PJ bonaerense veta “acuerdo nacional” y se endurece más

PJ bonaerense veta “acuerdo nacional” y se endurece más

Intendentes peronistas se reunieron en Capital Federal y trazaron un diagnóstico crítico sobre el dólar, las tarifas y el FMI. Se despegan de los gobernadores. La influencia de Cristina vía Insaurralde.

 

El peronismo de la provincia de Buenos Aires se amotinó ayer en el centro porteño donde convocó a una mesa de economistas para trazar una crítico diagnóstico sobre los efectos de la corrida cambiaria y la eventual asistencia financiera del Fondo Monetario Internacional. Fue la primera reacción del principal partido opositor luego del llamado de Mauricio Macri a un "gran acuerdo nacional" de cara a la votación en el Honorable Senado de la Nación del proyecto para frenar el aumento de tarifas y, en especial, el Presupuesto 2019.

El encuentro realizado en la Fundación Internacional para el Desarrollo Local (FINDEL) en la calle Bolívar estuvo encabezado por los jefes del PJ bonaerense, los intendentes Gustavo Menéndez (Merlo) y Fernando Gray (Esteban Echeverría). Pero también contó con la presencia, entre otros, de los alcaldes de la Lomas de Zamora, Martín Insaurralde, de La Matanza, la ultra kirchnerista Verónica Magario, y de Florencio Varela, Julio Pereyra. Estos municipios son las dos potencias electorales de la estratégica tercera sección electoral, donde anidan más de 4 millones de votos.

Insaurralde, más allá de Magario, tiene contacto fluido y sin intermediarios con Cristina de Kirchner. El lomense maneja su propio timming político de cara a una eventual candidatura a gobernador bonaerense motivo por el cual se autoexcluyó de la puja partidaria por la conducción del partido tras la salida de Fernando Espinoza.

Menéndez y María Eugenia Vidal se encontraron este miércoles en Merlo para repasar el estado de la obra del Arroyo Torres. Hubo hermetismo en torno de este encuentro teniendo en cuenta que la aparición de Menéndez, Gray y Magario la semana pasada en la Cámara de Diputados de la Nación para festejar la aprobación del proyecto para limitar la política tarifaria de la Casa Rosada generó malestar en el Gobierno bonaerense. Tanto que Vidal firmó una resolución para obligar a los intendentes a excluir el cobro de tasas municipales de las facturas de gas y luz. La foto de Menéndez con Vidal irritó al sector más opositor del peronismo bonaerense que aspira a aprovechar la crisis que sacudió al macrismo para hacer pie de cara a las elecciones 2019.

El proyecto impulsado por el Bloque Justicialista, el Frente Renovador y el Frente para la Victoria pasó al Senado donde algunos gobernadores del PJ, al menos desde el plano teórico, reclaman cambios a la iniciativa sancionada en la Cámara baja. Ayer en Córdoba, Juan Schiaretti ratificó su apoyo al Gobierno nacional e insistió en que el Congreso no tiene potestad para legislar en materia tarifaria. También se sumó el gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey, quien planteó dos observaciones al proyecto de ley de tarifas que se discute en el Congreso de la Nación, al proponer federalizar la discusión para que cada distrito se haga cargo de la negociación correspondiente, y bajar los costos de la generación de energía con el fin de reducir los aumentos en las facturas de los servicios públicos.

Sin embargo, ayer en la sede del FINDEL, los intendentes de la provincia de Buenos Aires no fueron tan contemplativos y se alejaron del ala dialoguista del peronismo. El diagnóstico crítico en relación al traslado de precios de la devaluación del 30 por ciento que disparó la corrida cambiaria. La tarifas también estuvieron en agenda. Los encargados de ilustrar a los intendentes del PJ fueron Silvina Batakis, la exministra de Economía de la administración Daniel Scioli, y Emanuel Alvarez Agis, exviceministro de Axel Kicillof. A diferencia de los gobernadores peronistas, los intendentes del PJ de la provincia de Buenos Aires realizan otra lectura de la actual coyuntura. A los mandatarios de las provincias les preocupa la ausencia de un candidato presidencial competitivo que, pese al traspié de Macri y su caída en las encuestas desde la aprobación de la reforma previsional, la suba de tarifas y la corrida cambiaria, les blinde la reelección en sus distritos. Por eso apuestan a un pacto de no agresión con la casa Rosada con tal de mantener la gobernabilidad en sus territorios en 2019. En cambio, el peronismo bonaerense, donde la influencia de Cristina de Kirchner es directa a partir del 35% de los votos logrados en las legislativas pasadas, olfatea la debilidad transitoria del macrismo y apuesta a endurecerse en la pelea política de cara a la pelea por la sucesión de Vidal.

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