Cacerolazos en barrios porteños durante el discurso presidencial

Cacerolazos en barrios porteños durante el discurso presidencial
En Belgrano, Barrio Norte, Recoleta y Palermo protestaron contra la cadena nacional.
El largo discurso de anoche de la Presidenta Cristina Kirchner transmitido por cadena nacional a propósito del Día de la Industria fue acompañado por cacerolazos en varios barrios de la Ciudad de Buenos Aires.

En Saavedra, Palermo, Belgrano, Retiro, Tribunales, Villa Urquiza, Núñez, Barrio Norte y otras zonas del norte porteño, varios centenares de vecinos salieron a sus balcones para protestar batiendo ollas y sartenes.

En Santa Fe y Callao se juntaron más de cien personas a hacer ruido con lo que tenían a mano y fueron acompañadas con bocinazos de automovilistas que acompañaron la protesta. A las 23.30, los manifestantes cortaron la circulación por la Avenida Callao por varios minutos. Aureliano Bosch, de 36 años, que protestó en esa esquina, explicó a Clarín que salió de su casa porque está “en contra de la re-reelección”. “No quiero que esto se convierta en Venezuela. La cadena nacional me molestó mucho”, explicó. Julieta, una chica de 20 años que estaba anoche en ese mismo lugar y que prefirió no dar su apellido, dijo que no le gustó que interrumpieran la programación de TV con la cadena nacional en el horario central. “Además, muchas de las cosas que dijo la Presidenta eran mentiras”, abundó.

En Belgrano, por su parte, el cacerolazo se sintió desde el momento en que comenzó a hablar la Presidenta y duró casi media hora. Mientras la primera mandataria hablaba desde la muestra Tecnópolis frente a los industriales, empresarios de otros rubros y funcionarios, las calles de la zona de Barrancas de Belgrano se taparon de bocinazos, golpes de tapas, sartenes y ollas desde ventanas abiertas en buena parte de las torres de ese barrio de clases medias y media-alta.

Por las calles Echeverría, Sucre, 11 de Setiembre, 3 de Febrero y Juramento hacia Cabildo, el sonido de las cacerolas fue tan fuerte que disparó varias alarmas de los autos estacionados en la calle.

Clarín recorrió el barrio en ese momento y pudo comprobar que la gente protestó callada, sin insultos, golpeando fuerte las cacerolas desde sus balcones y ventanas abiertas.

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