En boliches de Salta se cometen abusos con el derecho de admisión

En boliches de Salta se cometen abusos con el derecho de admisión

Pese a los casos de discriminación que se conocen por los medios, en 2015 no hubo denuncias formales. Propietarios de locales nocturnos dicen que, en algunos lugares, se restringe el acceso a los clientes.

Discriminar es una prohibición legal, no una elección. Es muy frecuente que dueños y patovicas no permitan el acceso a locales bailables invocando el derecho de admisión y que los clientes se retiren resignados. Lo que sucede en verdad es que se hace un abuso del derecho de admisión y una violación del derecho de igualdad ante la ley, incluido en el artículo 16 de la Constitución Nacional, y la prohibición de discriminar, que figura en el artículo 1 de la Ley 23.592. Los dueños y responsables de boliches y restaurantes consultados porEl Tribuno tienen opiniones divididas: algunos aseguran que en Salta no se discrimina; otros garantizan que sí.

La ley antidiscriminatoria establece "la obligatoriedad de exhibir en el ingreso a los locales bailables, bares, restaurantes u otros de acceso público, en forma clara y visible, el texto del artículo 16 de la Constitución Nacional". Además, un cartel debe decir dónde se puede denunciar discriminación.

"El derecho de admisión solo se puede utilizar cuando alguien está ebrio, por ejemplo", graficó Victoria Liendro, titular de la Dirección de Diversidad de la Municipalidad de Salta. "No puede ser por color de piel o portación de cara; solo se admite en casos puntuales", agregó.

En lo que va del 2015 el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (Inadi) recibió dos consultas y ninguna denuncia formal por discriminación en locales bailables. En 2014 hubo cinco denuncias y dos consultas de la misma categoría. 

"Muchas personas hacen consultas por discriminación por aspecto físico o de género pero luego no efectúan la denuncia concreta", confirmó a El TribunoNicolás Hirtz, titular de la delegación salteña del Inadi. 

El lunes pasado Sergio Tolaba, de 32 años, informó por Radio Salta que el patovica de un boliche del Paseo Balcarce no lo dejó entrar "por la vestimenta y por otras cosas". El joven, estudiante de profesorado de inglés, aseguró a El Tribuno que va a cumplir con todos los pasos legales para que este hecho no vuelva a ocurrir.

Además de la denuncia en el Inadi, se debe efectuar la denuncia formal ante la Policía mencionando que hubo una violación del Código Contravencional de Salta. Sin embargo, la Policía de la Provincia informó a este medio que en lo que va del año la comisaría primera, que corresponde a la zona de la Balcarce, no recibió ninguna denuncia de este tipo. 

"¿Qué pasa con las denuncias? Nada", dijo Victoria Liendro. "No hay denuncias porque no hay resultados, no llegan a buen puerto y no tienen aplicabilidad", explicó.

Los dueños opinan

"La única razón por la cual usé el derecho de admisión fue por estado de ebriedad. Hace dos o tres años que no saco a nadie", contó Lucas Urtasun, dueño del Café del Tiempo. 

"Los boliches tienen otro sistema de trabajo. Dejan entrar y sacan a quien quieren ellos, el criterio no es más que la cara o el gusto", denunció.

El exdueño de un boliche del Paseo Balcarce, que no quiso dar su nombre, confesó: "Es real que si uno sale de noche tiene que estar medianamente bien vestido", y agregó: "Mientras pueda pagar, que entre cualquiera". 

Confirmó que en la Balcarce hay un abuso del derecho de admisión y que ingresan menores, lo que no está permitido por la legislación. Además, manifestó que negocios que están habilitados como confiterías en el corredor turístico, en la práctica, funcionan como boliches.

Tupac Puggioni, dueño de La Vieja Estación, dijo que aplica derecho de admisión con personas alcoholizadas o con alguien que se ponga violento. Con respecto a los boliches, explicó que hay una concepción cultural de ser "fashion", o seguir "el estereotipo de la Barbie".

"Realmente es así, creen que son los más exclusivos", sentenció. "En un estado democrático no se puede decir que no. En Salta el 90% somos morochos, pero dicen: "Este negrito no entra acá''. Hacen eso en el medio de la fila para que todos lo vean", contó, y consideró que hay que tomar medidas fuertes como la clausura.

Mario Delaloye, miembro de la Comisión de la Balcarce, aseguró que en Salta no se discrimina. "La gente se segmenta sola por el estilo de música. Hoy más que boliches hay clubes nocturnos y la gente se siente parte", comentó.

Un dueño de varios locales de la ciudad que no quiso identificarse cree, con respecto a las denuncias que se conocieron en los medios de comunicación, que la gente muchas veces escucha una sola campana.

Ariel Alfides, dueño de Diva's Night y del bar Santino en la Balcarce, contó que abrió hace poco y que no está utilizando el derecho de admisión. "Solo lo aplicaría con gente alcoholizada, que viene en un estado no normal y con menores de edad", dijo. 

El dueño de un boliche que funcionaba en la Balcarce sostuvo que aplica el derecho de admisión solo con menores de edad, ebrios y personas violentas. Señaló que los patovicas no echan a nadie: "Solo lo hacen en situaciones esporádicas y tienen que tener una orden directa".

Aseguró que en Salta no hay discriminación. "No hay lugares exclusivos. Solo uno de los pubs, ubicado en una esquina de la Balcarce, es supuestamente así. El dueño está detrás de la puerta y dice: 'Vos sí, vos no'".

"Discriminar es aberrante y debe penalizarse", espetó Victoria Liendro, aunque considera que lo que deben cambiar son las prácticas sociales. "Con una norma no se modifica la cultura de discriminación", sentenció. 

El status quo y el paradigma de "lo normal" todavía son una barrera para las personas que "atentan" contra un orden establecido. "Una sociedad que integre a los negros, a las mujeres, a los discapacitados, a las travestis y a los homosexuales no tendrá más guerras", concluyó Liendro.

Un nuevo proyecto de ordenanza

La Dirección de la Diversidad de la Municipalidad de Salta presentará en junio un proyecto de ordenanza para penalizar actos discriminatorios.

El modelo al que aspiran es el de Rosario de Santa Fe, que tiene una legislación que le da atributos al Tribunal de Faltas para sancionar a quienes discriminan. 

Con un marco regulatorio claro se puede evitar que los propietarios de comercios violen el derecho a la igualdad de los ciudadanos que se protege en la Constitución Nacional y en los tratados internacionales de derechos humanos.

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