La “bienvenida” de Lorenzetti

La “bienvenida” de Lorenzetti

En un acto homenaje al saliente Carlos Fayt, Lorenzetti destacó como “juristas de mucho prestigio” a Rosatti y Rosenkrantz. Algunos funcionarios del tribunal lo interpretaron como un respaldo al método de designación, otros tenían otra versión.

Lo que iba a ser un acto de homenaje y despedida a Carlos Fayt terminó copado por el anuncio de Ricardo Lorenzetti de que les tomará juramento a los dos hombres nombrados en comisión para cubrir las vacantes en la Corte Suprema por un decreto de Mauricio Macri que desató muchas más condenas que avales en el mundo de la política y del Derecho. El titular del alto tribunal dijo que Horacio Rosatti y Carlos Rosenkrantz son “juristas de mucho prestigio” y “son bienvenidos en la Corte”. Para algunos funcionarios del tribunal fue un modo de dar a la vez su respaldo al método de designación –sin explicitarlo– ante la insistencia de los cronistas, a quienes les contestó que sobre eso el Gobierno no lo había consultado. Otros leían el gesto de Lorenzetti como una toma de distancia.

El evento fue en el majestuoso Patio de Honor del cuarto piso del Palacio de Tribunales, donde Lorenzetti estila hacer sus actos y agasajos desde que amplió la lista de invitados a una gran plataforma de jueces y algunos empresarios. Pero –hay que aclararlo– no era el caso ayer, donde la mayoría de los presentes eran funcionarios y empleados de la Corte: en rigor, el presidente supremo aprovechó el brindis habitual de fin de año para hacer dos en uno y homenajear también a Fayt, recién retirado, a los 97 años. Entre los invitados, no era ése el tema central sino el futuro del tribunal, mechado con los destinos vacacionales. También lo había sido en el acuerdo que mantuvieron antes del evento los tres supremos que quedan, donde decidieron tomar juramento a los nominados.

Hasta ayer a última hora, la fecha de la jura no había sido fijada. Entre la Corte y el Ministerio de Justicia se pasaban la pelota sobre la definición. En el círculo de colaboradores más cercano a Lorenzetti relatan que los nombres de Rosatti y Ronsenkrantz para cubrir las vacantes fueron consensuados por el Gobierno con él, pero que el nombramiento por decreto fue una sorpresa. “No puedo decir nada”, sostuvo Lorenzetti, frase que repitieron Elena Highton de Nolasco y Juan Carlos Maqueda.

Funcionarios de segundas y terceras líneas del tribunal consultados Página/12 discurrían, sandwiches de miga y pletzalej con pollo mediante, entre dos teorías: una lucubra que el macrismo hizo un acuerdo con Lorenzetti, quien a su vez es un buen amigo de Ernesto Sanz (uno de los que ayer defendieron el uso del decreto contra la opinión de otros radicales como Ricardo Gil Lavedra), y que detrás de todo también hay una alianza con el Grupo Clarín, que podría alcanzar su representación más directa en la Corte a través de Rosenkrantz, cuyo estudio lo tiene como cliente. Lorenzetti y Rosenkrantz se habrían reunido ayer a la tarde. La otra hipótesis señala que todo lo sucedido es muy adverso para Lorenzetti, quien verá licuado el poder que logró concentrar en los últimos tiempos para manejar las decisiones de la Corte y enviar mensajes políticos a piacere. Según esta línea, los macristas quedaron muy enojados con la Corte por el fallo sobre coparticipación.

“Nada más indigesto que las propias palabras”, invocó con ironía uno de los comensales la frase de Winston Churchill en una de las pequeñas rondas del cóctel cortesano. En realidad, lo decía porque dentro del propio tribunal interpretan que aceptar designaciones por decreto que saltean al Senado es una contradicción con la argumentación que utilizó la Corte no hace mucho, incluso este año, para invalidar primero la lista de conjueces confeccionada por el Poder Ejecutivo para hacer suplencias y luego para objetar la ley de designación subrogantes. “El acuerdo del Senado constituye un excelente freno sobre el posible favoritismo presidencial”, sostuvo la Corte. “En lo que se refiere a la designación de los magistrados de la Corte Suprema, el constituyente entendió que, a los efectos de limitar la referida discrecionalidad, consolidar la independencia del Poder Judicial y reforzar el equilibrio político que debe primar en la integración del cuerpo, resultaba necesario dar aun más vigor al rol del Senado en el procedimiento y, en consecuencia, estableció que el acuerdo que dicho cuerpo confiere al candidato propuesto debe contar con el voto de una mayoría calificada”, señalaba el voto de Lorenzetti, Highton, Maqueda y Fayt en el caso de los conjueces, firmado en abril último.

Horas más tarde, en un acto en la Procuración General, el ex juez de la Corte Raúl Zaffaroni hacía referencia a esa misma contradicción, incluso un fallo donde la Corte objetaba la designación de secretarios como subrogantes. También advirtió que entender que el artículo 99 en el inciso 19 admite nombrar jueces de la Corte por decreto es contradictorio con el inciso 4 del mismo artículo, que establece que a los supremos se los nombra con acuerdo del Senado con dos tercios de los votos. Lo otro que dijo es que la vacante que él dejó no se produjo en el receso, como estipula la Carta Magna para el nombramientos en “empleos” por parte del Ejecutivo. “El estado de Derecho está crujiendo fuerte”, dijo.

El homenaje a Fayt, algo desdibujado, consistió en la proyección en pantallas planas de un video institucional que tenía más imágenes de los despachos y laberintos de la Corte que alusiones a la vida del ministro saliente. Era un collage de fotos de él, también de sus premios, acompañados de música de película de acción. Al comienzo se lo veía al propio Fayt decir que la Corte fue el “baluarte de la Constitución”, una paradoja en medio de las discusiones del día. En el patio había una pequeña tarima con cuatro sillas donde se sentaron los jueces, a quienes se podía ver de cuerpo entero, como en exposición. A Fayt lo tuvieron que ayudar a subir. Al lado estaba Highton, y seguían Lorenzetti y Maqueda. El decano de los jueces se veía chiquito en la silla. Primero Julio Piumato, el líder de la Unión de Empleados de la Justicia, le dio un diploma de reconocimiento. Más tarde hablaría a favor de los nombramientos cortesanos. Después a Fayt le dieron un micrófono y agradeció con un tono de voz que se le iba apagando. “El país va a salir con ustedes”, arengó. Highton dijo que hablaba por pedido suyo y lo definió como un “patriota de la Justicia”. Lorenzetti le aseguró que va “a continuar con su legado”.

En la misma Corte, había quienes atribuían ayer la idea de los nombramientos por decreto a Fabián Rodríguez Simón, un operador judicial muy cercano a Macri, quien defendió a capa y espada al Grupo Clarín contra la Ley de Medios y que, entre otras cosas, fue creador y conductor de la UCEP, la fuerza de choque que el flamante presidente aplicó desde la administración porteña para desalojar a los golpes a los sin techo de las calles y plazas de la Ciudad.

Los jueces decretados parecen dispuestos a asumir. Las preguntas que rondaban en ágape supremo eran: ¿por qué la urgencia de Macri a punto tal de saltear al Senado? ¿Alguna causa judicial concreta? ¿La ley de medios? ¿Garantizar aval a la lluvia de decretos? ¿Monitorear la Corte? La conclusión provisoria era que debe haber un poco de todo, pero en especial la intención de hacer una demostración de fuerza para marcar la cancha.

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