Ayer la transición de una ciudad llave en mano: hoy sufrimos los vestigios

Ayer la transición de una ciudad llave en mano: hoy sufrimos los vestigios

Una municipalidad técnicamente quebrada y de hecho en virtual cesación de pagos, sólo es sostenida por la asistencia de recursos provinciales y nacionales, que han mantenido su funcionamiento, por tratarse de una administración pública, que ha recibido en 10 meses aproximadamente $1.000.000.000. Inviable.

 

Ya próximo al año de gestión, su balance anual indica el rojo de un déficit alarmante, que no ha logrado ser revertido, tal vez ni atenuado. Una paritaria a cuenta y un nuevo paro con ausencia a los lugares de trabajo, tiene más olor a tufillo a turístico en la prolongación de un fin de semana largo, que al cumplimiento de un régimen laboral condescendiente, que guarde el mínimo de respeto a los caros tributos que se pagan y forman parte de la pesada carga de servicios que tampoco se cumplen.

También durante los últimos meses en tribunales judiciales, se ventilan las declaraciones de los máximos responsables de la gestión que encabezó Gustavo Pulti, los secretarios de Hacienda Daniel Pérez y Mariano Pérez Rojas, que tratan de convencer a los fiscales de qué se tratan la contabilidad creativa y el hábito de trabajar con presupuestos tensionados.

Una vez más este portal de noticias, puso la “pica en Flandes” en el momento preciso, cuando suceden los hechos. Pablo Fernández Abdala, el representante del gobierno que debía alejarse del poder (sabiendo lo que dejaban) por el designio de las urnas y el advenedizo Emiliano Giri, tuvieron a su cargo ordenar la transición. Una broma de mal gusto que no resultó gratuita. Ahora asistimos a las consecuencias.

El hombre de Arroyo, más preocupado por ocupar espacios de poder, crear un súper ente que cobijará su estructura política, construir territorialidad y echar bases, cayó en la tentación de entrarle al dinero fácil a través de su cargo público. Como legislador electo, del rutilante ganador político expresado en el PRO, se convirtió en un funcionario eventual que comenzó a manejar los hilos de las decisiones, con la anuencia del intendente electo. Desembozadamente priorizó su esquema de negocios vinculados al Estado Municipal, apuntándole a políticas de manejo de recaudación y presupuesto. Existió demasiada premura en procura de recuperar la inversión política, y no debería extrañar que el alto precio de Arroyo, haya sido un vínculo que se volvió insoslayable.

Hoy padecemos de todos estos desatinos, como haber privilegiado una alianza electoral a una alianza política. Haber consumido el 25 % del mandato, es un trecho que permite proyectar tendencias, el clima electoral acelerará procesos de desgaste, que obviamente es un bocado de cardenal, y como tal no será desaprovechado por la oposición. Cementerios municipales que cierran los domingos, policías que no egresan porque docentes no entregan certificados por falta de pago y cámaras de seguridad certificadas que no están colocadas o no funcionan.

No hay reacción o los reflejos políticos están ralentizados. Contrarreloj, todo se vuelve más pesado y el calendario dice que ya casi no queda tiempo.

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