principales combinaciones incluían alcohol con marihuana, ansiolíticos, sedantes y tranquilizantes o cocaína.

En la encuesta de los estudiantes secundarios porteños, que se terminó de analizar en enero pasado, el equipo técnico identificó un aumento del consumo de todas las sustancias. "El consumo de drogas en los adolescentes es un problema sociosanitario significativo por la accesibilidad y la baja percepción de riesgo", indican a LA NACION desde el Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat. Y agregan: "Los jóvenes no perciben riesgo hacia las sustancias, sino con la frecuencia de uso. Es decir que consideran poco riesgoso consumir alguna vez marihuana, cocaína y éxtasis".

Olego, que no participó del relevamiento, pero conoce los resultados, opina que es "muy preocupante" que un 12% de los alumnos de primero a quinto año consuman alguna droga casi todos los días. Con el alcohol, la marihuana, la cocaína y el éxtasis es lo más habitual.

En el hospital Santojanni, todas las semanas, la demanda por intoxicaciones aumenta desde el jueves. "En el 60% de los casos que llegan a la guardia por una lesión está involucrado el alcohol, que se combina con otras drogas en algunos casos", explica Mónica Nápoli, médica toxicóloga. Asegura que las drogas sintéticas las usan más los jóvenes y adultos de entre 25 y 45 años. "Evidentemente, hay más oferta, lo que facilita la accesibilidad", agrega.

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