Banfield le arruinó la fiesta a San Lorenzo

Banfield le arruinó la fiesta a San Lorenzo

El equipo de Almeyda fue más coontundente y dejó con las manos vacías al Ciclón de Bauza en el Nuevo Gasómetro. Salcedo y Cazares hicieron los goles para el 2-0.

 

 

Es difícil encontrar un partido de Banfield de los últimos tiempos que no se vuelva interesante. Será por la propuesta de Matías Almeyda, que entrega un fútbol vertiginoso y a la vez arriesgado. En el Nuevo Gasómetro no hubo excepción. El equipo de Sur le ganó 2-0 a San Lorenzo, el campeón de América, en un partido de ida y vuelta y plagado de situaciones de gol.

San Lorenzo comenzó mejor, después de su última fiesta (así lo pidió el DT Edgardo Bauza) que se vivió en la previa del partido. Intentó manejar la pelota desde el primer minuto y con ese dominio llegó a la primera chance de gol. A los 6 minutos, Héctor Villalba sacó un zapatazo que el arquero Gaspar Servio, el del error en el tercer gol de Defensa de la fecha pasada, se tomó una pequeña revancha de ese episodio y tocó la pelota que luego se estrellaría en el travesaño.

Pero Banfield reaccionó y poco a poco, a fuerza de desbordes, se plantó cerca de Torrico. A los 15, el paraguayo Santiago Salcedo probó de lejos y la pelota se fue desviada. Tres minutos después, tuvo la chance con un cabezazo que se metía junto al palo izquierdo del arco del Ciclón, pero el arquero le impidió el festejo. Y a los 20, Leandro Chetti, el extremo izquierdo del equipo del Pelado, esta vez decidió no tirar el centro y tras un pase del ecuatoriano Juan Cazares le dio al arco: otra vez salvó Torrico a San Lorenzo.

Walter Erviti se convirtió en clave en esa remontada del visitante. El mediocampista, surgido de las inferiores de San Lorenzo, es una pieza fundamental cuando juega. Ordena y maneja los tiempos de un equipo vertiginoso y muchas veces atolondrado. Cazares se complementa bien con él. Pero el juego del moreno es más vertical y veloz. Cuando defiende, Banfield es otra cosa: genera vértigo arriba y también abajo con constantes distracciones.

San Lorenzo tuvo una chance inmejorable un rato después, en ese ida y vuelta que propusieron en el primer tiempo. Nicolás Blandi, Mauro Matos y Villalba se lo perdieron en la misma jugada con Servio vencido. Pero Banfield fue por más: Salcedo, tras una mala salida de Pablo Barrientos, quedó mano a mano con Torrico y su remate se fue cruzado y desviado.

El comienzo del segundo tiempo no entregaba demasiado, hasta que Servio y Salcedo se iluminaron. El arquero sacó desde su arco con buena fuerza y puntería y el paraguayo, tras ganarle la espalda a los centrales locales, solo tuvo que tocarla por encima del arquero Torrico, quien había salido tarde a remendar el error de sus defensores.

Con la ventaja, Banfield no aflojó en su idea y siguió en la búsqueda de otro gol, rompiendo siempre las líneas rivales, tratando de liquidar el juego con alguna contra. Pero San Lorenzo, obligado por el resultado, se adelantó con el empuje de Juan Mercier.

A los 28, al equipo del Sur se le paró el corazón por unos segundos. Primero Juan Cavallaro, quien había ingresado unos minutos antes por Villalba, besó el palo con un toque que parecía que se metía a la izquierda de Servio. El peligro no se fue del área y tras un despeje de Toledo en la línea, Martín Cauteruccio, con un ángulo complicado, pero sin oposición, tiró la pelota a las nubes.

El ida y vuelta no mermó. Servio le impidió el gol a Matos y un rato después, Torrico se lo sacó a Terzaghi. Servio, otra vez, amargó a Cavallaro y cuando se terminaba el partido, Cazares sacó una bomba impresionante que se convirtió en el 2-0 del Taladro. Banfield se llevó del Bajo Flores un gran premio ante un equipo que todavía no se acomodó tras esa fiesta eterna de América.

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