Balanza en azul y amarillo de la campaña del Central de Coudet

Balanza en azul y amarillo de la campaña del Central de Coudet

Los pro y los contra de un Central protagonista, que está llevando a cabo una campaña histórica, aun con cosas por mejorar.

 

La permanencia en el lote de vanguardia es el mayor logro que tiene Rosario Central a esta altura del torneo. Es el objetivo que se planteó antes del inicio de la competencia y con el que se está cumpliendo. Y transcurrido un tercio de campeonato el Canalla seguramente contó con los errores y aciertos que suelen acompañar a todos los equipos, sin excepción. Puede resultar muy fina la línea en relación a si hay más aspectos compatibles que de los otros en relación a las expectativas de grupo, pero la posición en la tabla no deja de entregar un guiño cómplice, de esos que mantienen a raya las urgencias y potencian la esperanza. ¿Pueden conformarse con esto Coudet y sus dirigidos? Sería un error. Motivos hay en los cuales apoyarse para decir, sin temor a equivocaciones, que el equipo protagonizó una desaceleración, que igual nunca llegó, al menos hasta ahora, a ser un motivo de preocupación. Un intento de análisis de los pro y los contra (probablemente haya más ítems del primer lote) del Central de las primeras 11 fechas.

A favor:

La campaña. Los números hablan por sí solos. Si antes de empezar el torneo a alguien del plantel o cuerpo técnico le planteaban sumar 23 de 33 posibles, las firmas no se hubieran hecho esperar. Una efectividad del 70 por ciento es el gran paraguas protector del equipo. Después puede discutirse de qué manera se fueron sumando esos puntos, pero la mirada abarcativa debe ser una sola. Y lo que a todo esto le da aún más valor es la condición de invicto (“El equipo no pierde y eso es positivo”, dijo Ruben en el pospartido con Huracán). Es que últimamente le está costando ganar, pero tampoco hubo nadie que pudiera ponerle el pie encima y magullar las expectativas. Y, se sabe, las derrotas son el gran condicionante cuando la mano viene torcida. Seis triunfos y cuatro empates es lo que tiene el Canalla hoy bajo el brazo. Y de lo que puede hacer gala.

La propuesta. Si hay algo que caracterizó a Central hasta aquí fue la propuesta, a partir de la cual intentó valerse para autoproclamarse protagonista cualquiera sea la cancha y el rival. Casi siempre lo consiguió. Es que en la mayoría de los casos la postura especulativa lejos estuvo de transformarse en su bandera insignia. A veces con aciertos, a veces con errores, la postura agresiva, de intentar ir siempre en busca del resultado, estuvo latente. Quedó demostrado en todos los partidos de local, en los cuales hasta podría plantearse la idea de que la obligación de demostrar ante su gente es lo que lo lleva a arriesgar, pero fuera de Arroyito no escatimó ambición. Vale la mención de lo ocurrido en Defensa y Justicia, cuando por no intentar resguardarse para cerrar la victoria el Halcón se lo empató tres veces.

Capacidad de reacción. Hubo una frase (tras el partido ante Huracán) por parte de Eduardo Coudet que coincidió con la sensación de Marco Ruben. “No tenemos la suerte de abrir los partidos”, razonaron. Conjeturas al margen, sobre si se trata de suerte o mala interpretación del juego, es una realidad que en muchos partidos Central debió remarla desde atrás. Es que en seis de los once encuentros disputados (Tigre, Olimpo, Atlético de Rafaela, Colón, Estudiantes y Huracán), el Canalla arrancó abajo en el marcador. Y siempre logró reponerse a la adversidad. Algunas veces le alcanzó para sumar de a tres. Otras para apenas arañar el empate, pero nunca se fue derrotado. El Chacho tiene razón sobre que es una materia a mejorar, pero hay una mitad del vaso (la llena) que habla de una capacidad de reacción que hace que por más que el rival lo golpee primero el equipo no se resigna.

En contra:

El momento. Resulta difícil ponerle el rótulo de “mal momento” al de Central, por la sencilla razón de que se mantiene invicto y en la pelea. No obstante, vale la segmentación en cuanto a resultados. Es que después de aquel arranque con cinco triunfos seguidos el equipo entró en una meseta. Por ahí no tan marcada desde lo conceptual o futbolístico, pero sí en lo que tiene que ver con los números. Ese segundo tramo de la competencia encontró a un Canalla ganando apenas un partido de los últimos seis. Los protagonistas hablan de cierto afianzamiento en lo que al juego se refiere, pero la realidad es incontrastable. No es una mala performance marchar en un 44 por ciento de eficacia (en estos últimos seis partidos), pero dista mucho de aquella primera impresión, que tal vez fue ilógica o cuanto menos excesiva, pero que existió y de la que hoy se está lejos.

Ausencias y rotación. No fueron pocas las veces que en las que las ausencias obligaron a Coudet a buscar alternativas, más allá de la clara postura por parte del entrenador de mover piezas aun en situaciones en las que no estaba obligado a hacerlo. Así como Villagra arrancó tarde (eso llevó a que Elías Gómez fuera utilizado en varias ocasiones), hubo muchos otros casos que atentaron contra la continuidad de varios futbolistas. Colman estuvo parado por lesión y recién ahora va encontrando su lugar, José Luis Fernández está saliendo de un desgarro (debió parar durante tres fechas), Pablo Alvarez debió sortear una lesión y algunos contratiempos familiares y hasta Musto tuvo que parar por lesión, al igual que Barrientos, hoy fuera de las canchas. A la vista de los resultados la injerencia de esos inconvenientes no fue demasiada. Sí privó al DT de machacar sobre la búsqueda de un ideal de equipo.

Pocos goleadores. Desde estas páginas se habló sobre la importancia de la aparición de algunos jugadores en medio de la sequía goleadora que está atravesando Ruben (lleva tres encuentros sin marcar), pero hay claramente un déficit para corregir. Y tiene que ver con el hasta hoy escaso aporte por parte de todos aquellos que se mueven de mitad de cancha hacia adelante. Niell hace dela tercera fecha que no anota y en los últimos partidos tuvieron que aparecer varias veces Cervi y Donatti. Los nombres son lo de menos, pero hay un soporte que debieran entregar jugadores como Jonás Aguirre, Colman, Delgado, Fernández, Barrientos, Acuña, Montoya. No todos suelen estar la misma cantidad de minutos en cancha, por lo que a muchos se les hace más difícil, pero se trata de una variable a potenciar.

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