Cabañeros de Don Bosco reclaman respuestas por el estado deplorable de las calles

Cabañeros de Don Bosco reclaman respuestas por el estado deplorable de las calles

Propietarios de cabañas ubicadas en Alemania y República de la India expusieron su enojo porque el Municipio no se ocupa del mantenimiento de las arterias, que se encuentran intransitables permanentemente. Consideran que es preciso que se realice una obra hidráulica que encauce el agua de un arroyo que les provoca serios trastornos. “No podemos estar pidiendo por favor lo que corresponde por derecho”, cuestionó uno de los prestadores turísticos.

Cabañeros de la zona de Don Bosco reclaman al Municipio que se haga cargo del mantenimiento de las calles, ya que se encuentran intransitables. Además, consideran que sería preciso realizar una obra hidráulica que encauce el agua de un arroyo, que les ocasiona múltiples inconvenientes.

 

 

Jorge Leiva, propietario de una cabaña situada en Alemania y Pastorizza, explicó que “esta calle era un campo, pero lotearon dos manzanas, que eran área protegida, y abrieron las calles”.

Pero expuso que desde que abrieron esas calles, “el agua viene de ahí para acá y se lleva todas las piedras, se lo expliqué a (el director de Turismo, Alejandro) Bonadeo y me dijo ‘cuando arreglen Don Bosco, van a arreglar las calles’, pero hace años que venimos luchando con esto”.

 

 

“El problema es que pasan por Alemania cuatro por cuatro de empresarios, contratistas y pasan a todo lo que da, porque República de la India está anegada, es un arroyo, hay un tema hídrico”, indicó.

En tanto, Daniel Sirgo, dueño de una cabaña situada en República de la India, contó que “yo fui uno de los primeros moradores que llegué a habitar este valle. En su momento estas manzanas que están detrás de esta calle que se llama Pastorizza habían sido declaradas por el Municipio como área protegida, era faldeo serrano, ahí no se podía construir. Pero ahora han vendido, han loteado, y están haciendo unas casas que no son precisamente el Procrear, son casas muy importantes”.

 

 

Manifestó que durante años estuvo con sus propios recursos solventando la reparación de la calle República de la India para poder trabajar, porque no le quedaba otra, ya que el Municipio no se hacía cargo.

“Hace 12, 13, 14 años que estoy ahí, me abrieron la calle pero dejaron un campo arado, así que tuve que llamar a los camiones aquel entonces, y empecé a pagar varias veces porque las lluvias grandes, donde en una hora una hora y media caen 120, 150, 200 milímetros, barrían con todo. Yo al otro día tenía que pagar 2 mil, 3 mil, 5 mil, porque encima los vecinos estaban apenas en construcción, así que no les importaba porque todavía no vivían. Venían con camiones y rompían todo, y yo tenía que arreglar todo”, lamentó.

Y explicó que “yo llamé en reiteradas oportunidades al Municipio y una sola vez, el único que en alguna medida nos acercó algún tipo de solución fue Alejandro Bonadeo, que con él tenemos muy buena relación y es el único que me parece se está poniendo a la altura de las circunstancias. Hace un mes estuvimos con él y nos dio un plano que dijo que iba a pasar a Vialidad”.

Sin respuestas

“Todos mis problemas son con Vialidad, que no nos da bolilla. Ahí están los ingenieros Pedro y Vergara, son dos ingenieros hidráulicos que, lamentablemente, son soldaditos de plomo de Lunghi, porque no hacen nada que no les manden”, sentenció.

Y añadió que “primero estaba el Parque del Origen, después la inauguración del Parque del Bicentenario, después no sé qué otra plazoleta, que me parece bárbaro porque Bonadeo me decía que eso nos hace bien para el turismo. Claro, Tandil está hermoso, y como el turista no ve estas cuestiones internas nos sirve, pero qué sucede con las obras que hay que hacer”.

“Acá hay que hacer una obra hidráulica bastante importante en República de la India, en la segunda cuadra entre Dora Pastorizza y Pueblo Vasco que hay un arroyo, un cauce de agua tremendo, que el agua busca la caída. Los vecinos han querido cada uno defenderse y han llamado esas palas hidráulicas a través de las cuales hicieron zanjeos, uno le tira el agua al otro. Yo tuve un conflicto con un vecino que como le entraba el agua a la cocina, me tiró el zanjeo a mí, pero no nos podemos pelear entre nosotros y cada uno hacer su propia obra, acá las obras las debe hacer el Municipio”, manifestó.

Asimismo, argumentó que “no podemos estar pidiendo por favor lo que corresponde por derecho, acá tiene que venir el Municipio o la Dirección de Hidráulica que debe hacerse cargo de los entubamientos o el dragado, al menos, de los arroyos”.

Jorge Leiva explicó que “República de la India está siempre anegada, así que todos entran por Alemania”.

Contra la competencia desleal

Por otra parte, los cabañeros Jorge Leiva y Daniel Sirgo expusieron su indignación hacia la competencia desleal y la desigualdad de derechos con respecto a las viviendas que se construyeron recientemente en la zona.

Daniel Sirgo confió que “estamos un poco enojados porque a través de una ordenanza nos acaban de hacer colocar plantas de tratamiento cloacal, que yo ya gasté 210 mil pesos. Tenemos firmado un convenio con el Municipio donde se compromete a devolvernos a través de los impuestos hasta un 60 ó 70 por ciento de los gastos, pero lo que consideramos injusto es que en las proximidades de la zona turística, ya sea avenida Alvear o Avellaneda, hay un montón de gente trabajando, dando alojamientos domiciliarios, sin ningún tipo de regulación. Esa gente debería tener al menos controladas las medidas de seguridad, salubridad y pagar algún canon proporcional al trabajo que están desarrollando”.

“Yo no digo que no trabajen pero que haya igualdad. Yo hoy no tengo nadie alojado pero si uno va ahora a la avenida Alvear hay un montón de departamentos que no están habilitados ni controlados, y resulta que seguro están llenos. Yo pasé, he hecho inteligencia en forma personal, me he ocupado, las tarifas por supuesto están muy por debajo de las nuestras porque un cabañero tiene que pagar un montón de cargas impositivas que estos señores no las conocen directamente. Entonces si una cabaña hoy está en el orden de 1500 a 2 mil pesos esa gente trabaja por mil, por 800, o por lo que surja, por lo que la oportunidad dé. Nosotros con la carga impositiva que tenemos, no podemos cobrar menos”, cuestionó.

En ese sentido, consideró que “habría que modificar las ordenanzas y hacer las cosas más parejas. Han proliferado los alojamientos económicos, pero lo que yo digo es que a ellos también los tienen que regular, para que la competencia no sea desleal porque en este momento tengo mis tres cabañas vacías y en Alvear está todo ocupado”.

Jorge Leiva agregó que “nosotros tenemos que pagar seguros, Tasa de Turismo, todos los impuestos, estar habilitados, tener todos los sistemas de seguridad de pileta, alambrado”.  

Por otra parte, Leiva planteó que mientras a ellos les hacen controles periódicos del estado del agua, a las viviendas enormes que están situadas en las dos manzanas aledañas la ordenanza no las alcanza, porque es para predios que tengan dos o más viviendas.

“Son casas con cinco baños, son unas mansiones tremendas y con un pozo y una cámara séptica nada más; en un futuro van a contaminar las napas. Medioambiente debería hacer una ordenanza que involucre a todos, no sólo a los cabañeros”, enfatizó.

Y explicó que “yo hice el estudio de agua en forma privada de sodio y nitrato en niveles de 1 a 10, y da 1, 2, es agua mineral y yo estoy esperando que no se me contamine nunca. Entonces Medioambiente debería cuidar esto porque esas casas tienen gas, calderas y demás”.

“Tendría que haber un plan de urbanismo. Tandil es hermoso. Con los impuestos que recaudan, no hay excusa para mejorar. Deberían poner una planta de tratamiento cloacal. A esta gente ahora le pasa el gas, yo tengo que pagar 15 mil pesos para llenar el garrafón, pero todos ellos tienen gas natural”, sostuvo.

Sirgo resaltó que se debería modificar la ordenanza para que “alcance a ellos también, sino parece que los únicos que podemos contaminar somos nosotros. Si vamos al caso, contaminan más ellos que están de forma permanente viviendo ahí todo el año que nosotros, que la actividad nuestra es muy periódica, ahora no tengo nadie, estamos mi mujer y yo solamente”.

“Ellos tuvieron el gas antes que yo, que vivo acá hace 15 años. Yo tuve que ir a pelearme a Camuzzi para poner el gas”, cuestionó.

Y criticó que “hay un preconcepto de que los cabañeros la juntamos con pala. Es mentira. La realidad es que la estamos peleando como podemos. Hay gente que viene de afuera con plata y hace 18 cabañas de un saque, y está en una situación diferente a la mía que toda la vida estuve acá y un día hice estas cabañitas”.

 

 

Comentá la nota