El basural del terror

El basural del terror

En 137 y 90, el Cementerio Municipal tira sus restos de forma ilegal. Mientras tanto, bajo el amparo de las autoridades comunales, la empresa encargada de la recolección se lleva más de $600.000.000 al año

 

"¿Te parece que yo puedo salir a reciclar y encontrarme con esto? ¿Y mañana con qué me voy a encontrar?”, se preguntó en voz alta Víctor, un cartonero de la zona, mientras le mostraba al fotógrafo del diario Hoy los “descartes del Cementerio”, que son tirados en el basural ilegal de 137 y 90 por empleados de la Municipalidad de La Plata. 

Las postales son tétricas: trabajadores del Cementerio local llevan restos de cajones, coronas, flores y hasta cruces que aún poseen el nombre de las personas fallecidas, y los tiran a plena luz del día en una gran montaña de residuos que ni siquiera los propios carreros del lugar se atreven a tocar, por respeto “a los muertos que representan”.    

“Acá te encontrás con el cajón de un finado, con las flores y todo”, detalló Víctor mientras señalaba alguno de los objetos hallados. “Esta es la manija que va alrededor del cajón, la que uno lleva para despedirlo, el último adiós”, explicó mientras su voz se entrecortaba. “El gobierno de Julio Garro no lo ve”, sentenció.

Desde hace varios meses, camiones de la Municipalidad, de la Delegación de Los Hornos y el Cementerio descargan basura en 137 y 90 sin que nadie diga nada. Por la mañana, tarde y noche, los empleados arrojan centenares de bolsas de basura sin saber el origen de las mismas. Entre tantas montañas, hay una que los cartoneros no se atreven a tocar. Pasan por el costado y se santiguan. No revuelven, no buscan botellas de vidrio ni metales. En silencio y sin mirar en detalle, no trabajan en ese montículo. 

En esa gran pila, los carreros ven cómo los empleados del cementerio local descargan todo tipo de residuos. “Cuando vemos esto respetamos, no juntamos nada de acá, es como un santuario para nosotros, no podemos venir a hacer esto”, recalcó Víctor, y contó que se encontraron con la tapa de un pequeño cajón que, por su tamaño, parecía indicar que perteneció a “algún angelito”. 

Una vida en la calle

Víctor tiene 35 años y vive de reciclar basura. “Soy pobre, y lo digo con orgullo. Tengo una yegüita que sostiene a la familia. Con lo que junto comemos todos y come ella”, detalló. “Por día me hago entre $100 y $150, y eso me sirve para alimentar a mis hijos”. 

Con calma y un cigarrillo, Víctor cuenta que estuvo preso ocho años, y por tal razón solo pide una cosa para sus hijos: “Quiero que estudien. Yo no terminé el secundario y ahora, para cualquier trabajo, te piden todo tipo de estudios. La pasé mal y aprendí”. Ahora, en busca de un mejor futuro, se dedica a reciclar basura. Si bien vive de lo que encuentra en los basurales a cielo abierto de la ciudad, remarca que nunca se había encontrado con una montaña con restos del cementerio. “No tengo palabras para explicar esto”, dijo. “El Municipio no tiene justificación para hacer esto, no la hay”. 

Según afirmó el cartonero, las montañas de residuos permanecen semanas en el lugar, y “cada tanto vienen camiones de la Municipalidad que se llevan los residuos a la Ceamse”. Es decir, “viene un camión, carga la basura y se lo lleva; ¿por qué la tiran entonces? Porque dicen que reciclan, pero en realidad tiran la basura y nosotros los cartoneros separamos los residuos, ellos no hacen nada”, concluyó. 

El millonario contrato de Esur 

Sin ni siquiera tener respeto por los muertos, el intendente Julio Garro busca realizar un negocio millonario con la empresa Esur, que actualmente debería recolectar la basura de toda la ciudad de La Plata y llevarla al Ceamse, en vez de tirarla en basurales a cielo abierto.   

Mientras los diferentes ediles del Concejo Deliberante local afirman que “es necesario llamar a una licitación nacional e internacional para la recolección de residuos” (el convenio con Esur vence en agosto de 2017), el jefe comunal envió la ampliación del contrato con la empresa al cuerpo deliberativo. Sin embargo el expediente duerme en la Comisión de Hacienda, donde no logran darle despacho favorable para que se vote en el recinto. 

Para la Municipalidad de La Plata, Esur representa unos $51 millones al mes, que ascenderían a $600 millones por año. Al respecto, la concejal oficialista, Florencia Rollié,  reconoció que “el haberle ampliado el contrato a Esur fue un atajo erróneo a la problemática de la basura, porque todo el mundo sabe que la recolección es un desastre”. Además afirmó que “hay que llamar a una nueva licitación y no prorrogar más este convenio”.

Desde el bloque de concejales del FpV-PJ, manifestaron a este medio que “no acompañarán la votación de la ampliación del contrato”, por entender que la empresa Esur “realiza un servicio deficitario”. “Todo el tiempo recibimos denuncias de los vecinos de descarga de basura ilegal en canteras y basurales, y la realidad es que esas bolsas de basura las tendría que recolectar la empresa Esur y no lo está haciendo”, explicó un concejal del bloque a este medio.

Por su parte, Gastón Crespo, concejal del GEN, dijo que hay que discutir un sistema nuevo de recolección de residuos: “Esur no realiza la separación de residuos: con el mismo camión con que recoge la bolsa negra, la compacta -y al hacerlo genera un lixiviado que contamina- va y junta la bolsa verde, haciendo que entre en contacto con este líquido e impidiendo que la basura se recicle”.

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