Berisso descontrol

Berisso descontrol
Boca le ganaba a San Carlos y lo estaba condenando a jugar la próxima temporada en la B Metro, pero un confuso incidente provocó una guerra entre la barra de la Villa y la Policía y el partido terminó suspendiéndose. Berisso fue un campo de batalla y hubo destrozos al por mayor. Lamentable.
Si algo le faltaba a Villa San Carlos era terminar como ayer. Su paso por el Nacional B estaba teñido de una campaña muy floja que lo tiene prácticamente descendido, pero siempre había podido mantener la cabeza en alto ante su público que entendía que el club había llegado a un lugar insospechado y se mostró siempre reconocida a pesar de la sucesión de derrotas. Hasta eso se rompió ayer, cuando por incidentes entre hinchas y la policía el partido contra Boca Unidos se suspendió cuando moría el primer tiempo y los correntinos ganaban cómodamente por 2 a 0.

En diez minutos la visita resolvió el partido aprovechando dos gruesos errores del fondo de San Carlos. Oviedo tuvo tiempo para fallar y rehacerse antes del 1-0 y el Pipa Estévez se encontró con una pelota de regalo y definió con categoría para el segundo. Simultáneamente, afuera se generaba un revuelo entre chicos de la zona (que quisieron ingresar sin pagar) con la policía, que los detuvo y reprimió con balas de goma. La barra, desde adentro, tomó posición y fue en busca de incrementar el aguante de los pibes. Así, la pelea se trasladó al interior del estadio. Los jugadores de San Carlos se desesperaron por la presencia de sus familiares en la zona invadida por los revoltosos, al tiempo que trataban de frenar a los hinchas que, desde adentro, dudaban en involucrarse o no; mientras tanto, los de Boca Unidos se fueron rápidamente al vestuario. El árbitro, Ramiro López, decidió la suspensión sin dudar.

En tanto, los pretendidos invasores rompieron todo lo que encontraron a mano: Llenaron de piedrazos al micro de Boca Unidos que estaba estacionado sobre la calle 28 y provocaron corridas que se extendieron por más de media hora. Nadie se salvó de los daños: Varios jugadores de la Villa (Ezequiel Melillo, Diego Mendoza o Emanuel Sarati, por ejemplo) también vieron como rompían sus propios autos estacionados en las inmediaciones del club. Los vecinos tampoco resultaron indemnes, decenas de ventanas rotas fueron el paisaje de calle arrasada que quedó en el barrio. Hubo una docena de detenidos, pero la mayoría de los agresores se escaparon en varias motos en las que habían llegado sin que pudieran ser parados. El operativo, a cargo de la seccional de Los Talas, recibió apoyo desde La Plata y desde Ensenada para ayudar al accionar policial, pero el daño ya estaba hecho. A San Carlos le quebraron el corazón. Boca Unidos, claro y justo ganador, fue un testigo involuntario.

Comentá la nota