Barrio Santa Marta: el problema de convivir con un basural

Barrio Santa Marta: el problema de convivir con un basural

Una señora denuncia que desde hace 15 años sufre las consecuencias de tener un vecino que se dedica a recolectar basura. Recurrió a la Dirección de Bromatología pero que no respondieron a su reclamo.

Marcelina Sosa apeló a EL CIVISMO ante la falta de respuesta a un problema que viene teniendo desde hace varios años por culpa de un vecino que no se destaca precisamente por tener su vivienda en condiciones mínimas sanitarias de ser habitable. Las consecuencias de esta situación repercuten en su salud. La señora Sosa está embarazada, padece el mal de Chagas y ahora le diagnosticaron lo que se conoce como "la enfermedad del gato", a pesar que en su domicilio no tiene felinos. El médico que la atiende le dijo entonces que la toxoplasmosis puede estar relacionada con las condiciones de salubridad del entorno donde reside.  

Su condición de chagásica la arrastra desde que vivía en la provincia de Formosa. Pero desde que reside en Palo Borracho al 700, barrio Santa Marta, todo empeoró por tener prácticamente que convivir con excrementos de caballos y basura que un vecino acumula en una precaria vivienda lindante a su propiedad. La situación lleva 15 años, la mitad del tiempo que hace que vive un hombre que se dedica a acumular residuos, cirujear y hasta criar caballos en el fondo de la casa para ser vendidos a los cartoneros de la zona.

Sosa expuso el problema en la Dirección de Bromatología pero no pasó nada. "De los 15 años que hace que vivo acá siempre estuvo así y siempre denunciamos. A mí no me molesta que se dedique a trabajar con la basura pero el problema es que quema la mugre, hay ratas en los árboles que se pasan para mi casa y solamente andan por las noches", contó.

La vecina dijo que se cansó de hablar con el vecino pero el hombre no muestra voluntad de cambio. "Mil veces hablé. Hace poquito puse el (alambre) tejido y le pedí por favor que no se rompa por los gajos del árbol que se caía para este lado pero me puteó porque la persona que llamé para que lo pode lo cortó demás".

Sin embargo, la extensión de las ramas que invaden su propiedad no parece ser el principal problema. Marcelina contó que el vecino lleva equinos y hace parir a las yeguas en el fondo de la casilla para posteriormente vender las crías a los cirujas que se mueven en carros, medio de locomoción y trabajo que abundan en este sector humilde de la ciudad. "Tampoco tengo problema que tenga caballos pero al menos que limpie, pero no hay forma de hacerlo que entienda. No hace caso", aseveró la vecina.

Hace 8 años Sosa y otra vecina que tiene cuatro hijos pequeños fueron a pedirle que limpie. Sin embargo, nada cambió. "No es un tipo peligroso pero rezonga y te dice: mierda y te putea". Pero si en invierno convivir con un depósito de basura y bosta alambrado de por medio presenta sus inconvenientes, en verano el asunto se potencia a niveles intolerables. 

Por caso, Marcelina tuvo que poner ventanas pequeñas en su vivienda para que no ingresen las moscas. "Si pones un ventanal entran unas moscotas así de grande. No podés comer un asado por las moscas verdes que hay y por el olor no se puede tender la ropa. Es terrible", enfatizó.

Como si fuera poco, la bosta acumulada al costado de la casa cuando se moja se transforma en caldo de cultivo propicio para la crianza de mosquitos "y en el fondo es un cementerio de mierda porque andan tres y hasta cuatro caballos que se alimentan con basura o tripas que tiran en los supermercados. Yo, que me crié en el campo, sé que el caballo no huele así porque se alimenta de pasto. Ya no sé dónde ir ni qué hacer, por eso llamé al diario –insistió-. Acá nadie te da bola pero algo tengo que hacer. Encima, otro de los árboles tiene piojillos que cuando hay viento entran a la pieza y pican. A veces, se le muere un perro y lo quema ahí mismo", sostuvo la vecina, y relató un episodio de crueldad extrema que tuvo el vecino denunciado con sus propias mascotas. "Otro vecino discutió con este hombre porque tenía muchos perros y caballos. Pelearon. El vecino le dijo que le iba a matar todos los perros. Al otro día (el ciruja), vino borracho y delante de los chicos, mató a todos sus perros con un machete. Los cortó a toditos a pedacitos. Eso pasó hace tres años", manifestó la señora Sosa mientras espera que alguna autoridad competente atienda su problema pero, fundamentalmente, se lo solucionen.  

Comentá la nota