Los presidentes de Cuba y Estados Unidos, Raúl Castro y Barack Obama, volvieron a verse y dialogar ayer, esta vez en el ámbito de la Asamblea General de las Naciones Unidas, pero quedó claro que más allá de lo protocolar nada cambió desde la reapertura de las embajadas en ambas capitales en lo que tiene que ver con la marcha del tema de fondo: el deshielo en las relaciones tras más de medio siglo de presiones económicas (bloqueo estadounidense) y debate ideológico. Un día después de que Obama dijera que espera que el Congreso le ponga fin al embargo, Cuba reiteró ayer que el presidente tiene poderes para avanzar “mucho más”, y afirmó que lo que hizo hasta ahora “tiene un valor limitadísimo”. Tras estrecharse breve y diplomáticamente las manos en una típica pose para los fotógrafos, los presidentes Castro y Obama mantuvieron ayer en las Naciones Unidas el tercer diálogo desde abril del año pasado, cuando se encontraron durante la Cumbre Iberoamericana de Panamá. La circunstancia dio lugar incluso para las bromas, después de que el cubano dijera que acababa de constatar la mayor estatura “física” del estadounidense. Después de eso no hubo aparición ante los medios, y la información sobre el encuentro quedó en manos del canciller cubano, Bruno Rodríguez, y los voceros de la Casa Blanca.

El encuentro se desarrolló en un ambiente respetuoso y constructivo, coincidieron en señalar las partes. Rodríguez primero, y luego la Casa Blanca, coincidieron en que los presidentes hablaron sobre la reciente visita del Papa Francisco a ambos países y destacaron sus acciones sobre la promoción de la paz en el mundo.

Después de su breve mención al Papa, en una respuesta elíptica a lo dicho el lunes por Obama en cuanto a que el Congreso debe levantar el bloqueo, el canciller cubano aseguró que si quisiera hacer más, el presidente estadounidense tiene todos los “poderes necesarios” para hacerlo e intervenir en la eliminación del embargo, y agregó que de él depende la velocidad con la cual se realizará el proceso de normalización plena de las relaciones entre Washington y La Habana. Según Rodríguez, las decisiones ejecutivas adoptadas por Obama han tenido hasta ahora un valor mínimo, mientras los poderes del presidente son “muy vastos”.

Rodríguez aseguró que Cuba ve una “oportunidad de avanzar” en las relaciones con Estados Unidos antes del final de mandato de Obama. “Yo siento que hay una oportunidad de avanzar significativamente en el proceso de normalización de las relaciones en el período de Obama. Debemos aprovechar el tiempo, las oportunidades para favorecer el interés común de nuestros pueblos”, dijo el canciller. Obama dejará su cargo en enero de 2017 al cumplirse el máximo de dos mandatos consecutivos en la Casa Blanca.

El diplomático cubano dijo que Castro reiteró a Obama las exigencias de Cuba para alcanzar las relaciones plenas –fin del bloqueo, devolución de Guantánamo, cese de las emisiones de la radio y la televisión Martí e indemnización por los daños producidos por el embargo–, pero precisó que “el ritmo del proceso estará dado por el levantamiento o no del bloqueo” que la gran potencia le aplica a la isla desde el año 1962. Rodríguez señaló que en el encuentro de ayer Castro instó a Obama a hacer uso de todo su Poder Ejecutivo para, al menos, relajar el embargo.

“Confío en que nuestro Congreso levante finalmente el embargo que ya no debería existir más”, dijo Obama el lunes, y luego precisó que sólo puede ser anulado por el Congreso. Rodríguez, en cambio, afirmó que el presidente no puede levantarlo pero sí suavizarlo “mediante la utilización de las amplísimas facultades ejecutivas que conserva el presidente, que le permitirían modificar sustancialmente muchos elementos de la aplicación del bloqueo”. Tras señalar que las medidas dispuestas hasta ahora tienen un valor limitado, el canciller cubano adelantó que como el bloqueo sigue vigente, el 27 de octubre su país volverá a presentar ante la ONU una resolución de condena. Según medios estadounidenses, después de votar durante 23 años contra esa misma resolución, en soledad junto con Israel, este año Estados Unidos se abstendría.