El bolso de Schiaretti que espera por dos campañas

En el Panal, estiman que la elección de septiembre será “muy pareja” frente a la alianza Cambiemos. La Nación le bajó el tono a la discusión por fondos para viviendas

 

En el Centro Cívico, existe el convencimiento de que la elección de medio término que se avecina será “muy pareja” entre la tropa propia de Unión por Córdoba (UPC) y Cambiemos, la alianza que comanda el presidente de todos los argentinos.

“Macri vendrá a la provincia todas las veces que haga falta, lo sabemos. Y les dirá a los cordobeses otra cosa que ya sabemos: que ‘el Gringo’ Schiaretti es su amigo, que no tiene problemas con 
De la Sota, pero será claro en pedirles a quienes lo llevaron a la presidencia en 2015 que ahora deben ayudarlo para garantizar la continuidad de su trabajo hasta 2019”. Así razonan por estas horas cerca del gobernador.

Las mismas espadas políticas hablan de un escenario polarizado en lo electoral, como el que decidió instaurar el macrismo para este 2017, aunque sin la virulencia que se anticipa en la provincia de Buenos Aires. Con el kirchnerismo duro casi en extinción aquí, Córdoba muestra otra realidad.

“Es una elección de pisos altos, pero con techos bajos”, repiten en ambos bandos. También hay coincidencia (y conveniencia en la apreciación) en sostener que sólo habrá lugar para una tercera fuerza en la repartija de las nueve bancas que se ponen en juego.

Sentado sobre los números de las cuentas provinciales que mostró a principio de mes en la reunión de la Fundación 
Mediterránea, Schiaretti apuesta a exhibir con éxito su gestión en la campaña electoral que, de no mediar un imprevisto, tendrá al tándem José Manuel de la Sota-Alejandra Vigo en lo más alto de la boleta.

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“‘El Gallego’ se juega mucho, porque la elección será pareja. Por eso puso la condición de que Vigo lo acompañara. Fue la manera de garantizar un involucramiento pleno del ‘Gringo’”, explican, con palabras parecidas, schiarettistas y delasotistas.

Las rencillas entre los dos sectores de UPC de finales de 2016 quedaron en el archivo. Esa puja, expuesta en el plano nacional con la discusión de la reforma de Ganancias y en lo provincial con la ley de bosques, tuvo como telón de fondo el tironeo por ver quién se quedaba con la lapicera para conformar la lista.

Esa disputa quedó saldada. El número tres será para Schiaretti y el cuatro para De la Sota. Los melones están otra vez acomodados en el carro, como desde hace casi 18 años.

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En el colchón

No es nuevo. Para Schiaretti, es clave mantener el equilibrio fiscal. Forma parte de su ADN forjado como administrador en el sector industrial. Se lo dijo a los empresarios que lo escucharon hace dos semanas en el hotel 
Sheraton. Y se lo recuerda a menudo a sus funcionarios y principales operadores políticos.

En aquella presentación, el jefe del Panal reveló un número que lo tranquiliza frente a los efectos negativos que observa en la economía por el viraje de Macri hacia una política monetaria restrictiva como manera de contener la inflación.

“Tenemos 5.600 millones de dólares en el bolso para poner en obras de acá hasta 2019”, ensanchó el cuerpo al hablar un hombre con voz de peso dentro del schiarettismo.

La cifra aludida es la resultante de un concepto que Schiaretti considera vital: el ahorro 
corriente.

Se trata, ni más ni menos, del saldo existente entre los ingresos y todos los gastos corrientes, incluyendo los intereses de la deuda. Lo que queda es lo disponible para hacer obra pública y para pagar compromisos del Estado provincial.

Desde que asumió su segundo mandato, y con autorización de la Legislatura, Schiaretti viene manteniendo un ritmo de endeudamiento superior al puesto en rutas, gasoductos o puentes. Está stockeado , con buena parte del dinero colocado en letras y otras opciones financieras a la espera de volcarlas a las obras.

Esos 5.600 millones de dólares son para el schiarettismo la garantía para poder llevar adelante el ambicioso plan de obras prometido en campaña y que terminaría de completarse, según el oficialismo, justo, justo cuando se esté lanzando la próxima carrera electoral por la gobernación, en la que Schiaretti tiene por ahora butaca asegurada.

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