El bloque del intendente, cada vez más debilitado en el Concejo

El bloque del intendente, cada vez más debilitado en el Concejo

Perdió un concejal y quedó con cinco bancas sobre 24. A eso le suma una relación tensa con sus aliados. Un escenario adverso para afrontar el último año de gestión.

La decisión de Guillermo Volponi pudo tener varios condimentos excepto uno: la sorpresa. Hasta el último empleado del Concejo sabía que en algún momento el concejal del PRO abandonaría el bloque que compartía con el arroyismo. Lo había pensado cuando asumió, en diciembre del año pasado. Lo consumó la semana pasada. Señal inequívoca del advenimiento del año electoral.

No es la única. A medida que se acerca 2019, el paisaje legislativo se le puebla de espinas al intendente. Afrontará el último año de gestión con solo cinco concejales propios sobre 24. “Ya no gobierna”, interpretó un opositor. Es porque, de mediar un acuerdo entre el resto de los bloques, no le quedaría ni el recurso del veto ante ordenanzas que le disgusten. Como muestra están la de educación sexual que impulsó Ariel Ciano y la de la Plazoleta de los Lápices. El Concejo las aprobó por insistencia luego de sendos vetos de Arroyo. Lo mismo haría en caso de que el intendente vete la norma que recompuso la bonificación a los docentes municipales. No fue el caso de la reducción de la tasa que pagan los productores rurales porque no hubo acuerdo: Unidad Ciudadana se manifestó reacia a acompañar el reclamo de la Sociedad Rural.

A Arroyo siempre le quedará, sin embargo, el recurso del decreto. Ya mostró que no tendrá reparos en utilizarlo. Allí está el que impuso la tolerancia cero de alcohol para conducir, escrito de su puño y letra cuando el Concejo todavía analizaba un proyecto de ordenanza que el intendente había elevado. El impulso le costó un planteo judicial de “inconstitucionalidad”. El Ejecutivo deberá ahora fundamentar la norma ante la Suprema Corte de Justicia bonaerense.

Hay otras manifestaciones de la orfandad en que quedaron los defensores de Arroyo. En la última sesión llevaron para aprobar sobre tablas un convenio con Aubasa y los permisos para que la Provincia monte las playas públicas gratuitas y lleve adelante el festival Acercarte. El primero fue archivado. El que le interesa a Vidal fue devuelto a comisiones. “Si íbamos a fondo también lo archivábamos”, advirtió un edil. Esos gestos de compasión tampoco serán usuales cuando arranque el calendario electoral.

Una clara muestra del debilitamiento oficialista había aludido a la ordenanza complementaria del presupuesto, que fija remuneraciones, bonificaciones y compensaciones del personal municipal. Casi todos los concejales votaron una iniciativa para solicitarle a la Secretaría de Hacienda que informe los motivos por los que no la envió al Concejo. Y para que también sea remitida al Tribunal de Cuentas bonaerense. El hijo del intendente encabezó la resistencia. Juntó tres votos.

El martes, ese recinto hostil recibirá a Mourelle y Distefano. Los secretarios de Economía y Educación serán interpelados por el recorte que le aplicaron a los docentes municipales. El Concejo prepara, además, una sesión especial para escuchar a la presidenta del Emtur, Gabriela Magnoler. La costumbre del desfile de funcionarios podría tornarse riesgoso para el jefe comunal. ¿Quién puede asegurar que no asomará en algún momento un proyecto para interpelarlo? ¿En qué condiciones estaría el bloque que comanda Guillermo Arroyo para evitarla? Son interrogantes que la misma dinámica legislativa responderá.

En términos estrictamente numéricos, la decisión de Volponi le concedió a Unidad Ciudadana el rol exclusivo de primera minoría. En otras palabras, el kirchnerismo tiene seis concejales y es la bancada más numerosa del Concejo.

Acaso el desbarajuste no sería de tanta magnitud para el arroyismo si conservara mejores vínculos con sus aliados del interbloque Cambiemos. El radicalismo obra por momentos como un bloque opositor más. Lo mismo que Angélica González, la concejal de Carrió. Hay excepciones. Son las de Ariel Martínez Bordaisco y Alejandro Carrancio, que reportan a dos legisladores provinciales afines a la gobernadora: Maximiliano Abad y Lucas Fiorini.

En la UCR juran que no habrá que esperar de ellos maniobras destituyentes. “Sabemos que queda un año más de gestión de Arroyo. Y vamos a sostenerlo para que termine el mandato”, dicen.

Después de la interpelación del martes, el Concejo seguirá con la temperatura elevada: arrancará la discusión del presupuesto 2019 y las ordenanzas fiscal e impositiva. Son normas confeccionadas antes de que se aprobara el presupuesto nacional y de que comenzara a debatirse el de la provincia, por lo que tienen pronósticos de cambios siderales. La repercusión del presupuesto bonaerense, con la absorción de los subsidios del transporte y la tarifa social eléctrica, tiene su lugar asegurado en la disputa: ¿de dónde sacará el municipio los fondos para hacer frente a aquellas obligaciones?

Para más adelante quedará el pliego del transporte, que el intendente mandó el último día de la semana al Concejo. Será un debate de fondo en un año de elecciones. Con todo lo que ello implica para un sector como el del transporte.

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