El boleto provincial significa un empate

El boleto provincial significa un empate

El gobierno bonaerense anunció la implementación del boleto educativo gratuito para las escuelas primarias, secundarias y para los alumnos de la UNLP. La medida significa un triunfo del movimiento estudiantil y una certeza para el arco político: ante el descontento de la ciudadanía, Cambiemos no tiene más salida que escuchar los reclamos.

LA ANSIADA LEY

“Tomala vos, dámela a mí, por el boleto estudiantil”, eso cantaban los protagonistas de la cruenta Noche de los Lápices; eso cantan todavía, cuarenta años después, los estudiantes. El año pasado, durante los últimos meses de la segunda gestión de Daniel Scioli, se logró la aprobación del boleto educativo provincial, que preveía la gratuidad del transporte público para primarios, secundarios, terciarios, universitarios (no sólo en la UNLP sino en todas las universidades bonaerenses) y también de formación profesionales y bachilleratos populares. La medida se sancionó en julio y se promulgó en septiembre, estipulando que sería implementada a principios de 2016.

El boleto no puede ser adjudicado a Daniel Scioli. Fueron décadas de lucha, y en los últimos años fue fuertemente impulsado por la UNLP y las universidades del conurbano (las “universidades K”, según el nuevo gobierno). Pero si bien no fue ningún regalo del ex gobernador, sería injusto suponer que se sancionó con facilidad porque no iba a ser el FpV quien tuviera que ejecutarlo: en septiembre de 2015 sólo unos pocos escépticos podían suponer que no iba a ser el peronismo quien gobernara Buenos Aires.

Lo cierto es que a María Eugenia Vidal el boleto le cayó como una brasa caliente.

LA UNIVERSIDAD EN LA MIRA

Cambiemos inició una purga cuando desembarcó en Buenos Aires. Así como ocurrió a nivel nacional, cientos de empleados estatales fueron despedidos, distintos áreas removidas, programas eliminados, etcétera. Mientras tanto, para justificar el recorte, Vidal aseguraba que la “pesada herencia” sciolista era una provincia en llamas, sin un peso. El mismo argumento se utilizó para retrasar la llegada del boleto, pero el espectro universitario se hizo sentir.

Las universidades nacionales atraviesan un momento difícil por las políticas implementadas a nivel nacional. El tarifazo atenta directamente contra el presupuesto de las casas de altos estudios (el cual fue acordado el año pasado, es decir, en base al costo de los servicios en 2015) y ya se está llevando puestas bandas horarias y becas. Además, la baja de los convenios entre las universidades y los estamentos estatales deja a cientos de programas sin financiamiento, y ya son varios los alumnos que, por sus propias dificultades económicas, abandonan sus carreras. En este contexto, el boleto educativo gratuito se enarboló como una de las principales banderas y Cambiemos vio en ese reclamo una gran dificultad: las movilizaciones de clase media “ilustrada” podían afectar seriamente su imagen y dañar el corazón de su electorado.

UCR – PRO: UNA RELACIÓN CONFLICTIVA

No era sólo el electorado el que comenzaba a sentir el yugo Pro; también lo sentía el radicalismo, bastión histórico de la política universitaria. Franja Morada no pudo ausentarse de las movilizaciones en Capital Federal que exigían mayor presupuesto para las universidades, lo cual incomodó a ambas partes del frente Cambiemos.

En la UNLP, la situación política también es complicada. La universidad dijo abiertamente estar a favor de Daniel Scioli en el balotaje, a pesar de que su conducción era y aún es radical. Ahora, las autoridades de la UNLP hacen malabares para mantener una relación cordial con el gobierno de turno y sostener una buena relación con el peronismo universitario. Además, no podían dejar una bandera histórica en manos de la izquierda, con mayoría en la representación estudiantil. El boleto, en ese tablero, fue innegociable: debía salir o salir.

MARCHAS Y AMPARO

En marzo, siendo que el boleto aún no se había implementado, la vicepresidencia de la FULP presentó un amparo. La Justicia les dio la razón a los estudiantes, pero el gobierno provincial no mostró reacción. En consecuencia, se realizaron movilizaciones masivas los días 14 de abril, 6 de mayo, 16 de junio y 1 de julio. El temor de Vidal era que se produjera una gran movilización el 16 de septiembre, en un nuevo aniversario de la Noche de los Lápices.

Barajando dicha posibilidad, la gestión bonaerense anunció la ansiada implementación, aunque esta será insuficiente ya que sólo prevé que este derecho alcanzará a estudiantes primarios, secundarios y de la UNLP, aunque se especificó que el resto de las universidades tendrán el boleto gratuito el año que viene. La ley prevé 50 viajes para los escolares y 45 viajes para los universitarios, de manera gratuita en carácter mensual. Significará una inversión de 143 millones de pesos.

CAMBIEMOS RETROCEDE

Las protestas de trabajadores, las marchas de universitarios, el cacerolazo de hace una semana, son termómetros de un malestar que va creciendo en la calle. Ante este panorama, el gobierno debe ceder, sobre todo para evitar un colapso que, si bien no es inminente, tendrá más lugar si Cambiemos desoye los reclamos. Las centrales sindicales ya amenazan con un paro general, lo que al gobierno le significaría un punto de quiebre.

En este contexto, perder el apoyo de la camaleónica clase media sería el principio del fin. El rechazo aCristina Kirchner todavía genera simpatía para con el gobierno entrante, pero los bolsillos duelen y eso se hace sentir.

María Eugenia Vidal, en particular, no puede sumar más frentes de batalla. Le basta con los estatales, los médicos, los docentes, y con el encontronazo con fuerzas policiales. Aplacar a los estudiantes es un triunfo para el vidalismo, que ve en “Heidi” a una figura capaz de aglutinar lo queMauricio Macri comienza a perder. Si Cambiemos piensa en 2019, debe proteger la figura de Vidal. 

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