El PJ bonaerense se prepara para otra pulseada interna

El PJ bonaerense se prepara para otra pulseada interna

Los intendentes buscarán licuar el poder que tiene La Cámpora en el Concejo y con los apoderados del partido

 

Fernando Espinoza no podía esconder su enojo por los pasillos de la Legislatura bonaerense. El presidente del PJ provincial había sido uno de los articuladores de las múltiples reuniones que el peronismo mantuvo en los últimos meses para poder votar unido el presupuesto 2017, y antenoche, a las 22, se enteraba de que La Cámpora iba a pararse en contra. Por teléfono, Máximo Kirchner buscaba tranquilizarlo. "Está todo bien. Nos vemos el 29 en el Congreso", le decía.

Y es que, tras perder la oportunidad de mostrarse unido en la Legislatura, el peronismo tendrá el próximo jueves una nueva chance para cerrar filas antes del año electoral. La cita, sin embargo, podría derivar en una fractura mayor entre los intendentes, que buscan una construcción de poder más horizontal, sostenida desde los municipios, y el kirchnerismo duro, encabezado por La Cámpora, que no duda de la conducción de Cristina Kirchner .

Las diferencias se basan en dos puntos: que el PJ pase a tener seis apoderados, como pretenden los intendentes, para licuar el poder de los dos apoderados actuales: el camporista Eduardo De Pedro y Jorge Landau. Son quienes tienen la "lapicera" a la hora de armar las listas de candidatos.

Pero La Cámpora desconfía aún más de la Comisión de Acción Política (CAP) que el peronismo formó con 15 miembros y sólo una silla para los jóvenes kirchneristas. Esa CAP, advierten en La Cámpora, será utilizada para suplantar el Concejo del PJ, donde son mayoría los leales a la ex presidenta.

"Es hora de que «los pibitos» vayan aterrizando en el planeta Tierra y descubran que no hay poder sin territorio", advirtió a LA NACION un intendente del conurbano. "Les molesta que tengamos una organización, pero más les molesta que Cristina mida 40 puntos en sus distritos", replanteó un joven K.

Aunque la batalla podría aflorar en el Congreso del 29 de diciembre, el grueso de los dirigentes consultados por LA NACION prefirió destacar que el peronismo terminará 2016 mucho mejor que cómo lo empezó, fracturado y muy golpeado luego de la derrota electoral.

"La única forma de estar juntos otra vez es que volvamos a tenernos confianza y la votación de ayer no ayudó. Pero todos sabemos que juntos tenemos todo para ganar en 2017. Separados, no", destacó Espinoza a LA NACION.

"Los intendentes salieron fortalecidos de la Legislatura, pero no por eso hay crisis con La Cámpora. En estas semanas compartimos muy buenas conversaciones", agregó Gabriel Katopodis, intendente de San Martín y miembro del Grupo Esmeralda, el sector que más forcejeó con La Cámpora por los cargos que se dirimieron junto al presupuesto.

Se quedó con el Defensor del Pueblo para Guido Lorenzino, un ex sciolista que ahora aboga por la candidatura de Florencio Randazzo, cercano a los Esmeralda. Randazzo tuvo más premios: Marcelo Feliú se convirtió en vicepresidente primero de Diputados.

El Movimiento Evita, por su parte, se quedó con el Defensor de Derechos Sociales y otra de las vicepresidencias de Diputados. Espinoza (o el grupo Fénix de intendentes), podría reclamar una vacante en el Tribunal de Cuentas.

"Se llenaron la boca hablando de unidad, pero al final se repartieron los carguitos", señalaba ayer un camporista, con la mirada puesta en el Congreso del 29.

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