En una réplica que demoró durante una semana, el magistrado finalmente consideró"inexistentes" los motivos por los que se intentó desplazarlo del expediente. Ahora la Sala II de la Cámara Federal tendrá que volver a intervenir y ratificar o no su continuidad. El caso quedó en medio de una polémica porque alcanzó a la plana mayor del Gobierno kirchnerista pero también salpicó a las actuales autoridades del BCRA y a varios integrantes del Gabinete y allegados de Mauricio Macri por ser quienes se habrían beneficiado con la cuestionada operatoria. 

"Que el interesado sienta enemistad respecto del juez no justifica la separación de éste, en tanto ese estado de ánimo no provoque o concluya en reciprocidad, al no afectar su imparcialidad", replicó Bonadio. Su estrategia fue indicar que la expresidente lo atacó mientras él estuvo a cargo de la causa Hotesur, pero que de su parte, no hubo una contestación que permitiera probar que esa enemistad era también del juez hacia la acusada. 

"Debe exteriorizarse en hechos o actos que demuestren con claridad ese estado de ánimo, y como puede advertirse en las notas periodísticas no hay ninguna manifestación de este juez fuera de lugar, ni siquiera irrespetuosa y mucho menos con contenido de odio o que encierre animadversión hacia la Sra. Cristina Fernández, muy por el contrario, este magistrado se abstiene justamente de realizar apreciaciones a su respecto", sostuvo Bonadio en referencia a las pruebas aportadas por el abogado Carlos Beraldi. Para el juez, esa"enemistad" debe manifestarse de tal modo que se pueda "medir su intensidad". Pero Bonadio no se privó de recordar el episodio en el que Cristina de Kirchner aludió a su figura calificándolo de "juez pistolero y extorsionador". Repasó esa frase sólo para subrayar que él no inició acciones penales ni civiles por esas declaraciones. 

"Nos encontramos frente a un argumento débil o carente de la solidez y seriedad que requiere todo acto por el cual se pretende el apartamiento del juez natural", cargó entonces contra la intención de recusarlo. Aseguró sentirse asombrado por justificar su separación en base a las denuncias interpuestas contra él por el bloque de diputados kirchneristas y en el Consejo de la Magistratura. Su respuesta ocurrió 24 horas después de haber sido imputado por el fiscal Jorge Di Lello que consideró que debía abrirse una investigación contra Bonadio y contra el actual titular del BCRA, Federico Sturzenegger por haber pagado -posdevaluación- los contratos de dólar a futuro contraídos durante la administración kirchnerista.

"Sólo resta concluir que las razones expuestas no presentan el mínimo sostén jurídico requerido para el apartamiento del juez ", concluyó el magistrado, quien sostuvo que mantuvo su imparcialidad.

La decisión sobre su continuidad quedará nuevamente bajo la lupa de Martín Irurzun, Horacio Cattani y Eduardo Farah, quienes ya lo habían ratificado, aunque con advertencias sobre su accionar. 

En Tribunales comenzó a especularse con que la única vía para desactivar la escalada (tras la apertura de una causa penal casi duplicada), sería que la Cámara aparte a Bonadio y quite de la escena la causa por el dólar a futuro que ha tenido coletazos negativos, incluso, para el propio Gobierno tanto en lo político como en lo judicial. 

En la lógica del equilibrio interno de los tribunales federales, esa decisión arrastraría al olvido también la causa contra el juez y contra Sturzenegger. Otro magistrado podría tomar el caso, sin imprimirle el vértigo de las últimas semanas. 

Por el contrario, si el juez es ratificado por segunda vez, avanzará en los anunciados procesamientos contra la exmandataria, su exministro, Axel Kicillof, Alejandro Vanoli y el directorio del BCRA, aunque en paralelo, podría prosperar la causa en su contra por presunto "prevaricato" por una causa en plena instrucción, algo inédito. 

En el Consejo de la Magistratura, la estrategia de los K es más simple y no sólo aplica a esta coyuntura: una denuncia previa a cualquier intervención futura de Bonadio en otros expedientes que podrían apuntar hacia Cristina, lo dejaría en una posición más vulnerable para ser apartado o, directamente, tener que excusarse de intervenir.