Bachelet avanza pese a la “posverdad”

Bachelet avanza pese a la “posverdad”

El gobierno, a pesar de muchos desaciertos, exhibe índices positivos en varios aspectos. Ley del aborto, crecimiento económico, mejoras en el sistema educativo. Sin embargo, el empresario Piñera lidera los sondeos.

PáginaI12 En Chile

Desde Santiago

Hace exactamente un año, Michelle Bachelet, literalmente, tocaba fondo, cuando la influyente encuesta CEP, del Centro de Estudios Públicos, informaba que su aprobación apenas llegaba el 15 por ciento en el período julio-agosto, el peor nivel de respaldo alcanzado por un presidente en Chile desde el retorno a la democracia en 1990. La desaprobación histórica del 66 por ciento, era otra puñalada al corazón de La Moneda en tiempos donde muy pocos reconocían en la calle -incluso desde su propio sector- haber votado por ella, sus aliados en el Congreso ponían trabas a sus proyectos emblemáticos y otros arrugaban la nariz cuando aparecía en televisión.

En ese escenario, la oposición -defendiendo los intereses empresariales- se daba un festín aportillando cada una de las iniciativas de Bachelet donde se les metía la mano al bolsillo a los más ricos o intentaba avanzar en tópicos valóricos en un país que sigue siendo exageradamente conservador.

Sin tapujos, la derecha profundizaba, sobre todo en la clase media, el discurso de que todos los males de este país son culpa de “la vieja”, hasta los incendios, temblores e inundaciones.

En ese contexto, el ex presidente y actual candidato de la oposición, Sebastián Piñera, fue ungido como el salvador de la patria, aprovechando este teatro de operaciones y el desorden de la Nueva Mayoría. El conglomerado oficialista que respalda a Bachelet, sigue dando ventajas al presentar, por ejemplo, dos candidatos para las elecciones de fin de año y carecer de liderazgos potentes que contrarresten el avance del empresario.

Así las cosas, un año después, la misma CEP entregó nuevos resultados que si bien no bastan para que en el palacio presidencial celebren, si podría marcar un punto a inflexión para Bachelet cuando quedan menos de siete meses para que deje el poder. La aprobación a su desempeño llegó al 21 por ciento (27 por ciento en otras encuestas) y la desaprobación se ubicó en  56 por ciento, esto sin considerar los cambios que hizo la semana pasada cuando sin titubear relevó a su ministro de Economía y reemplazó -por segunda vez- al titular de Hacienda, en otra jugada inédita en gobierno alguno.

“Cuando comparo lo que hemos hecho versus lo que él hizo (Piñera), nosotros lo hemos realizado mucho mejor”, dijo hace unas semanas Bachelet criticando y lamentando la “posverdad” que planea sobre su gobierno, donde su principal vocero es Sebastián Piñera.

En su último viaje a Argentina, el multimillonario comentó que Chile “va por un camino equivocado… está estancado y el gobierno de Bachelet destruye los trabajos, no mejora los salarios, no enfrenta con decisión el grave problema de la delincuencia y la crisis de la salud”.

Estas opiniones impulsaron un debate donde cada sector mostró cifras y diversos ranking que señalan que la actual administración, a pesar de muchos desaciertos, conflictos y desorganización, exhibe índices positivos en varios aspectos. Pero no basta.

Las acusaciones se repiten día a día, más ahora donde la campaña está desatada y los otros candidatos presidenciales parecieran no hacer sombra ni menos evitar que Piñera se siente de nuevo en el sillón principal de La Moneda. Su imagen lidera todos los escenarios, sus atributos se mantienen en alto, aunque las preferencias por su persona están estancadas desde diciembre pasado.

Si bien Piñera ha controlado el triunfalismo, asegurando que habrá segunda vuelta, sus cercanos aseguran en público y, sobre todo en privado, que la carrera está corrida, insistiendo en golpear a Bachelet en cuanto la oportunidad esté a la mano para dañar, también, a Alejandro Guillier, el candidato que daría continuidad a las reformas impulsadas por la jefa de Estado.

Por esa razón el artículo publicado el pasado viernes por el New York Times (NYT), donde destaca la labor de Bachelet, “que nunca cayó en la tentación y los excesos del populismo”, no cayó nada de bien en la oposición que salió a criticar con fuerza la nota de prensa, principalmente en las redes sociales.

“Aunque con atropellos y retrasos, el proyecto reformista de Bachelet habrá sido el más exitoso entre los de las mujeres de izquierda que comandaron países de la región en los últimos años: Dilma Rousseff, quien por su inhabilidad política sufrió un juicio político injusto y controvertido, pero que ayudó a hundir a Brasil en su peor recesión de la historia reciente; y Cristina Kirchner, que sigue viva electoralmente, pero enfrentada a varios juicios por corrupción y con un fuerte rechazo por haber entregado la presidencia argentina con una inflación de un 35 por ciento y un 29 por ciento de pobres, aunque la cifra haya aumentado con Mauricio Macri, su sucesor”, dice el NYT.

La publicación agrega que “los cambios que Bachelet prometió se están haciendo pese a las demoras, y la economía crece más despacio que en los años del auge de los commodities, pero crece en el promedio de la región, mientras que la inflación está controlada y bajo la meta, en un 2,6 por ciento…Cuando Bachelet sea ex presidenta y Latinoamérica vuelva a ser gobernada solamente por hombres, su gestión destacará más que la de sus pares… ¿No deberían los chilenos evaluar positivamente a su presidenta?”.

También valora la aprobación del aborto en tres causales “que saca al país de la vergonzosa lista en la que estaba, la de los pocos que todavía prohíben el aborto en cualquier circunstancia”, releva un escándalo de corrupción que involucró a su propio hijo y las diferencias irreconciliables de la Nueva Mayoría “que demoró y restringió el progreso de las cosas”.

El NYT enumera otros avances, que si bien no fueron como prometió en su programa, permiten que “hoy el 60 por ciento de los estudiantes más humildes puedan cursar la enseñanza superior sin pagar, los proyectos para cambiar el funcionamiento de las AFP, el de matrimonio gay que incluye la adopción entre parejas del mismo sexo y una ambiciosa agenda de los próximos meses”.

Sin embargo, advierte el NYT, “los temas que sigan en el debate parlamentario cuando el país cambie de mando corren el riesgo de sufrir retrasos y hasta frenazos por la derecha. Aunque este probable giro a la derecha demore la aprobación de una agenda que garantice las libertades individuales, amplíe los derechos a las mujeres, los estudiantes y los jubilados e implemente reparos históricos a minorías como los pueblos originarios, el esfuerzo de Bachelet no habrá sido en vano. Su presidencia quedará como símbolo de un país que ya cambió (la ley del aborto, por ejemplo, tenía un 70 por ciento de aprobación). Con persistencia y enfrentando grandes dificultades, la primera presidenta de Chile abrió a los chilenos un sendero que, pese a los obstáculos del futuro, hace impensable una marcha atrás. No será posible parar ese proceso como cuando se interrumpió brutalmente el que inició Salvador Allende en 1973”.

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