El FpV baraja ir a internas para competir en unidad en las legislativas de octubre

El 25 de octubre, los intendentes peronistas de Buenos Aires se reunieron en Lobos. No hubo definiciones, pero sí acuerdo en un punto: el peronismo separado le deja la cancha libre a Cambiemos. Ante esa premisa, surge una posibilidad: que se diriman las diferencias en una gran interna, pero se llegue a octubre con boleta de unidad. Randazzo y Cristina suenan como principales candidatos.

CRISTINA O NO CRISTINA

La derrota del año pasado tuvo diferentes lecturas, y en base a esas alturas se generaron quiebres. Desde el kirchnerismo duro, es decir, desde los sectores más cristinistas, se echó culpas sobre Daniel Scioli, calificándolo como un mal candidato, demasiado parecido a sus contrincantes, que no llegaba a representar al FpV. Desde el sciolismo, que el año pasado se configuró con funcionarios provinciales y sectores del PJ, le adjudicaron la mala performance a Aníbal Fernández, culpable de los números de octubre y, por ende, del balotaje. En esa línea, la responsabilidad había sido de La Cámpora, por impulsar al quilmeño a toda costa. Para otros sectores, la derrota estuvo en las manos básicamente de Cristina, ya que interpretaron que fue el voto bronca el que puso a Macri en el poder.

Podríamos seguir enumerando lecturas y culpables. La derrota del FpV sacó a flote las heridas de años de los ninguneados y los apartados, y esto derivó en rupturas múltiples en concejos deliberantes, cámaras bonaerenses y también en los recintos nacionales. Mientras el peronismo se atomizaba, Cambiemos festejaba. En simultáneo, el kirchnerismo duro no daba el brazo a torcer, pensando en el regreso de Cristina en 2019. La pregunta es ¿logra la ex presidenta aglutinar a todos los integraban el FpV?

RANDAZZO VUELVE

El año pasado se caracterizó por las internas feroces. Florencio Randazzo, quien esperaba disputar la presidencia, se enteró por televisión que Cristina había elegido a Daniel Scioli. Cristina, de todos modos, no mandó a su núcleo duro al cierre de campaña de Scioli. Julián Domínguez, por su parte, denunció fraude electoral en la interna con Aníbal Fernández. Y así sucesivamente. Mucho votante de Randazzo optó por la izquierda. Mucho voto de Domínguez terminó en Vidal. Y también, muchos sufragios de Scioli se volcaron por Massa cuando Zannini quedó de compañero de fórmula. Nadie aglutinó un campo amplio.

Florencio Randazzo, otrora ministro del Interior y Transporte, fue quizás quien más se quedó con la sangre en el ojo. Se apartó de la campaña cuando le bajaron el pulgar y se quedó escondido hasta hace poco más de un mes. Su bronca de ayer es hoy su fortaleza, porque el hecho de no haber jugado lo mantiene, de alguna manera, en un pedestal.

Randazzo no está manchado, no llegó siquiera a participar de la derrota. En ese sentido, el hombre de Chivilcoy aún puede jugar su carta, pero lo que cambió es la militancia en donde su imagen cala.

NUEVA ESTRATEGIA

Randazzo apostó al núcleo duro y quedó afuera. No sólo que ya no le sirve el hiper cristinismo, sino que ese sector llegó a tildarlo de traidor por no seguir las órdenes de la ex presidenta y jugar en la provincia. Ahora, a diferencia del año pasado, Randazzo arma con los díscolos, por fuera del ala de Cristina y lo más lejos posible de Scioli.

Según trascendidos, Randazzo incluso ya abrió una oficina cerca de Plaza de Mayo por la cual pasaron el ex presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez y el número dos del Movimiento Evita, Fernando “Chino” Navarro, además de intendentes del Grupo Esmeralda. Domínguez, quien históricamente ha sido su competidor en la cuarta sección electoral, sería en esta nueva empresa su mayor aliado.

Randazzó, además, ya está tanteando terreno bonaerense, aglutinando agrupaciones no camporistas en su armado neonato.

DOMÍNGUEZ Y FRANCISCO

Quien no está ajeno al devenir argentino es el papa Francisco, quien demostró en un video en el que comunicó que no viajará al país en 2017 que sigue pensando en sus coterráneos.

El gobierno nacional pensó que la reunión de una hora entre el sumo pontífice y Mauricio Macri durante los primeros días de octubre se traduciría como el beneplácito del papa a las políticas macristas. Sin embargo, además de que ni Antonia Macri pudo sacarle una sonrisa en la foto, el gesto del papa para con Nicolás Maduro dejó en claro que su orientación ideológica y geopolítica es muy distinta a la del presidente. Esto sumado a que sólo un día después de abrirle las puertas a Macri recibió en su despacho a Pino Solanas y que ahora se viene un nuevo encuentro de los movimientos sociales con su santidad, todos alineados contra de las políticas oficialistas.

En resumen, basta con mirar los movimientos del papa para ver que no es descabellado pensarlo siguiendo el día a día de la política local. Por eso no sorprende que, como trascendió, Francisco le haya comunicado a Julián Domínguez, históricamente cercano a Bergoglio, que el peronismo no debe ir separado a la elección del 2017. El papa pidió que todas las diferencias se diriman en las primarias, pero que finalmente haya lista de unidad. Y es que Francisco no quiere la consolidación de Cambiemos en el poder ni tampoco el auge de Sergio Massa, a quien hasta ahora no recibió.

CRISTINA CANDIDATA

Ahora bien, ir a internas contra Cristina pareciera ser echarse al muere. La ex presidenta cuenta con un núcleo duro de votos de entre un 25 y un 30 por ciento y sus mayores adeptos, lógicamente, simpatizan el FpV. Es decir, difícilmente no ganaría una interna.

La pregunta es si Cristina sola alcanza para ganar la elección. Si Cambiemos vence a Cristina, el peronismo pierde su gran carta. Ahora, si Randazzo se encarga de buscar a los negados y finalmente la elección se limita a tres listas (massismo, peronismo y oficialismo), al macrismo se le complica. Por otra parte, si Randazzo se “inmola” juntando a los díscolos, es probable que a la larga su jugada sea bien reconocida por Cristina, dejándolo bien parado de cara al 2019.

Hay quienes aseguran que una candidatura de Randazzo se debería, en parte, a su afán por obtener fueros, ya que Cambiemos está empecinado en ir por todos los funcionarios. Si esto efectivamente fuera así, entonces difícilmente el ex ministro del Interior y Transporte aceptaría ir a internas.

Por ahora, y según quedó plasmado en el encuentro de intendentes bonaerenses en Lobos, los diferentes enojados, por más diferencias que tengan entre sí, entienden que la unidad es el único camino. Tanto Randazzo -por ser de Chivilcoy- como Cristina -por ser platense- pueden pelear las legislativas por Buenos Aires. Un peronismo atomizado es el mejor escenario para el macrismo. 

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