Brasil propone reformar el Mercosur para reducir sus límites arancelarios

Brasil propone reformar el Mercosur para reducir sus límites arancelarios

Ofensiva de Brasilia sobre el mercado sudamericano. Los planteo el presidente provisional Michel Temer. "No pensamos salir del Mercosur, pero queremos una libertad mayor", dijo

En el mismo momento en que las TVs del mundo informaban sobre el voto a favor del Brexit en Gran Bretaña, a 9.000 kilómetros de distancia de Londres el presidente de Brasil, Michel Temer, lanzaba su propuesta de “revisar el Mercosur”. No es que haya un “Braxit” (salida de Brasil) en marcha, según declaró el jefe provisorio del Ejecutivo brasileño a los cinco diarios más importantes de su país. “No pensamos salir del Mercosur... pero queremos una libertad mayor. Algunas cosas podrían ser de acción conjunta; otras serían individuales”.

En ese reportaje, que no tuvo desperdicios por los conceptos vertidos, Temer agregó que “tal vez sea necesario una readecuación de las reglas del Mercosur. Yo mismo, en los viajes internacionales (cuando era vicepresidente de Dilma Rousseff), vi mucho de esto: uno no podía hacer ciertos acuerdos, específicamente arancelarios, por causa del Mercosur. Nosotros podemos perfectamente hacer una revisión de las reglas del Mercosur”.

La iniciativa que busca promover Brasil es concreta y abarcadora. Mucho más que lo explicado por Temer. Se trata de eliminar el Arancel Externo Común (AEC), que define la Unión Aduanera y está en el ADN del bloque regional. El AEC se consolidó en 1994. Y no fue un proceso perfecto, desde que algunos sectores quedaron afuera de esa protección contra importaciones de afuera de la región (excepciones que aún están en vigencia a través de las llamadas excepciones).

Pero su aniquilación, como proponen Temer y su canciller José Serra, convierte al mercado común en un espectro de lo que podría ser: lo retrotrae a una zona de libre comercio. Esto es: no da ninguna preferencia para la producción interna de la región –es decir de Brasil, Argentina, Paraguay, Uruguay y Venezuela-- frente al resto del mundo. “La función del AEC es tener una política arancelaria coordinada para la mayoría de los productos frente a terceros países, favoreciendo el comercio intrarregional en desmedro de las importaciones provenientes de terceros países” describe un extenso artículo publicado en la revista de la Bolsa de Comercio de Rosario, el puerto triguero por excelencia de la Argentina. Publicado en 2011, el dossier ejemplificaba: “Dentro del sector agrícola argentino, el trigo es uno de los productos que se benefició con el AEC al tener al mercado brasileño como su principal destino de exportación”.

Y añadía: “El AEC le brinda un beneficio adicional en relación a otros trigos por fuera del bloque, como es el cereal procedente de Estados Unidos y de Canadá”. Para Brasil no es diferente: sin el AEC sus industrias deberían alcanzar un nivel de productividad que les permitiera ser competitivos frente a terceros países. Por ahora, no lo tienen.

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