El boom de compras de bonos argentinos y la danza de dólares

El boom de compras de bonos argentinos y la danza de dólares

Es fuerte la demanda del exterior por títulos públicos. El movimiento de dólares del primer trimestre

Desde hace dos semanas, hay una fuerte corriente compradora de bonos argentinos proveniente de bancos grandes del exterior.

Los banqueros creen que se corrió el velo del miedo a lo que pudiese hacer Donald Trump para favorecer un “súper dólar” a nivel mundial y que el rendimiento que ofrecen los títulos argentinos son una oportunidad de ganancia segura.

Cómo resultado de esas compras, que se corresponden también con el accionar de compradores locales, los bonos en dólares han subido de precio y bajado su rendimiento en forma considerable.

Un indicador es que el bono valuado en dólares y que vence dentro de muy poco para lo que son los tiempos financieros (octubre 2020) ofrece una renta de 3%, la más baja en años para un título argentino.

Vale recordar que la baja de la renta de un título público es un signo de confianza de los inversores y demuestra que la percepción del riesgo va en descenso.

El indicador más claro es que los bonos del Tesoro de los Estados Unidos son los más confiables y, por consiguiente, menos rentables del planeta.

La Argentina recibe hoy elogios de los banqueros del mundo por el giro de la política económica hacia los mercados que, a su vez, sirve de argumento para justificar las compras de los inversores del exterior.

El país ya fue “niña bonita” financiera en el pasado pero también dejó de serlo en otras tantas oportunidades y casi siempre de forma abrupta.

Las mieles financieras de estos tiempos pueden deberse a un conjunto de motivos, entre los que seguramente está el giro económico del gobierno de Mauricio Macri, pero también responde a que la renta de 7% anual que prometen algunos bonos argentinos es difícil de conseguir en el mundo con bajo riesgo.

Una mirada regional sobre el costo del capital indica que la Argentina debe pagar 6,5% para conseguir financiamiento en dólares, mientras que Brasil paga 5%, Chile 3,2%, Colombia 4,1% y México 4,3%.

La creencia del mercado es que los banqueros internacionales apuestan a una baja del riesgo argentino para que se iguale con el brasileño en el corto plazo. La entrada de dólares en el primer trimestre del año también podría ser un indicador de esa expectativa.

Los números sobre el resultado cambiario del primer trimestre demuestran que el ingreso de divisas fue muy fuerte y que hay datos llamativos en materia de salidas.

Una síntesis periodística sobre ese punto podría resumirse así: las compras de dólares billete para ahorro y las destinadas a hacer turismo en el exterior se llevaron el 67% de las divisas generadas por la colocación de deuda del sector público en el exterior.

Según los datos de la consultora Econviews, las colocaciones de deuda del sector público alcanzaron hasta marzo US$ 11.000 millones, una cifra importante y que pone en blanco sobre negro la política para este año según la cual una parte del déficit fiscal se financiará colocando bonos.

Del otro lado del balance se consigna que las compra de billetes fue de US$ 1.300 millones en marzo y sumó de este modo en el trimestre US$ 4.700 millones, que representaron un aumento de 42% respecto de las ventas del año anterior para el mismo período.

La ventas de divisas para turismo, viajes y pasajes alcanzaron US$ 903 millones en el mes pasado y totalizaron US$ 2.700 millones en el primer trimestre, con un salto de 48% con relación con 2016.

El resultado cambiario llama a la reflexión en el sentido de que los dólares que ingresan por las exportaciones, por la colocación de bonos del sector público, por los préstamos financieros para invertir en portafolios y para la inversión directa (son los menos en el comienzo del año) se destinan en una medida relevante a financiar la dolarización de ahorros y el turismo en el exterior.

Desde ya que el planteo de estos temas puede resultar extemporáneo ( “nadie habla de cuanto engorda la cerveza en medio de una fiesta”, suele decir un reconocido economista), pero cobran relevancia porque también son un indicador del nivel del dólar en el mercado doméstico.

Federico Sturzenegger anunció la semana pasada que el Banco Central tiene previsto, en algún momento, comenzar a comprar dólares para subir las reservas de 10% a 15% del Producto Bruto Interno.

Se calcula que ese salto en la participación de las reservas en el PBI implicaría compras por US$ 30.000 millones por parte del Central. Sturzenegger no habló de la perentoriedad de esas compras, pero la respuesta del mercado fue que el dólar seguiría más tranquilo que empinado.

Sobre ese punto, además, quedó en claro desde la semana pasada que el objetivo de bajar la inflación prima sobre casi cualquier otro en materia económica y que las tasas de interés altas son el instrumento elegido para el combate.

Entre la entrada de capitales financieros en búsqueda de rentabilidad, la de divisas de las exportaciones de maíz y soja y el domino de la tasa de interés en pesos (las lebacs ofrecen más de 24%), la autopista cambiaria se presenta descongestionada. El dólar calmo siempre serena el ánimo de los funcionarios.

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